martes, 15 de febrero de 2011

PELIGRO, HAY CONEXIÓN



Una conferencia bastante aburrida (con bostezos incluidos), me permite vaticinar que el cable recién llegado a nuestras costas, le va a provocar más dolores de cabeza que alegrías a nuestros vetustos líderes y a sus jóvenes instrumentos, que para estar a tono con los tiempos podrían llamarse ciberesbirros defensores del desastre cubano.
Al régimen le ha salido otro enemigo; Internet le aterra, Facebook y Twitter lo espantan. Cualquier bit que circule por el espacio cibernético, es una amenaza contra la Revolución. El sacrosanto derecho de la dictadura a imponer su voluntad sin tener para nada en cuenta los criterios de los otros, se extiende al terreno de la información y las comunicaciones cibernéticas.
Ya no solo es peligroso para la integridad territorial de nuestro país el que las personas quieran reunirse libre y pacíficamente, agruparse de acuerdo con sus aficiones, intereses o ideas, manifestarse en público de manera ordenada y pacífica, escribir, o tener una biblioteca. Ahora es igual de peligroso viajar por Internet, participar en las redes sociales, tener un teléfono celular, o una computadora.
Para estos señores, un comentario en Twitter es un disparo del enemigo, al cual es necesario responder con una ráfaga de discursos del comandante o bien, una andanada de reflexiones del mismo calibre. Un bloguero cubano, es un terrorista que pretende dinamitar el inconmovible sistema de la “justicia total”.
Quien se atreva a buscar en Google más información que la suministrada por el “Granma”, es un mercenario al servicio del imperialismo y merece el repudio de todos y la severidad de las leyes revolucionarias. A no ser que sea un compañero autorizado y sometido a la más estricta vigilancia para que el enemigo no tenga oportunidad de confundirlo.
El discurso del gobierno cubano es el mismo de siempre: descalificación de las personas que a riesgo de su libertad, insisten en presentar sus puntos de vista independientes; acusaciones de mercenarismo, que van en contra de lo legislado al respecto en el Código Penal Cubano (Artículo 119.1. El que, con el fin de obtener el pago de un sueldo u otro tipo de retribución material, se incorpore a formaciones militares integradas total o parcialmente por individuos que no son ciudadanos del Estado en cuyo territorio se proponen actuar,…); amenazas, abiertas o encubiertas; mentiras flagrantes y expresiones desatinadas con las que provocan la risa de unos y la alarma de otros.
Oportunistas, mediocres, guatacas, cobardes, conformistas e ignorantes, componen la fauna que se alza contra el derecho de los cubanos a informarse y comunicarse libremente. Ahora sólo les queda crear el sitio sicariosenlared.cu. Me gustó la conferencia, están temblando.
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martes, 8 de febrero de 2011

PARA PENSAR

En el año 2003 fueron fusilados tres jóvenes negros por intentar secuestrar una embarcación para dirigirse hacia los Estados Unidos. En el hecho no hubo derramamiento de sangre y ni siquiera peligró la vida de las personas que se encontraban a bordo.
El proceso judicial fue sumarísimo y los inculpados fueron juzgados y ejecutados en sólo 72 horas. Sus compañeros de causa fueron favorecidos con penas más benignas, veinte años a cadena perpetua.
Con esto el gobernante dio ejemplo de lo que podría ocurrirle al cubano que se atreviera a secuestrar una embarcación, al igual que antes lo había hecho con cualquier aeronave de Hermanos al Rescate que se pusiera al alcance de los Migs cubanos, aunque fuera en el espacio aéreo internacional.
En este 2011, después de un juicio dilatado por más de un año, se dicta sentencia contra algunos de los responsables por el genocidio de 26 enfermos mentales en el Hospital Psiquiátrico de Mazorra. La sanción más alta impuesta, 15 años, conmueve por su levedad. El Ministro de Salud quedó fuera del proceso.
Al menos, no quedaron impunes como los que hundieron el remolcador “13 de Marzo”, y eso ya es algo, digo yo, la justicia cubana no necesita vendarse los ojos, es ciega, y a veces tuerta, o se hace.
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ENTRE CICLONES


A raíz de las tormentas que afectaron Cuba hace unos años, el gobernante venezolano Hugo Chávez, decidió que a los damnificados cubanos les vendría bien vivir en casas prefabricadas, construidas con derivados del petróleo. Para esto se montaría una fábrica de inmuebles plásticos que resolvería todos los problemas habitacionales habidos y por haber, y quién sabe, hasta se podría hacer un dinerito extra exportándolas.
Pero una vez más, se repite la historia de la lecherita que con su cabecita llena de sueños rompió la cántara. Las inundaciones han azotado a Venezuela con el saldo de miles de venezolanos sin hogar y la solución, no son las famosas petrocasas, sino nada menos que los vulgares materiales de construcción que se usan desde hace tanto tiempo.
Lo mejor de todo es lo que ya se imaginan, el cemento y otros materiales usados para levantar las viviendas destruidas en Venezuela, es cubano. Mientras tanto, una buena parte de los damnificados de por acá sigue esperando la solución de sus problemas habitacionales, incluso aunque tengan que pagar por las tejas de techo y poner ellos mismos la mano de obra, porque de las petrocasas, ¿quién se acuerda?
No obstante, Chávez no ha perdido tiempo en obtener ventajas políticas de la crisis, declarándose oficialmente dictador, dice que temporal, para resolver los problemas creados por el mal tiempo. Malos tiempos son los que esperan a los venezolanos, nosotros llevamos más de medio siglo bajo un huracán que no parece tener para cuando acabar.

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