martes, 11 de junio de 2013

Carta Histórica



A propósito de la carta de Fidel Castro a Celia Sánchez en ocasión del bombardeo por la Fuerza Aérea Cubana contra la casa de un campesino. Dicha carta merece ser transcrita, para que los inocentes no sigan con la idea de que los americanos empujaron a Fidel Castro en los brazos de la Unión Soviética, y que de no ser por el embargo esto habría sido una democracia en un país desarrollado.
“Sierra Maestra
Junio 5-58
Celia:
Al ver los cohetes que tiraron en casa de Mario, me he jurado que los americanos van a pagar bien caro lo que están haciendo. Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una guerra mucho más larga y grande; la guerra que voy a echar contra ellos. Me doy cuenta que esto va a ser mi destino verdadero.”
Qué dirían los angolanos de los soviéticos y sus bombas y cohetes, lanzadas por pilotos cubanos contra las chozas de los campesinos de aquel país, o los guajiros del Escambray cubano, cuyos bohíos también fueron destruidos bajo el fuego de ametralladoras, lanzacohetes y granadas de origen belga, checoeslovaco, y soviético. ¿Estaría justificado el odio de los campesinos angolanos o de las montañas del Escambray contra belgas, checos, eslovacos y rusos?
La irracionalidad del pensamiento del máximo líder de la revolución cubana raya en la paranoia. Con el triunfo de la revolución no se empezaba a cumplir el Programa del Moncada, se iniciaba la guerra personal de Fidel Castro contra los americanos; el odio y la egolatría  como política de gobierno.  En un párrafo de apenas cuatro líneas, utiliza tres veces la palabra guerra y en cinco ocasiones se refiere a sí mismo –guerra, guerra, guerra, yo, yo, yo, yo, yo-. La paz y la felicidad del pueblo no estaban en los planes.
La restitución de la Constitución del 40, el problema de la tierra, el problema del desempleo, el problema de la vivienda, los derechos civiles y políticos; todo quedó subordinado al ansia de venganza no contra un gobierno, sino contra un país entero y sus habitantes, los americanos. En esta guerra personal, el gobernante involucró a todo el país, sus gentes, sus recursos; el destino de Cuba y de los cubanos siempre le importó bien poco, él y sólo él derrocaría Norteamérica, humillaría al Tío Sam y le haría pagar bien caro el bombardeo al bohío de un campesino.
Bohíos como aquel, caen por centenares cada vez que pasa un huracán por la isla. De acuerdo con la línea de pensamiento del comandante, en lugar de construir casas con materiales más resistentes, se le debe declarar la guerra a los ciclones. El bombardeo a la casa del campesino es bien pobre como justificación para desatender sus obligaciones al frente del gobierno, y dedicar toda su inútil vida a una guerra inútil,  igual le hubiera servido la predilección de Eisenhower por el golf, o que los Yanquis de Nueva York ganaran la Serie Mundial.
José Martí dijo que los hombres se dividen en dos bandos: “los que aman y fundan y los que odian y destruyen”. Al analizar la obra de Castro I de Birán durante medio siglo, el saldo hacia afuera es de muchas guerras con su secuela de muerte y destrucción en África y América Latina, en lo interno, es el desmoronamiento de la economía y la sociedad cubanas.
El actual desmontaje del sistema llevado a cabo por el heredero del trono, obedece más que nada a la necesidad de que las atrocidades cometidas por el hermano mayor, queden, cuanto antes mejor, como un recuerdo borroso de lo que nunca debió ser. Para eso cuenta con la mala memoria de los cubanos.
Quizás cuando le llegue el retiro, lo haga como el reformador de no se sabe qué, y el hermano se mencione en los libros de historia como el dictador que en cincuenta años de gestión solo se apuntó como éxito una campaña de alfabetización.



Como el Rabo de la Vaca.



Según el Panorama Económico Social Cuba 2012, la economía cubana creció un 3,0% lo cual, de ser cierto, no tendría nada de despreciable, pero casi nunca los números fríos nos dicen toda la verdad. No es cuestión de ponerse a sumar por cientos, que cuando la matemática es seria no son sumables.
Por muchas instalaciones hoteleras que se construyan y por más tiendas recaudadoras de divisas que se abran, los cubanos siguen sin tener acceso a dichas instalaciones ni pueden comprar más allá de un litro de aceite al mes, esto si la remesa enviada desde el exterior alcanza. El incremento en la actividad de los sectores de comercio y construcción, no impidió que la agricultura, a pesar de todas las medidas de emergencia tomadas, decreciera en 1,2 %, el resto de los sectores alcanzó si acaso, un poco más de la mitad de lo previsto.
Según el informe oficial, la construcción incrementó su nivel de actividad; pero en pleno barrio habanero del Vedado, hay decenas de inmuebles que se caen a pedazos sin posibilidad de ser reparados, el hotel Capri y el edificio Someillán están en reparaciones desde hace tanto tiempo, que parecen olvidados, el edificio del Retiro Médico se resquebraja por dentro y por fuera a la vista de todos, y los pinareños que vivían en facilidades temporales después de perder sus viviendas en el último ciclón, ahora con las recientes inundaciones,  también han perdido los locales que les servían de albergue.
Para los sin casa la economía no creció, como tampoco creció para los niños que siguen sin tomar leche después de cumplir siete años, ni para los ancianos que ganan 200 pesos de pensión y ni la cucarachita Martina les gana a la hora de decidir qué se compraran con tan magra jubilación. Lo mismo piensan las jóvenes que se niegan a parir con un futuro tan incierto y prefieren abandonar su país y probar suerte hasta en África, continente no apto para vivir según las noticias que  llegan.
 El problema de la economía cubana, está dado por un factor que los dirigentes se empeñan en no aceptar. La falta de libertad es el lastre que afecta la agricultura,  la construcción y cualquier otro sector de la producción o los servicios. Ni leyes, ni controles, ni exigencia, ni disciplina, mientras los cubanos no sean libres de hecho y de derecho, el gobierno tendrá que depender de la exportación de médicos y de las remesas familiares como fuentes de ingresos más sólidas.
Los médicos, aunque saben que son explotados miserablemente, aceptan cualquier misión en el extranjero con tal de mejorar en algo sus necesidades materiales y con suerte y mucho sacrificio, hasta podrían comprarse un carrito. Los familiares en el exterior  por su parte, con generosidad ayudan a los que se quedaron, aunque en su momento los hayan calificado como gusanos de mierda, apátridas y traidores.

Viva La Conchita


Anunciar  como un logro que después de 15 años, la fábrica de conservas La Conchita vuelve a producir con productos cosechados en Cuba, encierra una desvergüenza. Tomate de China, mango y guayaba de Brasil y coco de Sri Lanka, sirvieron de materia prima  a dicha industria. Desde 1937 dicha fábrica se abastecía con lo producido en las tierras pinareñas, hasta que la larga y torpe mano del mandatario cubano arrasó con lo poco que quedaba, a la vez que hacía responsables del desastre a los rusos por sacudirse el comunismo de encima y negarse a mantener esta colonia improductiva, y a los americanos por el embargo.
Durante todos estos años de período especial, el líder histérico cubano, arremetió contra el Presidente brasileño Luis Inacio da Silva (Lula), por dedicar el uno por ciento de sus tierras cultivables a la producción de etanol, aconsejó a amigos, fustigó enemigos, quemó espías, derribó avionetas, fusiló jóvenes y oficiales de las Fuerzas Armadas, corrompió democracias, encarceló lo mismo a opositores pacíficos que a militares inquietos, y permitió, con toda la indolencia de que es capaz, que los campos cubanos se llenaran de marabú y la corrupción se enseñoreara de la sociedad cubana.
El caso de “La Conchita”, sirve de ejemplo de lo que ha significado para Cuba la dirección unipersonal del máximo líder, el que nunca se equivoca, el que no pierde ni a las “escupías”, el mejor, lo mismo en una pesquería con el “Gabo”, que en un juego de pelota de manigua con un grupo de “guatacas”.
En la dura realidad, este personaje no se ha anotado un solo éxito en el trabajo por el que cobra; desbarató la agricultura, acabó con la principal industria del país, convirtió en chatarra la flota cubana, exterminó la masa ganadera, convirtió a miles de cubanos en  simuladores que ven más provecho en  robar que  en trabajar, y el país envejece porque los jóvenes se van y las mujeres se niegan a parir.
De todos modos, felicidades para los trabajadores de “La Conchita” y para los agricultores pinareños, que a pesar de tener todo un sistema parásito en contra, logran sobreponerse y sacar la cara por los trabajadores cubanos.


¿Me Comunico o No me Comunico?



Hay un viejo proverbio de corte racista que dice, “La necesidad hace parir mulatos”. El gobierno cubano al fin se ha decidido a parir Internet para los cubanos. Ha sido un proceso doloroso, a regañadientes, ahí se pueden leer en el Granma las quejas y lamentos al darse  cuenta que este muchacho WWW se les va a ir de control por mucho que pretendan aplicarle la Ley Mordaza.
Obligados por el atraso tecnológico e ideológico  que hace a Cuba retroceder en medio del veloz desarrollo del mundo circundante, los gobernantes (¿son dos?), después de deshojar tantas margaritas, tomaron una decisión en el dilema Internet o no Internet, van a correr los riesgos que corre cualquier dictadura cuando decide abrirse, y es lógico que teman al desmadre.
De nada valdrán las tarifas prohibitivas, ni las advertencias al estilo de: “No usar el servicio para realizar acciones que puedan considerarse por ETECSA o por las autoridades administrativas y judiciales competentes, como dañinas o perjudiciales para la seguridad pública, la integridad, la economía, la independencia y la soberanía nacional. Actuar con total respeto a la legislación vigente.” O aquella otra de que ETECSA  denegará al usuario el uso del servicio de forma inmediata”cuando se detecte que durante el transcurso de la sesión, ha incurrido en alguna violación de las normas de comportamiento ético que promueve el Estado cubano”.
Si las antes mencionadas advertencias se refieren al uso de la red de redes en actividades relacionadas con el terrorismo o la pornografía infantil, está bien que sobre el comisor caiga todo el peso de la ley. Pero en el caso cubano, la coletilla sirve para advertir a los disidentes políticos que si bien Internet no es solo para los revolucionarios, la intolerancia ideológica se mantiene incólume y no van a dudar en teñir de negro cualquier estación del año.
El acceso a blogs y periódicos opositores no será fácil para los ciudadanos que quieran conocer cómo piensan otros dentro y fuera de Cuba, o lo que ocurre en el mundo que la prensa oficial oculta, dice a medias o tergiversa.
Ahora de golpe cambian algunas cosas; el norteamericano Alan Gross debería ser puesto en libertad, al considerarse oficialmente que las conexiones inalámbricas no son ilegales, sino provechosas y deseables, aunque económicamente inaccesibles por el momento. Queda demostrado así, que el proceso judicial y posterior encarcelamiento de Gross es un hecho más en la tradicional política  de meter miedo, crear enemigos y hacerlos padecer lo más posible; desviar la atención de los problemas que enfrenta el país, y de paso extorsionar al gobierno norteamericano.
Que no teman los gobernantes a Internet, Wi Fi, o la digitalización de la televisión, a lo que deben temer es a sus  burradas y a la corrupción  que ellos mismos han generado y permitido por más de medio siglo. Los enemigos de lo que pudo ser un proceso político basado en la democracia y el desarrollo económico, los verdaderos enemigos de Cuba y de los cubanos, todavía ocupan los primeros puestos en la dirección del Estado.