miércoles, 10 de agosto de 2011

Legisladores Revolucionarios



Los señores Delegados de la Asamblea Nacional del Poder Popular han decidido, que para defender el socialismo de nuevo tipo que dicen estar construyendo, deben actualizar la Ley Mordaza. No se les ha ocurrido nada mejor a nuestros legisladores que regresar con nuevos bríos al 2003 con sus funestos resultados. ¿Cambiar todo lo que deba ser cambiado? Quién se acuerda de eso.

De todos es sabido que la batalla que hoy nos enfrenta, es de ideas, y las ideas no pueden ser presas ni fusiladas. Si en el 2003 era una veintena de periodistas independientes, hoy son centenares los que reportan a diario los abusos policiacos y las vicisitudes de la población. Esto es resultado directo de aquella bestialidad anticonstitucional.

La prensa independiente cubana ha demostrado al régimen gobernante, a sus vasallos y al mundo, que no hay miedo a las amenazas de Ley 88, ni a los calabozos ni a las tonfas, esta pelea es de hombres y mujeres libres contra una dictadura, no buscamos la violencia, pero tampoco le tememos.

Los 20 millones de dólares aprobados recientemente para la lucha por la democracia en Cuba no van a decidir ni mucho ni poco, hasta ahora apenas ha llegado algo de los otros millones que supuestamente estaban destinados al mismo objetivo, y sin embargo la disidencia se ha multiplicado porque la tiranía la engendra, es una reacción natural del oprimido con dólares o sin ellos.

Cuando Raúl Castro o Machado Ventura se refieren a la necesidad de que los cubanos se expresen con libertad sobre cualquier asunto concerniente a los problemas que confronta el país, no se refieren como es lógico, a los cubanos llamados “revolucionarios” los cuales, salvo excepciones, no se atreven a criticar al Gobierno, al Partido o al sistema político económico escogido, el cual ha demostrado su ineficiencia e incapacidad de generar riquezas.

Solo los llamados “asalariados del imperio”, como nos descalifica el señor Presidente, se atreven a decir las verdades sobre los errores y horrores cometidos por los gobernantes y esto él lo sabe, aunque insista en llamar “actividades contrarrevolucionarias” a la obtención y difusión por cualquier medio, de informaciones de carácter público que para nada lesionan la independencia nacional ni la economía de Cuba, sino todo lo contrario. Deseamos un país con una economía desarrollada y no dependiente de ninguna potencia extranjera, ya se llame Unión Soviética, China, Estados Unidos, o Venezuela Bolivariana.



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