martes, 11 de junio de 2013

Como el Rabo de la Vaca.



Según el Panorama Económico Social Cuba 2012, la economía cubana creció un 3,0% lo cual, de ser cierto, no tendría nada de despreciable, pero casi nunca los números fríos nos dicen toda la verdad. No es cuestión de ponerse a sumar por cientos, que cuando la matemática es seria no son sumables.
Por muchas instalaciones hoteleras que se construyan y por más tiendas recaudadoras de divisas que se abran, los cubanos siguen sin tener acceso a dichas instalaciones ni pueden comprar más allá de un litro de aceite al mes, esto si la remesa enviada desde el exterior alcanza. El incremento en la actividad de los sectores de comercio y construcción, no impidió que la agricultura, a pesar de todas las medidas de emergencia tomadas, decreciera en 1,2 %, el resto de los sectores alcanzó si acaso, un poco más de la mitad de lo previsto.
Según el informe oficial, la construcción incrementó su nivel de actividad; pero en pleno barrio habanero del Vedado, hay decenas de inmuebles que se caen a pedazos sin posibilidad de ser reparados, el hotel Capri y el edificio Someillán están en reparaciones desde hace tanto tiempo, que parecen olvidados, el edificio del Retiro Médico se resquebraja por dentro y por fuera a la vista de todos, y los pinareños que vivían en facilidades temporales después de perder sus viviendas en el último ciclón, ahora con las recientes inundaciones,  también han perdido los locales que les servían de albergue.
Para los sin casa la economía no creció, como tampoco creció para los niños que siguen sin tomar leche después de cumplir siete años, ni para los ancianos que ganan 200 pesos de pensión y ni la cucarachita Martina les gana a la hora de decidir qué se compraran con tan magra jubilación. Lo mismo piensan las jóvenes que se niegan a parir con un futuro tan incierto y prefieren abandonar su país y probar suerte hasta en África, continente no apto para vivir según las noticias que  llegan.
 El problema de la economía cubana, está dado por un factor que los dirigentes se empeñan en no aceptar. La falta de libertad es el lastre que afecta la agricultura,  la construcción y cualquier otro sector de la producción o los servicios. Ni leyes, ni controles, ni exigencia, ni disciplina, mientras los cubanos no sean libres de hecho y de derecho, el gobierno tendrá que depender de la exportación de médicos y de las remesas familiares como fuentes de ingresos más sólidas.
Los médicos, aunque saben que son explotados miserablemente, aceptan cualquier misión en el extranjero con tal de mejorar en algo sus necesidades materiales y con suerte y mucho sacrificio, hasta podrían comprarse un carrito. Los familiares en el exterior  por su parte, con generosidad ayudan a los que se quedaron, aunque en su momento los hayan calificado como gusanos de mierda, apátridas y traidores.

No hay comentarios: