Estos trabajadores por cuenta propia se consideran a sí mismos personas honradas que se ganan la vida en el desguace de edificios en vías de demolición. –“De todos modos lo van a echar abajo”.
El “Pedro Borrás”, ubicado en la Avenida de los Presidentes del Vedado habanero, fue una institución donde cada año eran atendidos miles de infantes aquejados de las más diversas dolencias.
De estilo Art-Deco, y construido en el año 1933, fue el primer hospital infantil de la provincia La Habana. Con quinientas camas y cuerpo de guardia, brindaba atención médico hospitalaria a niños de la provincia y de más allá.
En el año 1988, comenzó la reparación capital de este centro, promovida por filántropos asturianos que al ver el estado de deterioro que presentaba, y enterarse de que el nombre del hospital correspondía a un joven médico descendiente de asturianos, decidieron donar recursos para acometer su restauración.
Cierto tiempo después, los donantes quisieron ver como marchaba la obra, y quedaron sorprendidos cuando vieron que la destrucción era mayor, sin encontrar explicaciones para la desaparición de los recursos enviados. De esta forma, cesó la valiosa colaboración.
La construcción de una gigantesca cisterna que afectó los cimientos, la limpieza de las estructuras de acero con chorros de arena a presión, sin tener en cuenta que el tiempo a la intemperie las había debilitado, y más desvíos de recursos, decretaron la muerte de esta instalación que hoy sirve de hogar a ratas y cucarachas y de sustento a los buscavidas. Hasta que sea convertida en parqueo.
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