martes, 28 de octubre de 2014

Wi-Fi a lo cubano.





Un grupo de ancianos empecinados somete a Cuba al oscurantismo del siglo XXI. Los cubanos no tenemos libre acceso a Internet, ni siquiera por Wi-Fi, simplemente porque a nuestros gobernantes no les da la gana en su miedo a perder la más mínima cuota de poder.
La información es poder y a los sátrapas criollos les duele que este asunto de la democratización de las comunicaciones se les escape de las manos. Cierta vez “el innombrable”, en uno de sus arranques de soberbia, dijo sin ningún pudor que el pueblo no estaba preparado para leer los cables de las agencias de noticias internacionales, de ahí la necesaria censura a una población con uno de los más altos índices de escolarización del mundo. ¡Oh, paradojas de los dictadores!
Hoy Internet es bastante más que amenazadores cables trasmitidos por prehistóricos teletipos y la dictadura lo considera un verdadero peligro para su existencia. Los cavernícolas que gobiernan en Cuba no piensan en el atraso económico y cultural a que someten el país a cambio de sus propios intereses egoístas.
Con el  Wi-Fi no hay justificaciones posibles, aquellas historias de que si el cable de La Florida no es seguro, que si el de Venezuela se rompió, que si el bloqueo americano no nos deja conectarnos, pues bien, los avances tecnológicos han dejado al descubierto las mentiras. La conexión inalámbrica es tan barata y fácil de instalar que en muchos lugares el acceso a Internet por esta vía es gratuito.
El gobierno cubano es un gobierno de mentirosos que quieren seguir gobernando con la mentira aunque para ello tengamos que regresar a la época de las cavernas y comunicarnos con tambores y señales de humo o mejor aún, no comunicarnos.
Hace unos días dieron la noticia en la edición de las doce de la noche del noticiero nacional de televisión, que se habilitará servicio de Wi-Fi en Bayamo, ¿cuántas computadoras habrá en dicha ciudad?, pero eso no es todo, el servicio permitirá nada más y nada menos que la obtención de películas cubanas y libros, hasta ahí. ¡Qué éxito!, demos vivas a los benefactores del pueblo bayamés, después del incendio y el himno, este es el acontecimiento más importante acaecido en aquel bello rincón del país.
Hay que ser cínicos para  al cabo de tantos años de atraso tecnológico aparecerse con esta pantomima que no se sabe a quién pretende engañar. Tal vez ahora los amigos del régimen cubano aplaudan  este gesto como una muestra más de los cambios que se están produciendo en Cuba con la “actualización del modelo socialista”.
Los cambios en realidad se están produciendo, muy a pesar de los deseos de los reaccionarios de siempre, no obstante  ser en gran medida simbólicos por la poca repercusión que tienen sobre la economía nacional y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población..
¿Qué le falta al gobernante cubano para permitir que sus compatriotas se pongan al nivel de los bolivianos, venezolanos y demás vecinos de América Latina y el Caribe en lo que se refiere al uso   de las nuevas tecnologías de la comunicación?
No es dinero ni permiso del gobierno norteamericano, es valor político y sentido común lo que necesita Raúl Castro para poner a Cuba en el lugar que le corresponde, permitiendo que se desarrollen todas las potencialidades latentes en un pueblo laborioso y abnegado que ha sabido soportar estoicamente más de medio siglo de mala administración.

Una Infancia Revolucionaria.




        


Mi vida está marcada con la imagen y los discursos de Fidel Castro, cuando los barbudos entraron a La Habana, yo tenía ocho años de edad, o sea, que a esa temprana edad lo vi por primera vez, trepado en un vehículo militar disfrutaba la aclamación del pueblo que lo saludaba con banderitas cubanas y del 26 de julio.
De inmediato vinieron los discursos en el Palacio Presidencial que pronto dejó de ser suficiente, por lo que se mudó para la Plaza Cívica, hoy Plaza de la Revolución. Cuando había discurso la gente iba hasta con agua y merienda porque eran  jornadas maratónicos de horas y horas de hablar sin parar.
Las comparecencias ante la televisión no se quedaban detrás en cuanto a verborrea y poses. Pero la televisión no era solo discursos, también se televisaban fusilamientos y juicios como el de Sosa Bravo y el de un personaje controvertido conocido por,  Marquito, el cual fue traído desde México  y acusado de delatar a unos revolucionarios muertos en un tiroteo  con fuerzas policiales de la anterior dictadura.
Recuerdo al líder máximo cuando anunció su renuncia-golpe de estado al Presidente Urrutia, el que dicho sea de paso, no había sido electo sino designado; sus ofensas a José Figueres, Presidente de Costa Rica, al cual le endilgó el mote de Pepe Cachucha; a Logendio, embajador de España, lo calificó de burro; al argelino Abdelafiz Bouteflica le parodió el nombre y le cantó buteflí-buteflá cuando este derrocó a Ben Bela; se refirió a Mao Tse Dong como viejo chocho, a Carter le llamó manisero y mostró en público toda su descompostura con Gorbachov, Vicente Fox y Mario Vázquez Raña por aquello de los Juegos Panamericanos.
En todos esos años lo vi anunciar proyectos económicos y condenas a  muerte, fracasos y guerras, ollas de presión y chocolate en polvo, aumentos salariales y catástrofes ecológicas. En cada evento de cierta envergadura tenía que aparecer, hasta en los velorios tenía el  protagonismo, mientras  el muerto debía conformarse con un papel secundario.
Todavía hoy, a pesar de que su figura no está apta para ser televisada, se le ve en alguna que otra fotografía y aparecen a su firma ciertos escritos incoherentes que en algo recuerdan su manera de expresarse  cantinflesca y  resentida.
No obstante, aún se le puede ver  reproducido en cada dirigente que copia sus poses, su manera de hablar y hasta los desplantes y groserías con que pretenden encubrir su ineptitud. Hace pocos días uno de estos, al anunciar festinadamente ante un auditorio  muy oficial que los resultados de las reformas raulistas se verían para el 2030, recibió  la repulsa  de los presentes, algo desacostumbrado. La respuesta de este señor fue golpear la mesa para hacer callar a los atónitos y revolucionarios inconformes, vaya manera de practicar el debate y la crítica, el comandante estaría orgulloso de ver que su mal ejemplo es seguido por este energúmeno casi sesenta años después de su entrada triunfal en La Habana.


Entre Vagos y Corruptos.





“El futuro pertenece por entero al socialismo”. Con esta histórica frase se dio por hecho que lo mejor para Cuba y el mundo era este sistema en la actualidad bastante desgastado y remendado, no solo fracasó en la Unión Soviética y el resto de los países socialistas europeos, sino que la República Popular China y la República Democrática de Vietnam, desistieron de continuar con el experimento, el gobierno de la República Popular Democrática de Corea, que no es ni democrática ni popular, insiste en la locura a pesar de que en ese país las hambrunas son crónicas y pandémicas.
Más acá, en esta América de caudillos y dictaduras, se  trata de establecer tardíamente. Siguiendo el ejemplo de Cuba, esos países aspiran a que todos sus habitantes se alimenten mediante una libreta de racionamiento, a que la moneda con la que pagan el salario de los trabajadores no valga nada, a niños sin leche a partir de los siete años de edad,  jubilados viviendo con el equivalente a menos de diez dólares mensuales y  una improductividad crónica. Venezuela, líder en ese empeño, será el único país del continente cuyo PIB decrecerá en el presente año. José Martí reconoció bien temprano los peligros de la idea socialista cuando  anunció:
“Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras: el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y la rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados.”
Pero Martí no alcanzó a ver el socialismo en vivo, real, el que no solo produce ambiciosos, sino corruptos y vagos, pues ambos tipos también son necesarios para completar el proyecto; los corruptos se valen de cualquier bajeza para aprovecharse, y los vagos solo esperan por las migajas que los corruptos dejan caer en el banquete. El socialismo es un sistema hecho a la medida para ambiciosos, corruptos y vagos, de ahí que tenga tantos adeptos de cara al futuro.

La Disidencia y La Rendición de Cuentas.





Se aproximan las reuniones de rendición de cuentas de los delegados del Poder Popular y la mayor parte de los disidentes le vuelven la espalda al proceso, y con razón. Por lo general los candidatos que salieron electos fueron propuestos en su mayoría por el Partido Comunista y en la práctica muy poco pueden hacer a favor de sus comunidades.
Estas son dos razones que provocan el desaliento y la consiguiente falta de interés en las  asambleas, desaliento que alcanza a los vapuleados Delegados, convertidos en simples cajas de resonancia de los problemas existentes, sin ningún poder real.
Aunque todo esto es cierto, el retraimiento de los opositores los aísla de sus vecinos y sus problemas, con lo que estos se encuentran abandonados a su suerte y ven impotentes como el gobierno local no resuelve nada y la disidencia del barrio está demasiado ocupada en asuntos de connotación nacional o mundial que en medio de tanta miseria nadie entiende o no le interesa.
Mientras, las cuatro calles del barrio están llenas de huecos y los niños chapotean en las aguas albañales que corren como ríos de mierda, las esquinas son basureros donde  moscas y ratas tienen un pacto de buena vecindad y el agua potable es traída en camiones cisterna pagados por los electores.
Los opositores podrían participar en las reuniones de rendición de cuentas del Poder Popular, abogando por la solución de los problemas de ese pequeño sector del  pueblo de Cuba que convive en el barrio, come el mismo pan malo y ve a diario las mismas tiñosas sobrevolar los destruidos tejados cubiertos de tendederas y palomares. Nada se pierde con probar y se puede ganar mucho en capital político que no tiene que venir de afuera.


Cuba Perdida.





La oposición se dispersa, cada cual atiende a sus propios intereses, el gobierno se atrinchera en sus doctrinas y se aleja más de la realidad mientras el país se fragmenta en deseos, frustraciones, corrupción, destituciones y  mentiras.
A los jóvenes, el futuro de la patria, solo les interesa irse del país o fingir fidelidad eterna al régimen mientras roban, malversan y trabajan lo menos posible. De política, no quieren ni oír, le tienen un miedo a los chivatos y a la policía política que se cagan; prefieren hablar de ropa, restaurantes y discotecas, la frivolidad, la grosería y el egoísmo reinan entre las nuevas generaciones con las que ya nadie cuenta para  fabricar el hombre nuevo.
Oportunistas, cobardes, ignorantes y envidiosos llenos de odio, nutren las filas de los que se manifiestan en cuanta actividad oficial se organiza para dar loas al fracasado sistema socialista y a los más fracasados aún gobernantes de la dictadura más larga, sangrienta y hambreada de América.
Una mentira repetida mil veces no se convierte en una verdad. Sostener y defender que hay que vivir eternamente agradecidos por la gratuidad de los servicios médicos y educacionales es una mentira. El Estado cubano esquilma el salario de los trabajadores para garantizar una salud y educación pública mediocres, mientras que de ese mismo salario robado sale la gran vida que se dan los dirigentes,  históricos y  no históricos.
Los jóvenes cubanos no son capaces de reconocer el engaño porque están entrenados desde la cuna para ser ciegos servidores de esta locura que nos lleva directamente a una sociedad fallida donde la dictadura se ahoga en su propia inmundicia y arrastra a millones de personas al holocausto final con muchas penas y ninguna gloria. Los que alcanzan a darse cuenta deciden que no vale la pena luchar, que de aquí hay que irse a como de lugar.