martes, 30 de octubre de 2012

TRAUMAS




Que los negros tenemos complejos, según dicen algunos, puede ser verdad. Los complejos son causados por traumas que se quedan en lo más profundo del subconsciente de las personas, y estos traumas pueden ser recientes o muy antiguos; individuales o colectivos.
Los traumas raciales de los negros en Cuba provienen de la forma en que fueron traídos nuestros ancestros; secuestrados, encadenados, hacinados en embarcaciones precarias y almacenados después en infernales barracones, sometidos a vejaciones y golpizas, marcados como animales y obligados a trabajar como bestias para el beneficio de otros.
Nunca se sabrá con exactitud el número de esclavos muertos durante la travesía del Atlántico. El hambre y las enfermedades hicieron mella en gran número de ellos, otros, simplemente eran lanzados al mar cuando los barcos negreros eran perseguidos.
Los hechos narrados afectaron a todos los sobrevivientes, pero también a su descendencia. La marca de los hierros ardientes y los latigazos, no sólo dejaron cicatrices en la piel, sino en lo más profundo de las consciencias de los negros de todas las generaciones posteriores. El chasquido del látigo y los lamentos se pueden oír todavía.
Como si aquello no fuera suficiente, hoy los negros son mirados con desprecio, desconfianza y hasta temor. Ver un negro salir de una casa de blancos puede ser motivo de alarma para algunos vecinos, que se verán obligados a alertar al dueño y este tendrá que explicar que sí, que es el marido de su hija que está loca.
Con la figura del negro se hacen los chistes más ingeniosamente racistas que se puedan imaginar; el protagonista puede ser un vago, un ladrón, un ser torpe e incapaz o cuando mejor sale, un demonio erótico dotado de un falo enorme e insaciable que a unos llena de envidia y a otras hace soñar con persecuciones húmedas.
El esfuerzo que los negros cubanos hacen en la actualidad para imponerse, sobresalir, o simplemente sobrevivir, sólo es comparable con el que se veían obligados a realizar para comprar su libertad y la de sus hijos.
Cada día los negros compramos  nuestra libertad, o nos empalencamos, o cargamos al machete contra una injusticia o un injusto. Como en los viejos tiempos, somos merecedores del reproche de la sociedad blanca por rebeldes, o por hablar demasiado alto, o preferir resolver algunos problemas simplemente de a hombre, o porque nos gusta bailar, o adoramos los elementos de la naturaleza. La cuestión es que estamos sometidos a la constante vigilancia de cada uno de nuestros actos y eso, en realidad incomoda.
Los blancos que nos tildan de acomplejados deberían revisar en sus gavetas si no tienen algún complejo escondido como el de amo, o el de rancheador, o el de capataz de ingenio, porque es hora de que se estudie no sólo el problema negro en Cuba, existe además el problema blanco, que engendró todos los demás y los mantiene.
A estas alturas, deberíamos buscar acomodo y aprender a convivir en este país de todos, porque los negros no vamos a regresar a África, a donde ya no pertenecemos, y  no se les puede pedir a los blancos que regresen a Europa aunque sean minoría étnica.
Las calificaciones, o descalificaciones, como quiera llamárseles, por motivos raciales, denigran tanto al sujeto que las recibe como al que las emite. La discriminación afecta moral y espiritualmente a ambos lados de la ecuación, y cuando la parte dominante es menor en número que los dominados, esto, además de criminal, es estúpido, porque aunque económicamente sean superiores, dependen en buena medida  del  talento y la fuerza de trabajo de aquellos en apariencia inferiores.
Sin la participación de los negros, no hubiera habido guerras independentistas, y la sociedad cubana de los siglos XVIII, XIX y primera mitad del XX, no habría alcanzado la pujanza económica y cultural que la caracterizó. Si algo sirvió de savia al proceso político y social posterior al primero de enero de 1959, fue la incorporación masiva de los negros, esperanzados en los cambios anunciados.
Como quiera que el mencionado proceso se convirtiera en una gran trituradora de sueños, ahí fueron a parar también los de los negros, víctimas dobles por el estigma de la piel y por desposeídos. ¿Podrá entonces culparse a esta raza sufrida por tener recelos, desconfianzas, rencores y en general mantenerse en una actitud defensiva y hasta cierto punto hostil?
Los estudiosos algún día podrán ayudar a rescatar la verdadera identidad del negro y su papel en la sociedad, a realzar la dignidad de su condición humana y liberarlos de la humillación de tener que agradecer eternamente supuestos favores mesiánicos.
La sociedad cubana está en deuda con los negros y lo seguirá  mientras el tratamiento de la discriminación no acabe de salir del plano de alguna que otra expresión dulzona, un discursito contemplativo y la conmemoración casi en secreto de algún hecho memorable.
La historia de los negros en Cuba debe ser una asignatura impartida desde los primeros grados de la enseñanza primaria y no aparecer diluida y minimizada a lo largo del aprendizaje general, donde la ideología devora la esencia del conocimiento y hace aparecer a los negros, salvo excepciones, como entes oscuros, incultos y poco dados a vivir en sociedad, totalmente despersonalizados y sin raíces propias.
Hay mucho mérito en los negros cubanos y podemos sentirnos orgullosos porque somos una raza que ha ayudado con su inteligencia, esfuerzo y valor, a construir una nación que aunque está a medio hacer, nos pertenece y le pertenecemos por derecho propio.


martes, 16 de octubre de 2012

Por La Voluntad Totalitaria.


 

Se van la carta de invitación y el permiso de salida. Con condiciones, claro está. El señor feudal se niega a que sus siervos gocen de total libertad para viajar. Los cubanos son considerados de esta forma, propiedad del gobierno.
Estas disposiciones animadas por el interés en controlarlo todo, a la vez que sacarle el máximo de beneficios para su bolsillo, son dos de las muchas disposiciones absurdas promulgadas por el silencioso en jefe, al decir del propio Raúl Castro, que hacen la vida de los habitantes de esta tierra un infierno.
Los alegatos de que estas normas fueron creadas para defenderse de supuestas agresiones venidas del norte y proteger el país contra la fuga de cerebros, son dos mentiras que por repetidas, no llegan a convertirse en verdades; si los cubanos buscan escapar masivamente del paraíso socialista, no es porque  a los americanos les interese, es porque aquí no ven futuro ni presente; en muchos casos no pueden aplicar lo aprendido y cuando lo hacen, lo que devengan no les alcanza para sufragar las necesidades más elementales. Ver un médico taxista o un ingeniero portero de hotel, es común en Cuba.
La emigración en Cuba fue criminalizada desde el mismo año 1959. Unos por batistianos, otros por burgueses, desafectos o escorias que podían irse por innecesarios y no queridos. Al final, todos enemigos de la revolución. Ahora se les hacen guiños a los emigrantes-exiliados, porque una de las principales fuentes de ingreso a las finanzas del país proviene de los gusanos de ayer, mariposas hoy.
Por otra parte, los profesionales cubanos no le deben nada al gobierno, dado que su educación la sufraga el salario esquilmado de los trabajadores y los dos años de servicio social que cada uno está obligado a realizar ganando una miseria. La educación en Cuba, no es gratuita, eso es otra mentira.
No espere nadie una normalización del sistema migratorio cubano. Lo que puede ser normal para este gobierno, es una aberración en cualquier otra parte del mundo. El gobierno y estado cubanos se sitúan por encima del ciudadano, invierten la relación, y es el ciudadano quien se convierte en un servidor del sistema. En esto consiste el socialismo, la élite gobernante decide por el individuo anulado en sus más elementales derechos, y lo hace pagar.


martes, 9 de octubre de 2012

De la Detención.



 Un ciudadano es detenido por agentes de la Policía Nacional Revolucionaria y conducido a una unidad, donde, sin ser acusado de delito alguno, es mantenido en un calabozo durante tres días.
Ley de Procedimiento Penal.
Artículo 241. Nadie puede ser detenido sino en los casos y con las formalidades que las leyes prescriben.
Artículo 242. Cualquier persona puede detener:
1)      al que intente cometer un delito, en el momento de ir a cometerlo;
2)      al delincuente infraganti;
3)      al que mediante la fuga haya quebrantado una sanción de privación de libertad o una medida de seguridad detentiva, que esté cumpliendo;
4)      al acusado declarado en rebeldía.
Artículo 243. La autoridad o agente de la policía tiene la obligación de detener:
1)      a cualquiera que se halle en alguno de los casos del artículo anterior; se haya fugado encontrándose detenido o en prisión provisional; o exista contra él orden de detención;
2)      al acusado por delito contra la seguridad del Estado;
3)      al acusado por un delito cuya sanción imponible sea superior a seis años de privación de libertad;
4)      al acusado por cualquier delito siempre que concurra alguna de las circunstancias siguientes:
a)      que los hechos hayan producido alarma o sea de los que se cometen con frecuencia en el territorio del municipio,
b)      que existan elementos bastantes para estimar fundadamente que el acusado tratará de evadir la acción de la justicia.

En resumen, para ser detenido debe haberse cometido un delito o estar en vías de cometerlo. Las detenciones a disidentes, aún las que sean por pocas horas, son siempre ilegales.


Cadáveres Amados.



Loable que haya un día para las víctimas del terrorismo de estado. Podrían incluirse con todo derecho a los 41 cubanos, entre ellos 11 niños, que murieron el 13 de julio de 1994 en el hundimiento premeditado del remolcador “13 de Marzo” frente a la bahía de La Habana; a los cuatro pilotos de “Hermanos al Rescate” pulverizados por un Mig de la Fuerza Aérea cubana sobre aguas internacionales; a Laura Pollán, Oswaldo Payá, Harold Cepero, Orlando Zapata Tamayo; las decenas de miles de presos políticos (recordar a los 75 de la Primavera Negra del 2003) que han poblado las más de doscientas cárceles del régimen, los miles de fusilados, entre ellos tres jóvenes de raza negra fusilados por tratar de secuestrar una lancha, y los millones de exiliados que no pueden entrar  a su país sin el permiso del gobierno.
Es bueno recordar a los muertos, pero no disfrutarlo. Es característico de este régimen vampiresco, celebrar los derramamientos de sangre con carnavales, desfiles y concentraciones, cuando se deberían celebrar con respeto y recogimiento.
Pero el respeto es ajeno a la naturaleza del gobierno cubano. Utiliza los muertos propios y ajenos como material de propaganda política; y hasta a los no muertos, como los cinco espías presos en cárceles norteamericanas, víctimas de la arrogancia oficial.
No es sólo  el 6 de octubre un día luctuoso para los cubanos, el almanaque está lleno de fechas aciagas que comenzaron el primero de enero de 1959, y no se sabe hasta dónde llegue. Quizás dependa de la cantidad de testosterona de los cubanos, que han preferido hacerse eunucos a sí mismos como diría el Apóstol.