Se desató la furia en La Habana cuando un grupo de personalidades afroamericanas declararon su disgusto por la violación de los derechos humanos y la discriminación racial en la isla. Desde hace mucho tiempo se denuncia en distintas publicaciones literarias y de prensa del país, la situación de discriminación real, objetiva, que enfrenta la población afrodescendiente cubana.
Esta situación ha quedado demostrada con cifras y testimonios harto elocuentes, los que nadie ha puesto en duda, antes bien, las autoridades del país han sido receptivas a algunas de las denuncias al respecto, por lo que en estos momentos podemos ver,-es un ejemplo,- más rostros negros en nuestra televisión. Esto no se ha logrado sin lucha, los movimientos civilistas independientes como el Movimiento para la Integración Racial ¨Juan Gualberto Gómez¨, liderado desde hace más de 11 años por José Idelfonso Vélez, y más recientemente el Comité Ciudadano por la Integración Racial de Juan Antonio Madrazo, han desempeñado un papel importantísimo al servir de voz a las víctimas de la desigualdad enmascarada.
Es cierto que la represión policial es dirigida en proporción abrumadora contra individuos de piel negra, es cierto que nuestras prisiones están atetadas de jóvenes negros, así como también es cierto que negros y negras son discriminados en algunos empleos, sólo por su apariencia física. Esto no tiene nada que ver con los estudiantes africanos en Cuba ni con las llamadas guerras de liberación, todo lo que se haga a favor de los necesitados en cualquier parte del mundo está bien, si es para bien.
Lo que motiva a los luchadores por la igualdad racial en nuestra patria es lo mismo que lleva a Carlos Moore, que es cubano, a denunciar sin descanso el atropello; es lo mismo que ha motivado a estos intelectuales afroamericanos a definir su postura. La dignidad no siempre es un concepto intangible.
Hay blancos que ven con ojos europeos a los negros de Párraga, Mantilla o La Güinera, paternalistas y cultos con los mismos prejuicios y remilgos que en el siglo XIX, para ellos son como objetos de estudio, entre folklóricos y peligrosos. Hay negros que prefieren asimilarse y asentir como el Tío Tom de la historia, aunque antes hayan dicho no.
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