martes, 24 de septiembre de 2013

Viva la Paz, Pero Que no Sea la de los Sepulcros.

 

Parece que todo no va a ir más allá de una exhibición de músculos, la diplomacia montada en portaviones de Obama ha dado frutos, por ahora. A la propuesta del Secretario de Estado norteamericano de que el golpe militar podría evitarse si el dictador sirio entregaba las armas químicas, el Kremlin se apuró a recoger la señal y el gobierno sirio encontró la puerta por la que salir con un poco más de tiempo y algo de dignidad.
Una guerra nunca es deseable, pero la posición del Presidente norteamericano dejó establecido con total claridad que los abusos genocidas de un gobernante contra su propio  pueblo, no pueden ampararse en los tan llevados y traídos principios de la soberanía y la libre determinación, ambos preferidos por las dictaduras izquierdistas, árabes y otras hierbas que ni los chivos se comen.
A nadie se le ocurriría alegar que ni los vecinos, ni la policía pueden penetrar en una casa para detener la golpiza que el cabeza de familia le propina con todo entusiasmo a la madre de sus hijos en presencia de estos, solo porque la casa está a su nombre  y el los mantiene. Lo mismo pasa con Bashar Al Assad y otros, que ahora lo pensarán dos veces antes de hacer lo mismo.
Mientras los sirios eran masacrados en las calles durante más de dos años, Rusia, China y algunos gobernantes de América Latina y otras regiones del mundo, hicieron silencio, o culparon a los que caían por alzarse contra la tiranía. Nadie veía los crímenes, esos muertos no eran importantes para los amigos de Al Assad. Ahora sí, están preocupados porque Estados Unidos  decidió poner fin a  la carnicería aunque tenga que ser por la fuerza que es el único lenguaje que entienden algunos.

(Publicado en Primavera Digital)





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