Según el Panorama Económico Social Cuba
2012, la economía cubana creció un 3,0% lo cual, de ser cierto, no tendría nada
de despreciable, pero casi nunca los números fríos nos dicen toda la verdad. No
es cuestión de ponerse a sumar por cientos, que cuando la matemática es seria
no son sumables.
Por muchas instalaciones hoteleras que se
construyan y por más tiendas recaudadoras de divisas que se abran, los cubanos
siguen sin tener acceso a dichas instalaciones ni pueden comprar más allá de un
litro de aceite al mes, esto si la remesa enviada desde el exterior alcanza. El
incremento en la actividad de los sectores de comercio y construcción, no
impidió que la agricultura, a pesar de todas las medidas de emergencia tomadas,
decreciera en 1,2 %, el resto de los sectores alcanzó si acaso, un poco más de
la mitad de lo previsto.
Según el informe oficial, la construcción incrementó
su nivel de actividad; pero en pleno barrio habanero del Vedado, hay decenas de
inmuebles que se caen a pedazos sin posibilidad de ser reparados, el hotel
Capri y el edificio Someillán están en reparaciones desde hace tanto tiempo,
que parecen olvidados, el edificio del Retiro Médico se resquebraja por dentro
y por fuera a la vista de todos, y los pinareños que vivían en facilidades
temporales después de perder sus viviendas en el último ciclón, ahora con las recientes
inundaciones, también han perdido los
locales que les servían de albergue.
Para los sin casa la economía no creció,
como tampoco creció para los niños que siguen sin tomar leche después de
cumplir siete años, ni para los ancianos que ganan 200 pesos de pensión y ni la
cucarachita Martina les gana a la hora de decidir qué se compraran con tan magra
jubilación. Lo mismo piensan las jóvenes que se niegan a parir con un futuro
tan incierto y prefieren abandonar su país y probar suerte hasta en África,
continente no apto para vivir según las noticias que llegan.
El
problema de la economía cubana, está dado por un factor que los dirigentes se
empeñan en no aceptar. La falta de libertad es el lastre que afecta la
agricultura, la construcción y cualquier
otro sector de la producción o los servicios. Ni leyes, ni controles, ni
exigencia, ni disciplina, mientras los cubanos no sean libres de hecho y de
derecho, el gobierno tendrá que depender de la exportación de médicos y de las
remesas familiares como fuentes de ingresos más sólidas.
Los médicos, aunque saben que son
explotados miserablemente, aceptan cualquier misión en el extranjero con tal de
mejorar en algo sus necesidades materiales y con suerte y mucho sacrificio,
hasta podrían comprarse un carrito. Los familiares en el exterior por su parte, con generosidad ayudan a los que
se quedaron, aunque en su momento los hayan calificado como gusanos de mierda,
apátridas y traidores.
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