Próximamente serán celebrados comicios en Cuba, el Partido Comunista se apresta a presentar sus candidatos, muchos no quieren desempeñar el honroso cargo de delegado de circunscripción, porque es igual que decir don nadie, lleva y trae, bueno para nada o cortina rompe vientos entre las necesidades del pueblo y los responsables de satisfacerlas. Por esa razón se mudan de domicilio, se van en una misión internacionalista a donde sea, o entregan el carné rojo en un rapto de vergüenza o por cansancio.
En estas elecciones tanto los electores como los elegidos saben de antemano quien va a ser el ganador. Aquí no hay campañas electorales porque no son necesarias, los delegados de circunscripción, a fin de cuentas, no son importantes para el sistema a pesar de ser sometidos al mismo filtro de las Comisiones de Candidatura y Electorales, ambas creadas, dirigidas y supervisadas por el Partido Comunista.
Las asambleas municipales y provinciales son, supuestamente, órganos de gobierno, pero la Asamblea Nacional es, sin embargo, el máximo órgano legislativo. ¿Cómo es posible que una institución que en las instancias inferiores es órgano ejecutivo, en la máxima instancia se convierta en un órgano legislativo del cual se desprende, como apéndice que lo domina todo, el Consejo de Estado, el cual asume en si los poderes ejecutivo y legislativo?
Un grupito auto elegido, no por casualidad todos miembros del Comité Central del Partido, es el que decide el destino del país sin que pueda ser sometido a críticas, con total impunidad para equivocarse, corregirse y volverse a equivocar.
La legislación cubana está llena de trucos, subterfugios y pasajes oscuros, todo debidamente estudiado para garantizar la permanencia de los mismos de siempre en el poder, los que hacen las leyes, las ejecutan, y no son controlados sino por ellos mismos. La Ley Electoral no escapa a la perversión de un sistema creado para perpetuarse, aunque solo sirva para que una pandilla de inútiles corruptos someta a todo un pueblo a experimentos desquiciados que nadie sabe a donde irán a parar.
Las elecciones en Cuba no son serias, hay trampas en el proceso para que el pueblo no tenga capacidad de elegir un candidato que de verdad lo represente en cualquiera de las instancias de poder. Mientras tanto, al Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Ricardo Alarcón de Quesada, no se le borra de la memoria la nefasta reunión en la UCI donde se le ocurrió vaticinar un desastre aéreo colosal si el órgano que él “dirige” deroga las disposiciones absurdas que restringen la libertad de los cubanos para viajar.