martes, 26 de octubre de 2010

TRABAJO POR CUENTA DE QUIÉN.

El gobierno cubano acaba de aprobar 178 actividades laborales que los cubanos ya realizaban, con autorización o sin ella, para escapar un poco de la falta de todo. El país es un gran relajo bajo la dirección siempre ineficiente de nuestros líderes históricos que más bien parecen títeres histéricos.
La aprobación de marras no viene sola, sino acompañada de una política de impuestos que está entre el asalto a mano armada y el hurto al carterismo. La mano del gobierno se introduce en el bolsillo de los trabajadores e insiste en que es por su bien, ahora sí van a tener socialismo, dicen, pero tienen que pagarlo.
Ni a los esclavos de la Cuba colonial se les imponían las condiciones que en pleno siglo XXI les son ofertadas a los empleados estatales que por obra y gracia de un eufemismo revolucionario no se llamarán desempleados, sino disponibles (¿?). Si esta es la redención a que aspiraban los proletarios, que venga Lenin y la vea.
El capitalismo a lo cubano, pachangoso, irresponsable, montado en una carroza tirada por bueyes y “La Internacional” cantada a ritmo de conga por la comparsa “Los Castro”. Gocen viejitos, que les queda poco.

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