¡Coñó!, metí la pata, eso no era lo que yo quería. Pero la próxima vez va a ser distinto. Estos comemierdas se creen que lo pueden hacer mejor. Hay que estar aquí para saber lo difícil que es darle comida a tanta gente mal agradecida y además enfrentarse a esos hijoeputas americanos que aunque son muy pendejos para tirarse me ponen nervioso con eso de mejorar las relaciones. Ese acercamiento me huele mal, lo que quieren es joderme.
Mi hermano se hace el chivo con tontera y ahora le ha dado por jugar al capitalista y echar discursitos neoliberales, allá él, que se acuerde de Gorbachov, trató de remendar, digo, de enmendar el socialismo y miren en lo que paró, se desmerengó. Ya se lo dije que lo mejor es dejarlo todo como hasta ahora, en un final aquí no va a pasar nada porque el pueblo ya se acostumbró, y en la oposición hay sacadera de tripas, digo, de trapos, coño, me volví a equivocar, voy a tener que dormir un rato.
Ahorita viene la enfermera. Que buena está. Lo único que no me gusta es que viene vestida de blanco y ese color me da mala espina, aunque a decir verdad ya no se ni porqué. Entre las inyecciones y este montón de tubitos no me dejan reflexionar, pero de todos modos parece que a nadie le importa un carajo lo que yo piense y escribir desde una cama Fowler es bastante incómodo. Ahí está la enfermera con otro pomo de suero. Socialismo es Muerte, ¿Era así?
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