GOBIERNO, ERGO, EXISTO

Todo ser humano tiene, a saber, tres personalidades o tres yo, como también podríamos llamarles; en primer lugar, somos como nos vemos a nosotros mismos, en segundo lugar somos como los demás nos ven, la imagen que proyectamos, y por último, somos lo que realmente somos, la suma de nuestros pensamientos, palabras y acciones.
¿Cómo se ve Fidel Castro a sí mismo? Un héroe al estilo de los homéricos, un profeta bíblico, un tribuno romano, el Napoleón del Caribe, un arcángel vengador y flamígero, o mejor aún, Dios mismo encarnado.
Mientras, es visto por unos como un líder mesiánico de estatura mundial, destinado a ser el redentor de los humildes, analfabetos, hambrientos y demás sufridos del mundo. Profeta infalible, apologista del socialismo y detractor a muerte de la economía de mercado y la democracia. Para otros, es un utópico, ambicioso, incompetente y paranoico personaje que ha fracasado en todo menos en el disfrute enfermizo del poder ejercido a sangre y fuego durante más de medio siglo.
El Fidel Castro real, es un mito de la iconografía mundial con su estudiada postura anti norteamericana, la exportación de guerrillas, soldados regulares, médicos mal pagados dispuestos a salir del país para regresar con alguna pacotilla y la donación arbitraria de bienes y recursos de la nación. Su imagen ha sido creada a partir de circunstancias históricas, sociales, económicas y políticas reales, a lo cual se le suma la propaganda en la que los comunistas son expertos, la mentalidad egoísta y miope de los políticos latinoamericanos, la estupidez congénita de los presidentes estadounidenses y el oportunismo de muchos.
Los resultados de la gestión del gobierno cubano durante más de cincuenta años, hablan por sí solos de su líder. El salario medio del cubano ronda los 15 dólares mensuales, los mercados están desabastecidos, la mayor parte de las tierras en capacidad de producir se encuentran ociosas o mal aprovechadas, durante el último año la producción agrícola descendió en un 13%, la producción azucarera fue la más baja en más de un siglo, un millón de trabajadores están amenazados de quedar cesantes, la deuda externa es multimillonaria, en los hospitales sucios y derruidos faltan los médicos y los medicamentos, la vulgaridad se enseñorea entre los jóvenes y los no tan jóvenes. Hasta el año 1958, existían en Cuba 14 cárceles y prisiones. En estos momentos, la cifra es de cerca de 200 con decenas de miles de presos. Más de dos millones de cubanos viven en el exilio despojados hasta de su ciudadanía.
De todos los movimientos guerrilleros promovidos y mantenidos por el régimen de La Habana al costo de decenas de miles de muertos y millones de dólares, sólo alcanzó a gobernar el FSLN de Nicaragua y sin poderse sostener por mucho tiempo. Del resto, sobreviven como narcotraficantes y secuestradores las FARC colombianas y algún que otro grupo de menor importancia.
Ciertamente, no se sabe de dónde le viene la fama de infalible en sus predicciones y análisis, como cuando anunció que Cuba sería exportadora de arroz después de desecar la Ciénaga de Zapata, o la súper especial raza de ganado que permitiría a nuestro país producir más leche y quesos que Holanda y más carne que Argentina, o cuando no fue capaz de prever la caída del socialismo en Europa, o más recientemente, cuando predijo el fin del capitalismo con la última crisis financiera, una final gris y anti histórica en el Mundial de Fútbol y una guerra atómica inminente como telón de fondo.
Hasta aquí una semblanza de este personaje que, para bien o para mal, ha hecho historia, que a fin de cuentas parece ser lo único que le importa.
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