A raíz de las tormentas que afectaron Cuba hace unos años, el gobernante venezolano Hugo Chávez, decidió que a los damnificados cubanos les vendría bien vivir en casas prefabricadas, construidas con derivados del petróleo. Para esto se montaría una fábrica de inmuebles plásticos que resolvería todos los problemas habitacionales habidos y por haber, y quién sabe, hasta se podría hacer un dinerito extra exportándolas.
Pero una vez más, se repite la historia de la lecherita que con su cabecita llena de sueños rompió la cántara. Las inundaciones han azotado a Venezuela con el saldo de miles de venezolanos sin hogar y la solución, no son las famosas petrocasas, sino nada menos que los vulgares materiales de construcción que se usan desde hace tanto tiempo.
Lo mejor de todo es lo que ya se imaginan, el cemento y otros materiales usados para levantar las viviendas destruidas en Venezuela, es cubano. Mientras tanto, una buena parte de los damnificados de por acá sigue esperando la solución de sus problemas habitacionales, incluso aunque tengan que pagar por las tejas de techo y poner ellos mismos la mano de obra, porque de las petrocasas, ¿quién se acuerda?
No obstante, Chávez no ha perdido tiempo en obtener ventajas políticas de la crisis, declarándose oficialmente dictador, dice que temporal, para resolver los problemas creados por el mal tiempo. Malos tiempos son los que esperan a los venezolanos, nosotros llevamos más de medio siglo bajo un huracán que no parece tener para cuando acabar.
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