jueves, 18 de marzo de 2010

ESTÁ HERIDO EL TIRANOSAURIO.

“Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca;
quien se sienta a su mesa; quien se sienta a la mesa de los que
se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes
reciben de él el permiso de vivir”.
José Martí

La prensa oficialista cubana se deshace en infamias y mentiras contra los opositores pacíficos cubanos, Orlando Zapata Tamayo y Guillermo “Coco” Fariñas. Sólo dos razones pueden justificar esta reacción, la ignorancia supina sobre el tema y las personas aludidas por una parte, y la maldad en su versión más ruin de la otra.
La ignorancia vendría dada por el desconocimiento de la biografía de estos patriotas. En el caso específico de estos dos hermanos; uno obrero, el otro psicólogo, ambos nacidos después del triunfo de la revolución traicionada por su líder y por ende producto neto del proceso político y social que han sufrido los cubanos por más de cincuenta años. Jóvenes que participaron en cada momento de sus vidas de las tareas asignadas por la Revolución, hasta llegar en el caso del “Coco” a ser miembro de las tropas internacionalistas cubanas que combatieron en Angola.
¿Dónde se produjo el viraje de estos jóvenes que no eran burgueses, ni agentes reclutados por alguna potencia enemiga? El cambio vino, como en el caso de otras decenas o centenares de miles, en el momento que se percataron de que no sólo eran errores los que cometía la dirección histórica e inmutable de la revolución, sino también horrores. La dirección de la revolución ha mentido, calumniado, abusado, reprimido, expulsado del país, fusilado después de juicios sumarísimos, dejado que los campos se llenen de marabú, que las jóvenes se prostituyan, que más de dos millones de cubanos hayan emigrado por huir de los salarios miserables, el picadillo de soya, la insalubridad, los maestros emergentes, las brigadas de respuesta rápida y otros logros de la revolución.
El engendro jurídico llamado oficialmente Ley No. 88 de protección de la independencia nacional y la economía de Cuba, mejor conocida como ley mordaza, es un documento (bodrio) que reprime hechos considerados de carácter político y por ende no reprimibles en cualquier lugar del mundo. Todos los prisioneros de la primavera del año 2003, fueron juzgados según lo establecido en dicha ley, que a pesar de ser penal no forma parte del Código vigente, porque al tirano no le bastaron sus propias leyes para someter las voces disidentes.



Son muchos años de odios, miedos y mentiras, este sistema ya no aguanta más porque como dijo alguien, “se puede engañar a una parte del pueblo todo el tiempo, o a todo el pueblo una parte del tiempo, pero no a todo el pueblo todo el tiempo”. El recurso manido de descalificar a los opositores al hacerlos aparecer ante la opinión pública nacional e internacional como delincuentes comunes o agentes de una supuesta potencia extranjera ya no es creíble a pesar de que el régimen es el dueño absoluto de todos los medios de comunicación.
Zapata Tamayo sólo pedía ser tratado como un ser humano y un preso de conciencia que era. Fariñas sólo pide que sean dejados en libertad una veintena de hermanos presos por sus ideas, y cuya vida corre peligro por el delicado estado de salud que presentan después de siete largos años de injusto encierro. El que conozca estas verdades y apoye al régimen tiránico que destruye nuestra patria, es sencilla y llanamente perverso, como persona, como cubano, periodista, intelectual o parlamentario. El Parlamento Europeo y los que en el mundo se pronuncian a favor de los presos políticos cubanos, no lo hacen en contra de Cuba, sino de la tiranía que la oprime.
hildebrando.chaviano@yahoo.com
http://hchaviano5.blogspot.com

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