El gobierno cubano se queda sin espacio para el diálogo interno, prepotencia y desespero lo mantienen en la empecinada posición de resolverlo todo entre ellos y a su manera. Los que piensan diferente no cuentan y el monólogo que empezó en enero de 1959 continúa hoy, pese a la manifiesta incapacidad de los líderes.
El próximo congreso del partido único llevará la frustración de los cubanos (todos), a niveles abismales, y las condiciones para generar una explosión social ya están creadas. No será la oposición pacífica interna la que forzará los cambios, tampoco los Estados Unidos o Europa, ni la comunidad cubana en el exilio; el propio pueblo hambreado y humillado se hará oír, y el Big Bang será un bostezo comparado con el gran reventón.
En realidad, siempre he podido parecer ingenuo en cuanto a la necesidad del diálogo oposición interna – gobierno, aún hoy me parece lo mejor, pero puede que el pueblo decida que lo mejor es que se vayan, así, sencillamente, y no jodan más.
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