lunes, 18 de mayo de 2015

Ver para Creer.


Publicado en DDC
El diario “Granma”, en su edición del miércoles 15 de abril, trae un tímido mensaje de apertura escondido en un artículo dedicado al sistema electoral cubano. La mención de que -“En el proceso de elecciones a delegados a las Asambleas Municipales el voto se caracteriza  por ser: libre, igual, secreto, directo, nominal y preferencial  (Prieto Valdés y Pérez  Hernandez, Cuba)” puede que no llamara la atención de muchos lectores que prefieren ir directo a la página deportiva o a la cartelera de la televisión cubana, acostumbrados a que el susodicho órgano de prensa no diga casi nunca algo digno de ser leído.
Sin embargo, esta vez los mencionados autores hacen un aporte a la mismísima Constitución de la República cuando explican por qué el voto es igual, y es que “todo ciudadano tiene derecho a un solo voto y con igual valor, sin tener en cuenta raza, creencias religiosas, color de la piel, posición política.”
El texto, aunque incompleto en mi opinión, está avalado e inspirado  a todas luces en el Artículo 42 de la Constitución cubana, que expresa: “La discriminación por motivo de raza, color de la piel, sexo, origen nacional, creencias religiosas y cualquier otra lesiva a la dignidad humana, esta proscrita y es sancionada por  la ley.”
La sustitución no obstante, de “cualquier otra lesiva a la dignidad humana”, por la más específica “posición política”, llama la atención por ser primera vez que en el órgano oficial del partido comunista aparece una mención admitiendo que en Cuba existan diferentes posiciones políticas y sobre todo, que tienen igual valor.
El reconocimiento expreso por los juristas mencionados de que el pensamiento político cubano no es uno solo, sino que es rico en su diversidad como en cualquier otro país  del globo, es el primer  gesto público que podría conducir al levantamiento del férreo bloqueo a las ideas impuesto desde el año 1959. Algunos quizás piensen que el gobierno está manipulando un tema tan sensible para congraciarse con algunos amigos antiguos y nuevos, pero a esta altura especular con palabras  bonitas no parece inteligente.
Por otra parte, y arriesgando que me acusen de soñador, iluso y hasta colaboracionista, esto bien podría ser el antecedente de los futuros cambios anunciados en una Constitución obsoleta cuyas raíces datan de 1917 y que dejó de ser justificable hace mucho sobre todo en América Latina, entorno natural en el que Cuba busca insertarse pero donde la izquierda no es roja del todo sino más bien rosada, respetando de manera general la economía de mercado y las instituciones democráticas.
En realidad la excepción al pragmatismo político de la izquierda latinoamericana lo constituye la Venezuela chavista que tomada de la mano de Castro I dio un salto al abismo en el cual no parece querer acompañarla Castro II, que cada vez se aleja más de su antecesor desbaratando como puede  el andamiaje absolutista heredado.
Triana Cordovi en Economía, Prieto Valdés y Pérez Hernández en Derecho, son por el momento aisladas voces autorizadas cuyo discurso académico no tiene nada que ver con el socialismo real defendido a gritos y golpes en Panamá hace unos días.
Toda la sociedad cubana está en el deber de forzar los cambios necesarios. De la misma forma que según esos ilustres profesores es igual de válido el voto de los que tienen diferente posición política, así lo es la candidatura de cualquiera que no profese la fe comunista.
La discriminación motivada por razones de ideas políticas es tan lesiva a la dignidad humana como la discriminación racial y un cambio al respecto en el discurso oficial atemperado a los tiempos que corren, iría en el camino de sustituir los absurdos odios ideológicos por la tolerancia y el dialogo civilizado entre todos los cubanos, por el bien de Cuba.


Solidaridad o Productividad.


Publicado en Amanecer Habanero
Solidaridad, esa es la palabra preferida de los gobernantes cubanos. Gracias a la solidaridad de la ex Unión Soviética, se mantuvo con vida el experimento llamado revolución                                         desde principios de los años sesenta hasta el derrumbe definitivo del imperio; grandes y costosos planes sociales en los renglones de la salud pública y la educación fundamentalmente, pleno empleo sin productividad e incluso cooperación gratuita con gobiernos amigos.
Todo esto a costa de lo producido por los trabajadores del gigante euro asiático, obligados a subsidiar la debacle económica cubana, sin esperanzas de recuperar alguna vez ni la más mínima parte de su esfuerzo.
A partir de la improductividad alcanzada por los trabajadores cubanos lo mismo en los campos que en fábricas y talleres, los préstamos y donaciones se convirtieron en algo de vida o muerte para Cuba. El dinero y demás recursos venidos de la madrecita URSS evitaron  en más de una ocasión el colapso del país.
No obstante toda aquella ayuda, las autoridades cubanas lejos de invertir  en desarrollar la industria o la agricultura aplicando nuevas tecnologías, se dedicaron a apoyar, promover y financiar guerrillas e invasiones mientras lo que resultó ser la inversión coyuntural, se centró en la formación de médicos destinados más tarde a la exportación, y en la construcción de hoteles para turistas extranjeros.
La inversión, porque  de alguna forma ha de llamarse a la explotación a que se ven sometidos los médicos y demás trabajadores cubanos en el exterior, ha servido para salvar por el momento las finanzas del Estado cubano, al convertir las llamadas misiones de colaboración en la principal fuente de divisas con que cuenta el país junto con las remesas familiares y en menor medida el turismo.
Por supuesto que de estos tres renglones, el único que aporta al producto interno bruto es el turismo, de ahí que una vez más el anhelado crecimiento económico es en realidad un espejismo, y el sostén que todos esperan es la llevada y traída solidaridad, da lo mismo que la ayuda venga de Venezuela que del Congo, lo que hace falta es que llegue para mantener la imagen de que el socialismo en Cuba va viento en popa y el desarrollo sostenible solo depende de lo que los amigos puedan aportar.
En esta batalla eterna en procura de ayuda, el gobierno cubano sufrió un encontronazo cuando hace unos días un alto representante del gobierno chino de visita en La Habana, dijo una frase lapidaria, lo que buscan los chinos en las relaciones con otros países es una política de “ganar-ganar”, o sea, que no  van a regalar nada, pero dejan ver la oportunidad de obtener beneficios mutuos en una relación comercial normal donde ningún país se convierta necesariamente en la sanguijuela de otro invocando la solidaridad. Por supuesto que estos planteamientos egoístas propios del capitalismo en el que han sucumbido los camaradas chinos, no deben haber caído nada bien entre los esperanzados camaradas de La Habana.
Todavía a estas alturas el gobierno cubano prefiere la ayuda del exterior antes que el desarrollo de la propia economía, haciendo gala de una maña especial para practicar la mendicidad y a la vez lucir victorioso.
Cada vez que a lo largo de nuestra historia socialista la economía cubana parecía ir bien, coincidía  con un incremento de la ayuda exterior que falseaba los verdaderos resultados como ocurrió en los años ochenta cuando veíamos los hoy añorados “mercaditos” llenos de productos provenientes del bloque soviético y que dicho sea de paso, nunca se pagaron.
La proclamación del periodo especial para tiempos de paz fue el reconocimiento oficial de que lo poco o lo mucho que se había logrado hasta ese momento en todos los órdenes, no era debido a la dirección magistral del país por el líder absoluto y su partido único, ni por las bondades del sistema político y económico vigente, sino por la condición de satélite privilegiado de la URSS que ostentó Cuba por tres décadas.
De continuar en la creencia de que la mejor opción es la economía estatal centralizada ahora en feliz concubinato con los capitalistas inversores extranjeros, el país seguirá empobrecido y azotado por la corrupción y la ineptitud de los mandamases criollos, sumadas a la falta de escrúpulos de los señores capitalistas que los ayudarán a construir el socialismo o lo que es en realidad, un modelo de capitalismo monopolista de estado pasado de época y con demostrada disfuncionalidad.






Resucitar el pasado.


Publicado en DDC
Aunque parezca increíble, el modelo económico que pretende imponerse en esta Cuba del siglo XXI, data de los comienzos del siglo pasado. Su antecedente es la llamada nueva política económica (NEP), propuesta por Lenin cuando los primeros pasos del socialismo real eran demasiado tambaleantes y el hambre, eterna compañera de ese sistema, amenazaba con  no dejar un ruso vivo. Después llegó Stalin y aquello quedó en el olvido.
Lleno de entusiasmo, un periodista del diario Granma canta loas al líder bolchevique y a su seguidor en las Antillas, y presenta como algo novedoso lo que no fue más que una medida de emergencia encaminada a enfrentar errores previos de cualquier modo consustanciales al sistema y por ende inevitables.
La idea  de que el Estado sea el único propietario de los medios de producción lo convierte de hecho en dueño de los propios trabajadores. Esta fue una idea que pudo parecerle buena en 1920 a Vladimir Ilich, pero exhumarla casi cien años después es sencillamente necrofilia. Que la experiencia estalinista  aplicada en Cuba haya resultado un absoluto fracaso, no valida a la nueva política económica de Lenin que de nueva no tiene nada.
El Estado ha demostrado en toda época y lugar ser un pésimo administrador y el asunto va más allá de posiciones ideológicas, se trata de la corrupción institucional que genera al estilo de las empresas Aero Caribbean  y Rio Zaza en Cuba, y Petrobras en Brasil, y dejo la lista ahí para no aburrir. Cuando se dice que el pueblo es propietario de  los medios de producción, el administrador de esos medios se lo cree, y en nombre del pueblo se siente en el derecho de disponer de ellos a su antojo, generalmente para su propio beneficio o por simple populismo.
Lo anterior ha sido la norma, ningún sistema de control por bien concebido que sea puede evitar que el robo, el soborno, la prevaricación, el cohecho, y demás delitos derivados de la falta de transparencia del sistema, y la impunidad de los dirigentes, continúen golpeando la economía y la moral de la sociedad.
En realidad, es tan engorroso lograr en nuestro país algún resultado económico medianamente aceptable, que las sustituciones, demociones, truenes y defenestraciones, son una práctica habitual y aceptada por los administradores y demás dirigentes de organismos y empresas estatales como obra del destino. Ni siquiera la posibilidad de ir a prisión logra inhibir a los malversadores y mil cursos de economía no son suficientes para hacer que funcione lo que nació disfuncional en 1917.
Las quince repúblicas soviéticas, la decena de países satélites del este de Europa, la China comunista, Vietnam y Yugoslavia, tuvieron que sacudirse de encima el sistema de economía estatal centralizada para salir del subdesarrollo tercermundista en que se encontraban durante la gloriosa época de la construcción del paraíso en la tierra. Los países cuyos líderes siguen con empecinamiento las banderas del marxismo-leninismo (Corea del Norte y Cuba), son ejemplo vivo de lo que no se debe hacer, ambos países superviven gracias a la ayuda suministrada por amigos y enemigos capitalistas.
Venezuela, inducida al socialismo real por el campeón de los planes económicos fracasados, se enfrenta a su versión andina del periodo especial para tiempos de paz y para no ser original, culpa del desastre  a los especuladores, a los capitalistas vende patria, a los políticos traidores, al grupúsculo integrado por el 49% de los venezolanos que no votó por el socialismo, a la contrarrevolución, a la OEA y por qué no, al imperio del norte que antes compraba el petróleo caro y ahora lo compra barato.
Da escalofríos que hoy se plantee como cosa seria, que el pensamiento económico de Lenin, está presente en la actualización del modelo económico cubano. A falta de nuevas ideas, el gobernante y su corte prefieren repetir el libreto de más socialismo con todo el daño que conlleva.
Ni la rectificación de errores y tendencias negativas, ni la actualización del modelo ni cualquier otro ensayo que se les ocurra, sin importar que nombre quieran ponerle, van a resolver el problema principal que es la falta de libertad de las fuerzas productivas, el aplastamiento de los emprendedores por la maquinaria estatal y la carencia de liderazgo real de las nuevas generaciones, imposibilitadas de conocer como se mueve el mundo del siglo XXI y sin facultades para escoger su futuro por estar atados a un pasado que nunca fue mejor.


Los sin Poder.


Publicado en DDC
Segunda vuelta en las elecciones del Poder Popular en la Circunscripción #7 del municipio Plaza de la Revolución. Tranquilidad absoluta, poca afluencia de votantes, ningún curioso, al fin se toman un descanso los oficiales de la Seguridad del Estado, tampoco hay prensa nacional o extranjera cubriendo el evento, los nervios están relajados. Las elecciones municipales vuelven a su rutina.
El fenómeno ocurrido el domingo 19 de abril dejó experiencias, algunos resquemores, aclaró y definió posiciones y sobre todo, envió un mensaje a los cubanos de aquí y a los que se encuentran regados por el mundo, a los gobernantes y a los opositores, al ciudadano que vive solo de lo que dan el día primero de cada mes por la libreta de racionamiento, y a los que tienen la dicha de recibir una remesa familiar porque tienen la desgracia de que un ser querido emigró.
Los cubanos podemos resolver nuestros asuntos sin esperar por los americanos, no es el embargo o su levantamiento lo que impide o va a favorecer que en Cuba las cosas mejoren. La ausencia de diálogo, el odio a las ideas diferentes y la discriminación feroz contra el que se atreve a expresarlas levanta entre los cubanos un muro más alto, ancho y largo que cualquier otro muro famoso como el de Berlín o la mismísima Muralla China.
¿Qué ideas pasaron por las mentes de los que el día 19 de abril escuchaban expectantes el conteo de las boletas electorales? ¿De salir electo el candidato no comunista se caería la Revolución? ¿Vendría una invasión a apoyarlo estableciendo una cabeza de playa en el Focsa?
La reacción fue exagerada por parte de los que participaron en el acto de repudio o de reafirmación revolucionaria como también les llaman, bien pudieron escoger el aplaudir lo que allí había ocurrido en lugar de ponerse a gritar como energúmenos repitiendo consignas carentes de sentido que lo mismo podían ser dirigidas en contra de la Constitución y la Ley Electoral que me dan derecho a elegir y ser elegido, que en contra de Raúl Castro porque está llamando a las empresas transnacionales capitalistas a invertir en nuestro país, lo cual significa que el regreso del capitalismo a Cuba es ya un hecho consumado.
Hay un desfase entre el movimiento político en las altas esferas del gobierno, y el estancamiento ideológico de la sociedad que no se ha percatado de que ya no hay amenaza de que nos invadan los norteamericanos armados hasta los dientes con sus destructores y portaviones, sino que ahora van a venir en ferris y cruceros vestidos con bermudas, camisas con palmitas, un daiquiri en una mano y una maraca en la otra.
Bien podría el gobernante cubano, como gesto de buena voluntad hacia los que pensamos diferente, prohibir los actos de repudio que tanto dañan la imagen de un pueblo supuestamente culto y hasta democrático según dicen, y de paso, declarar proscritas las brigadas de respuesta rápida, fuerzas que operan al margen de la ley y demasiado parecidas a las utilizadas por Adolfo Hitler y Benito Mussolini en la represión a sus opositores.
Creo que va llegando el momento en que los cubanos también nos demos las manos como acaban de hacer en Panamá Raúl Castro, Presidente de Cuba y Barak Obama, Presidente de los Estados Unidos de América, que la sonrisa sustituya al improperio y la mano abierta al puño cerrado. La consecución del bienestar de nuestro pueblo se encuentra por encima de las ideologías porque  a fin de cuentas ni el socialismo ni el capitalismo son buenos per se y aunque no le guste a algunos, la condición de cubanos no nos la otorga ni nos la quita nadie, este problema es de todos.





La oposición, las leyes y el pueblo.


Publicado en DDC
¿Es suficiente la existencia de leyes democráticas para vivir en democracia? En apariencias, debería bastar la promulgación  de unas cuantas leyes que hicieran olvidar lo antes posible la prolongada etapa dictatorial sufrida; una nueva constitución basada en los Pactos de las Naciones Unidas sobre Derechos Civiles, Políticos, Económicos, Sociales y Culturales, una ley penal ajustada a un estado de derecho, en el cual se respete y proteja la vida, la libertad y la propiedad, leyes civiles que estimulen la inversión y el emprendimiento, y así todos felices en un paraíso legal celebrando elecciones cada cuatro años para elegir a los gobernantes mediante el voto directo sin importar el partido a que pertenezcan.
Pues no, las nuevas leyes no van a convertir de la noche a la mañana las mentes totalitarias e intolerantes en mentes abiertas prestas a escuchar las opiniones ajenas con respeto, aceptar los propios errores y participar del debate sin tener en cuenta los niveles de testosterona que cada cual crea tener o el historial anti lo que sea. No me refiero en este caso a los gobernantes actuales o a los miembros del partido comunista tan dados al despotismo. El caso es más serio de lo que parece porque después de cincuenta y seis años de dictadura comunista, cualquier venido a menos se erige en poseedor de la verdad absoluta y excomulga, decreta, sanciona y excluye a quien se le antoje de futuras e hipotéticas  asambleas constituyentes y gobiernos de transición frutos de su imaginación calenturienta y no de un análisis desapasionado de la realidad.
Hay por ahí  líderes opositores que incurren en  el error de creerse llamados por el destino o los dioses para disponer desde ahora quiénes los acompañarán en la formación de asambleas y gobiernos. Para ser opositores del castrismo son demasiado parecidos en argumentos y poses a los personajes que hemos sufrido por más de cinco décadas.
Si se suma a esta actitud el divorcio entre el discurso opositor y los intereses del ciudadano de a pie, vemos que las perspectivas a corto y mediano plazo para formar partidos políticos viables son pocas, se requiere un cambio en la forma en que la oposición se ve a sí misma, un cambio de arquetipos que los aleje de las tendencias totalitarias heredadas, a la vez que un trabajo de proselitismo entre la población, con programas atractivos en los que se tenga en consideración las necesidades de la gente humilde y no solo los grandes proyectos en los que las mayorías no se ven reflejadas aunque sean aplaudidos en las grandes ciudades del mundo.
Más que de políticos, como diría un colega, la oposición cubana está compuesta de politólogos, estudiosos de la política, conocedores de cada vericueto de la situación cubana por dentro y por fuera, llenos de amores patrios y vacíos de ideas constructivas. La postura de un número importante de opositores se reduce a “los Castro y los comunistas tienen que dejar el poder, tienen que irse”, lo cual no deja espacio para posiciones intermedias ni transiciones pacíficas pues a los Castro y los comunistas por su parte, solo les queda una opción, están renuentes a dejar el poder y mucho menos irse a ninguna parte. 
En realidad el planteamiento de la retirada voluntaria de los gobernantes suena bastante infantil, cuando en realidad lo que hay que exigir al gobierno es el diálogo y la negociación con el fin de encontrar soluciones sin que se produzcan vacíos de poder ni explosiones sociales ni invasiones salvadoras. Aunque cueste admitirlo, la oposición cubana debe madurar como ente político para poder cumplir el papel que le corresponde como factor promotor del cambio.
La ciudadanía está esperando por los líderes que salgan de su propio vecindario, preparar estos líderes es tarea de la oposición pacífica y lo que se haga o no se haga en este sentido es de su absoluta responsabilidad, la dinastía castrista no va a moverse ni un centímetro hacia la democracia si no se le empuja y el empujón tiene que ser desde abajo.


Cuba real y Cuba posible.


Publicado en DDC
Al fin parió Catana, como diría mi abuela. El día 29 de marzo a las diez de la mañana me presenté en las oficinas de la Comisión Electoral Municipal de Plaza de la Revolución, para ver cómo había quedado mi biografía, la misma que aparecerá junto a mi foto para servir de referencia a los electores de mi Circunscripción.
Como era de esperar, los redactores omitieron datos aportados por mí aduciendo que no se habían podido comprobar, lo cual en todo caso constituye un acto de ocultamiento intencional de la verdad, asimismo,  aparece como un hecho que mi baja del Ministerio del Interior, organismo al que llegué como soldado del Servicio Militar Obligatorio, se debió a conducta impropia, lo que constituye una mentira flagrante y calumniosa, pues fui dado de baja por solicitud propia cuando se cumplió el termino del reenganche a los cinco años y medio.
Pero lo mejor son las referencias a mis actividades como disidente político, a las cuales llaman actividades contrarrevolucionarias, a las organizaciones de la sociedad civil con las que tengo vínculos las califican de grupúsculos contrarrevolucionarios, los artículos de opinión que escribo brindando soluciones al gobierno, son contrarrevolucionarios y así sucesivamente, entre omisiones, mentiras, verdades a medias, expresiones de odio e intolerancia dirigidas a predisponer a los electores contra los que piensan diferente y otras linduras, se completa el documento digno de haber sido fabricado en el departamento 21 de la Policía Política.
Soy un producto de mi época, el hombre nuevo creado por la revolución cubana obligado a ser un fiel seguidor de hombres viejos. Estudié Derecho en la Universidad para revolucionarios de La Habana y crecí entre preparaciones combativas, discursos histéricos y fracasos históricos. Me convertí en disidente leyendo la Edad de Oro, La Historia me Absolverá y la Declaración Universal de Derechos Humanos. El Apóstol de nuestra independencia y el Fidel Castro del año 53 la hubieran pasado muy mal con la Ley 88.
Por esta razón siento una gran pena por los encargados de dar la cara en una situación tan vergonzosa, los que pensando defender a la revolución permiten que tras esa palabra se escuden los que llevan más de medio siglo haciendo daño al país y que bajo la alfombra de la revolución se esconda toda la basura de planes incumplidos, errores y horrores cometidos, caprichos dictatoriales y la secuela moral de no poder disentir jamás, so pena de perder las prebendas.
Ni siquiera el socialismo fue bien defendido durante el análisis de la versión biográfica redactada al más puro estilo del Departamento de Seguridad del Estado. Se me dijo  que las expresiones descalificatorias no eran por odio o intolerancia, sino porque aquí rige el socialismo, es decir, la vigencia en Cuba de este sistema político justifica la ofensa verbal hecha pública a un candidato a delegado del Poder Popular electo por sus conciudadanos.
El socialismo como sistema deja mucho que desear, pero con estas defensas a ultranza de la falta de respeto y el odio al que piensa diferente, cae de la batalla de ideas al desprestigio de una filosofía que se muestra precisamente carente de ideas. De la distribución equitativa de las riquezas, origen y centro de la tesis socialista, se ha derivado hacia el “voy a seguir aquí porque me da la gana, y no te quejes”. Pudiera ocurrir que por negarse a compartir una mínima cuota de poder, una porción casi insignificante, el régimen esté arriesgando perder por soberbia todo vestigio de credibilidad que a estas alturas pueda quedarle  dentro y fuera de nuestras fronteras.
De cualquier modo, agradezco la radicalización (de alguna forma hay que llamarle) de lo que fue una autobiografía y se convirtió en  un pasquín de “SE BUSCA”. Ahora los electores podrán decidir después de leer unas pocas líneas, si continúan votando indolentemente por delegados que no los representan, o por un cambio de mentalidad que los convierta en protagonistas de su propia historia.


Intolerancia en la Cumbre.


Los representantes del gobierno cubano en los foros paralelos a la VII Cumbre de las Américas que tiene lugar en Panamá, se atrincheraron en la negativa al dialogo con los representantes de la sociedad civil opositora, alegando para ello que no hablan con mercenarios.
Vale aclarar que el mercenarismo es un delito reconocido como tal en todo el mundo y consiste en pertenecer a un grupo armado al servicio de una bandera extranjera. Al respecto, el Código Penal Cubano plantea en su Artículo 119. 1. “El que, con el fin de obtener el pago de un sueldo u otro tipo de retribución material, se incorpore a formaciones militares integradas total o parcialmente por individuos que no son ciudadanos del Estado en cuyo territorio se proponen actuar, incurre en sanción de privación de libertad de diez a veinte años o muerte.”
Lo anterior despeja cualquier duda sobre la acusación maliciosa puesta en boca de algunas personas integrantes de esa delegación, pero elaborada por los que insisten en mantener dividido al pueblo cubano en dos bandos, el de los que buscan el desarrollo económico y el respeto a todos los derechos humanos, y el de los que prefieren el estancamiento  y la intolerancia hacia los que piensan diferente.
Cada una de las denuncias y propuestas que serían presentadas en el evento por la sociedad civil cubana opositora del régimen, está avalada por actos de discriminación comprobados como el racismo institucional existente y la privación de los derechos de expresión, reunión, asociación y manifestación, lo cual viola flagrantemente el artículo 42 de la Constitución de la República de Cuba, el que establece que estos hechos constituyen actos lesivos a la dignidad humana.
En Panamá se enfrentaron  el espíritu del dialogo y la apertura a todos de un lado, y la intolerancia feroz de los que a falta de ideas propias enarbolan consignas y discursos memorizados para sobrevivir en un medio donde la doble moral y la simulación constituyen el pan nuestro de cada día.
Las brigadas de respuesta rápida ahora en su versión exportable y con licencia para golpear, se dieron gusto por estos días bajo la mirada cómplice de la policía del país anfitrión. No fueron a Panamá estas personas con el ánimo de buscar la unidad de los cubanos y la reconstrucción del país, sino con ánimo contencioso, la tarea asignada era silenciar a los que se atreven a discrepar del régimen. Pretender buscar la unidad del continente respetando la diversidad, mientras no se respeta la diversidad dentro de la propia Cuba es una incongruencia cínica.
Los enviados de la dictadura rehuyeron el dialogo, el debate, la discusión de ideas, no fueron a aprender cómo funciona en realidad el mundo, sino enseñar a otros la fórmula para lograr que durante cincuenta y seis  años un pueblo pueda malvivir careciendo de lo más perentorio, incluyendo la libertad, y justificar que después de más de medio siglo de improperios contra los capitalistas, se les convoque para remendar lo que queda de Cuba haciendo borrón y cuenta nueva, como si todo este tiempo de destrucción económica y moral no significaran nada en absoluto.
En lo que a libertades se refiere, el gobierno de Raúl Castro ha deslucido ante la opinión pública de las Américas al convertir las calles de la capital panameña en sucursal de la Quinta Avenida o la calle Neptuno de La Habana. El debate libre de ideas no permite las actitudes intolerantes a que están acostumbrados los acólitos  del régimen, mientras más golpes dan, menos ideas tienen,  la relación es inversamente proporcional y los hechos demuestran que las expectativas de la llamada sociedad civil progubernamental no pasan de ser solo alardes de un sistema decrépito que hace mucho vio pasar sus mejores tiempos, si es que alguna vez los hubo.
Que el gobierno cubano muestre índices de salud y educación positivos, gracias a la ayuda prolongada e interesada de la desaparecida URSS,  no lo exime de la responsabilidad de permitir el libre flujo de las ideas. La ratificación de los Pactos Internacionales sobre Derechos Civiles, Políticos y Económicos no afectaría negativamente esos indicadores, sino todo lo contrario.
La alharaca formada por la presencia de representantes de la oposición pacifica en la reunión continental (golpizas incluidas), envia un claro mensaje  a los ingenuos de América y el mundo sobre la naturaleza intolerante del régimen cubano,  el gobierno de Raúl Castro no es un tipo particular de democracia, es el mismo tipo de dictadura estalinista que asesinó a Trotsky en México el siglo pasado. El comunismo no cambia su esencia aunque sea del siglo XXI y debemos usar todos los medios pacíficos posibles para terminar con esta aberración.



Empresarios Cubanos en Panamá.


Publicado en Diario de Cuba.
El mundo entero sabe que de acuerdo con la Constitución cubana, en este país existe un solo empresario, el Estado revolucionario. De ahí que el anuncio de un dialogo entre empresarios que representarán a Cuba en la VII Cumbre de las Américas llama la atención.
¿Quiénes son estos supuestos empresarios? Pues nada menos que directivos del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, organismo que detenta el monopolio de la importación, exportación e inversiones extranjeras de toda la nación; la Zona Especial de Desarrollo Mariel, megaproyecto estancado en su estado embrionario; la Cámara de Comercio de un país que en realidad tiene un solo comerciante; las empresas de productos insignia, Habanos S.A., Cuba Ron y Habana Club Internacional S.A.; Alimport y Cupet, cada una de ellas propiedad del Estado cubano en todo o en parte; y para que no digan, allá estarán también un puñado de cooperativas despersonalizadas y trabajadores por cuenta propia ahogados por los impuestos y sin derechos de propiedad sobre los medios de producción.
Estos son los “empresarios” cubanos, los que se supone llevan el peso de la producción de bienes de consumo y servicios, los más eficientes en su aporte a la economía del país, los que prevén la exportación al mercado norteamericano del 40% de la producción nacional de ron y cubrir una buena parte del consumo del dañino tabaco en los Estados Unidos. Con los ingresos provenientes de estas ventas, Cuba podría comprar a los capitalistas del norte las maquinarias, computadoras, medicamentos, alimentos, instrumental médico, vehículos, papel sanitario, fertilizantes, ropa, zapatos, útiles para el hogar, materiales de oficina, etc. , que tan bien se les dan por allá y que tanto necesitamos acá.
¿Qué le van a enseñar a quién estos cubanos desconocedores de las leyes del mercado, sin facultades para importar o exportar, realizar convenios con empresas extranjeras o siquiera sostener conversaciones con verdaderos empresarios? ¿Mostrarán sin pudor todo lo ineficiente que ha sido el Estado cubano a la hora de producir bienes de  consumo? ¿Podrán aplicar a su regreso de la Cumbre alguna de las experiencias o ideas que allí se expondrán?
Después de desgañitarse dando vivas a la revolución cubana, cantando loas al socialismo del siglo XXI y despotricando de la economía de mercado, esos cubanos regresarán más convencidos que nunca de que este sistema es una estafa, de que sin la ayuda soviética los llamados logros jamás hubieran sido, y de que países de América Latina cuyos gobiernos han respetado la propiedad privada y las libertades civiles, son hoy mucho más prósperos que Cuba con sus casi sesenta años de socialismo, y se permiten  pagar cuantiosas sumas por los servicios de los médicos cubanos, no con dinero soviético, sino con el producido por sus propios ciudadanos en libertad.
Esto de que Cuba asista a la Cumbre de las Américas podría ser una encerrona que el imperio le tiene preparada al incauto Castro para contaminar al empresariado cubano con ideas liberales. Yo que él desconfiaría de tanta sonrisita y manoseo, porque la historia ha demostrado que cuando más fuertes se creen los dictadores más se mueven las piezas a sus espaldas. Cuba está abocada a una era post Panamá, lo cual no es algo que tenga que ver precisamente con el arribo de grandes buques al puerto del Mariel, pero si con grandes cambios en la forma de pensar de los cubanos.
hildebrando.chaviano@yahoo.com

El Ministro en su laberinto.


Publicado en Amanecer Habanero
Ante la demora en la implementación de los acuerdos comerciales suscritos entre Cuba y Rusia, el Ministro Cabrisas se va de viaje. Ni las inversiones prometidas ni venta de equipos ni préstamos, no obstante, ahora los rusos quieren vender armamento moderno al gobierno cubano, cuando hace menos falta que nunca porque si antes de Obama los americanos hacía muchos años que no le tiraban a los Castro ni una trompetilla, ¿a que vienen esas armas en plena luna de miel?
Por tres décadas Cuba fue el hijo mimado de la Unión Soviética, socio privilegiado con precios siempre favorables para el principal y casi único producto salido de la isla además del níquel. Los soviéticos nunca fueron grandes consumidores de los finos habanos ni de los rones cubanos, a fin de cuentas, ellos tenían sus propios cigarrillos con boquilla de cartón hechos para pulmones y gargantas blindados, y su producción de vodka siempre fue abundante.
La importancia de la mayor de las Antillas para la patria de Stalin era más política y militar que económica o comercial. Los soviéticos bien podían pasárselas sin azúcar, pero no sin un enclave estratégico frente a las costas de su principal enemigo, y esto merecía algún sacrificio, aunque fuera a riesgo de que la diabetes se convirtiera en la enfermedad oficial del imperio.
A cambio de azúcar y níquel y tener una base de submarinos, un centro de espionaje y alguna que otra base militar, Cuba recibía alimentos, armas, tractores, fertilizantes, combustible, fábricas y maquinarias, asesoramiento técnico y todo lo demás que necesita un país para funcionar. Hasta misiles nucleares y una constitución dieron los soviéticos a  Cuba, cierto que los misiles eran prestados, aunque aquí se los hayan creído en serio.
Como los tiempos han cambiado, hoy el Ministro cubano Ricardo Cabrisas deambula por oscuros rincones de Rusia y escucha las ofertas de venta de los capitalistas salvajes en que se han convertido los antiguos camaradas; camiones, helicópteros, tecnología rusa de transporte y comunicaciones, etc.
A cambio, Cabrisas lleva una cartera repleta de quejas y peticiones; que si no compran ron ni tabaco, que si los turistas rusos cada vez vienen menos por la isla y se pierden el sol y los malos tratos que reciben en las instalaciones hoteleras, que si los rusos no se quieren atender las úlceras del pie con el Heberprot-P, que si los mariscos del Caribe son más mariscos que los del Caspio, en fin, que los rusos aparentemente no toman en serio el comercio con un país que tiene poco que vender y menos aún con que pagar lo que compren. ¿Cuántas langostas por un helicóptero? ¿Cuántas botellas de Havana Club y cuantas cajas de Cohiba valdrá un camión ruso? ¿Serán las mismas langostas prometidas a los americanos las que el ministro cubano quiere vender a Moscú? ¿Habrá Cohibas para todos?
La condonación de la gigantesca deuda que Cuba tenía con la Federación Rusa, heredera de la extinta URSS, es el recordatorio para los nuevos socios capitalistas de que en el gobierno cubano no se puede confiar, ni un tantico así.
Quizás si en lugar de ser un ministro, la visita a los empresarios de aquel país la realizaran empresarios privados cubanos, los “bolos”, como cariñosa o despectivamente eran llamados según las circunstancias, se relajarían.
De ahí la gran probabilidad de que el Ministro Cabrisas traiga a su regreso un contenedor de promesas rusas, unas palmaditas afectuosas y muy poco de lo que fue a buscar, porque los rusos tienen sus propios problemas y no están para nostalgias ni amores idos. Tú ganas y yo gano, dicen los chinos; negocios son negocios, enseñan en otras partes del mundo; ayúdame, ayúdame, dicen los gobernantes cubanos ahogándose en sus propios fracasos.




De Sociedades Civiles y Cumbres Borrascosas.


Publicado en DDC
El mundo cambia, pero el gobierno cubano se niega a cambiar, le duele el cambio, es como la oruga que prefiere quedarse oruga y nunca convertirse en mariposa, de acuerdo con la filosofía practicada por los gobernantes cubanos, quedarse anclados sin ir a ninguna parte es mejor que aventurarse a perder la comodidad de lo ya conocido por malo que sea.
Es indecente tildar a estas alturas de mercenarios a los ciudadanos que manifiestan la necesidad de realizar cambios estructurales en las relaciones de producción y el sistema de comercialización imperantes en el país, a los que ninguneados por el régimen reclaman espacio para manifestar sus opiniones y su derecho a participar en la búsqueda del destino común, a los que fueron separados de su puesto de trabajo por pensar diferente y dependen ellos y sus familias de la ayuda que reciben del exterior.
Realmente, cuando el gobernante cubano demanda del gobierno norteamericano un cambio en su política hacia Cuba, no es capaz de pensar que cambios similares son necesarios en las relaciones entre el gobierno cubano y el pueblo; que la política de exclusión y descalificaciones contra los opositores, disidentes o como quiera llamársele a los que opinan diferente al sentir oficial, solo ha logrado fragmentar el país y llenarlo de odios.
La VII Cumbre de Las Américas a celebrarse próximamente en Panamá, será escenario de un choque entre dos visiones de Cuba, ahí se verán las caras los que aplauden incondicionalmente al régimen desde organizaciones creadas a su imagen y semejanza y sufragadas  con el sudor de los trabajadores a los cuales no representan, y enfrente, estarán los que en Cuba no tienen voz porque la dictadura les niega el derecho a expresarse y dependen de manos solidarias para subsistir porque la misma dictadura les niega el empleo.
Decir que los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, la Federación Estudiantil Universitaria, la Central de Trabajadores de Cuba, y todas y cada una de las múltiples organizaciones satélites utilizadas para mantener el control sobre la población, son organizaciones no gubernamentales que conforman la sociedad civil, es una broma pesada, en una dictadura no existen legalmente organizaciones independientes del Estado y en el caso específico de Cuba, independientes del Partido Comunista.
La Constitución de 1976, con su última modificación del 2002, es suficientemente explicita en cuanto a sociedad civil y derechos se refiere. A pesar de la ambigüedad de la redacción, en el articulo 53 “Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa...”, pero, “...conforme a los fines de la sociedad socialista.” Y además, “Las condiciones materiales para su ejercicio están dadas por el hecho de que la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva son de propiedad estatal o social…”
Por su parte el artículo 54 dice que: “Los derechos de reunión, manifestación y asociación son ejercidos por los trabajadores, manuales e intelectuales, los campesinos, las mujeres, los estudiantes y demás sectores del pueblo trabajador, para lo cual disponen de los medios necesarios a tales fines. Las organizaciones de masas y sociales disponen de todas las facilidades para el desenvolvimiento de dichas actividades…”.
Las llamadas organizaciones no gubernamentales que conforman la pretendida sociedad civil cubana son por el estilo de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos, compuesta por abogados controlados por la policía política, atados de pies y manos y con la boca amordazada cuando de defender a un disidente se trata; o los trabajadores, deportistas, estudiantes y mujeres movilizados en las brigadas de respuesta rápida para injuriar y golpear a opositores pacíficos.
Mientras la máxima dirección del país continúe en sus discursos y en sus actos con la práctica   discriminatoria de un sector de la sociedad y la injuria pública a quienes profesan ideas distintas, el país seguirá azotado por la intolerancia, el odio y el miedo. Mientras la Constitución de la República favorezca a un partido excluyente en detrimento de los que no comulguen con su ideario político, no se podrá hablar en Cuba de democracia ni sociedad civil. Los que participarán como sociedad civil en la Cumbre de las Américas llevados por el gobierno cubano, representan una ideología, un partido político y un sistema, cuyos supuestos logros provienen de la ayuda económica que durante decenas de años suministró la fenecida URSS, del petróleo venezolano y de la explotación por el Estado cubano de millones de obreros y campesinos e incluso estudiantes por debajo de la edad laboral.
No porque sean muchos los patrocinados por el régimen cubano asistentes al evento, van a evitar que el fracaso del sistema económico y político que rige en Cuba sea visto como un fracaso cuyos responsables aún están en el poder e insisten en mantenerse. En realidad la delegación del gobierno cubano presentada como sociedad civil será una versión ampliada y viajera de las brigadas de respuesta rápida que cuando se sientan impotentes con sus mentiras van a gritar, injuriar y, si los dejan, golpear a los otros, igualito que hacen aquí.