martes, 2 de septiembre de 2014

Más de Prostitutas Callejeras y Policías Corruptos.


Publicado  por Primavera Digital Sin Censura. (Texto corregido y aumentado)
“Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.” Jos. 6:25

Mientras en el mundo se combate cada día cualquier forma de discriminación, de pronto aparecen retrógrados ultraconservadores que insisten en segregar a algún sector o grupo de la sociedad por razones prejuiciadas. Lo mismo da que sean de raza negra, que homosexuales o prostitutas, el prejuiciado utiliza una escala de normas y valores propios que pretende aplicar al resto de los humanos.
Un señor muy serio, profesional e inquisitivo se levantó en alguna ciudad del primer mundo para amonestar un artículo de este periodista publicado por el semanario digital Primavera, en defensa de las casi niñas prostitutas de La Habana,  víctimas propiciatorias de chulos, policías corruptos y extranjeros  depravados que las usan y en el  mejor de los casos,  llegan  a la condescendencia de apiadarse de las chicas que se quedan dormidas a medianoche mientras esperan un ocasional cliente, según declara en un correo electrónico el propio inquisidor.  
Muy por el contrario a lo que piensa el señor Elías Farfán, siempre, todo medio, momento y lugar en cualquier parte del mundo, es bueno para defender a las víctimas de abusos sean estos negros prietos, indios, transexuales o prostitutas, porque en ningún caso su color de piel, origen étnico, preferencia sexual o actividad profesional, los convierte en criminales o apestados.
Una mujer dedicada al oficio de la prostitución no tiene porqué sentir vergüenza ante señoras mojigatas que no satisfacen a sus maridos y hombres hipócritas que de día las critican y de noche buscan sus servicios.  Los policías que les cobran a estas trabajadoras dos o más pesos convertibles (CUC) por permitirles trabajar cada noche en las calles de la capital cubana, son verdaderos delincuentes que merecen ser castigados y la prensa tiene el sagrado y objetivo deber de  denunciar lo incorrecto y en la medida de lo posible, defender a las víctimas,  aunque lo amenace la censura o el quedarse sin empleo. Otra cosa sería una desvergüenza. Aunque haya suecos con seudónimos bíblicos que prefieran “hacerse los suecos”.


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