martes, 16 de octubre de 2012

Por La Voluntad Totalitaria.


 

Se van la carta de invitación y el permiso de salida. Con condiciones, claro está. El señor feudal se niega a que sus siervos gocen de total libertad para viajar. Los cubanos son considerados de esta forma, propiedad del gobierno.
Estas disposiciones animadas por el interés en controlarlo todo, a la vez que sacarle el máximo de beneficios para su bolsillo, son dos de las muchas disposiciones absurdas promulgadas por el silencioso en jefe, al decir del propio Raúl Castro, que hacen la vida de los habitantes de esta tierra un infierno.
Los alegatos de que estas normas fueron creadas para defenderse de supuestas agresiones venidas del norte y proteger el país contra la fuga de cerebros, son dos mentiras que por repetidas, no llegan a convertirse en verdades; si los cubanos buscan escapar masivamente del paraíso socialista, no es porque  a los americanos les interese, es porque aquí no ven futuro ni presente; en muchos casos no pueden aplicar lo aprendido y cuando lo hacen, lo que devengan no les alcanza para sufragar las necesidades más elementales. Ver un médico taxista o un ingeniero portero de hotel, es común en Cuba.
La emigración en Cuba fue criminalizada desde el mismo año 1959. Unos por batistianos, otros por burgueses, desafectos o escorias que podían irse por innecesarios y no queridos. Al final, todos enemigos de la revolución. Ahora se les hacen guiños a los emigrantes-exiliados, porque una de las principales fuentes de ingreso a las finanzas del país proviene de los gusanos de ayer, mariposas hoy.
Por otra parte, los profesionales cubanos no le deben nada al gobierno, dado que su educación la sufraga el salario esquilmado de los trabajadores y los dos años de servicio social que cada uno está obligado a realizar ganando una miseria. La educación en Cuba, no es gratuita, eso es otra mentira.
No espere nadie una normalización del sistema migratorio cubano. Lo que puede ser normal para este gobierno, es una aberración en cualquier otra parte del mundo. El gobierno y estado cubanos se sitúan por encima del ciudadano, invierten la relación, y es el ciudadano quien se convierte en un servidor del sistema. En esto consiste el socialismo, la élite gobernante decide por el individuo anulado en sus más elementales derechos, y lo hace pagar.


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