martes, 7 de septiembre de 2010

APOCALIPSIS HECHO EN CUBA

¿Será hablar de la guerra una nueva forma de hacerla? El pueblo se pregunta qué guerra nuclear puede ser esta dónde los que tienen el armamento nuclear no tienen interés en usarlo, y los que quisieran hacerlo no lo tienen. Atrás quedaron los tiempos en que un tiranuelo caribeño con ínfulas, amenazaba con lanzar unos cohetes atómicos que ni siquiera eran suyos, cobijado bajo la tutela del imperio soviético.
También quedaron atrás los tiempos heroicos de crear muchos Viet Nam y llenar Asia, África y América Latina de guerrillas, secuestradores, asaltantes de bancos, terroristas y narcotraficantes con su secuela de muertes inútiles. Esto es una versión mediática de la tendencia guerrerista que siempre conocimos y de la que la mayor parte de los cubanos vivimos orgullosos durante muchos años, cuando nos hacían creer, y creíamos, que nuestro país era una potencia mundial encargada por la providencia para derrocar y enterrar definitivamente al imperialismo norteamericano bajo la sabia dirección de nuestro máximo líder.
La desatención más absoluta a las reales necesidades del país fue el resultado de aquella nefasta política. Hoy recogemos los frutos de la utopía irresponsable; el alza de los precios de todos los productos de primera necesidad, el desabastecimiento de los mercados, la casi extinción de nuestra primera industria, la improductividad de la agricultura, la mayor parte de las tierras cultivables infestadas de marabú, estado deplorable de los hospitales, pérdida de muchas de las garantías de carácter social que para muchos justificaba la falta de libertades ciudadanas, un fondo habitacional en estado ruinoso y por último, para coronar el desastre, más de un millón de trabajadores quedarán desempleados y tendrán que buscársela como puedan.
Según dicen, estos han sido los efectos del neoliberalismo en América Latina, pero los cubanos no hemos conocido el neoliberalismo ni en sueños, porque nunca nos han querido explicar la otra parte del susodicho sistema económico. A cambio de eso, nos han entretenido con la amenaza de una invasión que nunca llegó porque nunca iba a suceder, y con la construcción de una sociedad más justa que no se ve por ninguna parte por más que trato de no ver las mansiones donde viven los dirigentes de la “revolución”, ni enterarme de las cuotas especiales de víveres y artículos de consumo que reciben como prebendas, ni de sus vacaciones en los cayos, en Varadero, Cancún, o París. Y venir a hablarme a mí de guerras nucleares.
hildebrando.chaviano@yahoo.com
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