martes, 25 de septiembre de 2012

En Defensa del Reggaetón.



Se reunió en La Habana el Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Lo que vale y brilla en las artes y las letras cubanas debatió, sin miramientos, los problemas que afectan la creación y la promoción de la música cubana.
La víctima propiciatoria fue el reggaetón, los demás tópicos analizados no despertaron el interés que este ritmo marginal y negro, si cabe la redundancia, despertó en los participantes. Resultado, hay que cerrarle las puertas, aún más.
Como es habitual en este tipo de reuniones, no se oyó la voz discrepante de ningún reguetonero, que, o no fueron invitados o prefirieron quedarse callados.
Es cierto que las letras de muchos de los reggaetones dejan bastante que desear en cuanto a los cánones culturales generalmente aceptados en nuestra sociedad, pero, sin embargo, la sinceridad del discurso no puede ponerse en duda. Estos músicos de la marginalidad tienen algo que decir y lo dicen.
La cultura cubana no es solo la de las salas de concierto, también se hace en las calles, en los solares mal olientes, en los barrios no aptos para turistas de Santiago de Cuba y La Habana. Sus creadores son aquellos que no tuvieron oportunidad de asistir a las escuelas de música, o no quisieron hacerlo porque sus inquietudes artísticas y sociales no se avienen a los esquemas culturales preconcebidos.
Las letras son machistas, porque la sociedad es profundamente machista, sin embargo, hacen referencia a valores humanos que ya parecían olvidados, llaman a las cosas por su nombre, aunque lo feo en realidad no sea el nombre, sino lo que este significa. La hipocresía y la doble moral que imperan en la Cuba de hoy, se ofenden con la manera sencilla de decir, con el ritmo contagioso sin complejidades  armónicas; música primitiva para situaciones modernas, como resultado de su propia evolución muy particular.
El producto reggaetón tiene consumidores y, guste o no, ahí está. Unos lo disfrutan, otros lo sufren, pero es evidente que la cultura de la nación no se puede medir sólo por las preferencias de la élite privilegiada, ni siquiera de la mayoría supuestamente culta; también es cultura la que producen las minorías, aunque en ocasiones apenas se distingan las palabras. Los asistentes a la ópera pueden disfrutar de una representación de Madame Butterfly o de Salomé sin entender ni una palabra en italiano o alemán.

Fundamentalismo.


 

El mundo islámico está indignado, lo que no han logrado los aviones teledirigidos con sus daños colaterales, las invasiones de la OTAN y las torturas en Guantánamo, lo ha logrado un oscuro cineasta que nadie sabe a ciencia cierta quién es, ayudado por la magia de Internet. Un video de catorce minutos de duración y dudosa factura según dicen los que lo han visto, ha provocado que los musulmanes en todo el mundo se vean en el deber de quemar, saquear, matar inocentes, y de paso dar la razón a los que los acusan de extremistas, violentos y terroristas dispuestos a cualquier barbaridad amparados en su fe.
Los comunistas y ateos de toda laya se han cansado de decir barbaridades en contra de Jesús, lo han negado, se han burlado de su divinidad, y la Biblia, libro sagrado de los cristianos, lo mismo ha sido quemada que vilipendiada. El pueblo cristiano no se ha lanzado a las calles a apedrear y quemar comunistas o embajadas comunistas.
La Internacional, himno de guerra de los comunistas de todos los países, repudia la creencia en Dios -el mismo Dios de todos-, sin que ninguna autoridad eclesiástica se haya pronunciado en contra de la estrofa ridícula.
Los islamitas, musulmanes, seguidores del Profeta Mahoma o como les guste llamarse a sí mismos, exageran la nota. Culpar al gobierno de los Estados Unidos de la realización y divulgación de una película de factura privada, más bien parece un desvío de la atención a los verdaderos problemas que tienen los países árabes, como el atraso en que están sumidos pueblos que en otras épocas iluminaron a la humanidad con su conocimiento, o el estado de degradación a que están sometidas las mujeres en sus sociedades  machistas, donde lapidarlas públicamente hasta morir, se llama justicia.
Si alguien quería ver un ejemplo de lo que es odio racial desmesurado, ya lo vio en los noticieros y la prensa de todo el mundo.  De esta cultura o subcultura de la violencia, salen los que son capaces de dinamitar aviones cargados de inocentes, incendiar discotecas o derribar edificios repletos de trabajadores.
De los que violan y asesinan a un hombre sea o no embajador, el mundo no puede esperar nada bueno. El valor y la ira que demuestran estos soldados del islam contra personas inocentes, no tiene que ver con el comportamiento que mostraron en la guerra del 67 cuando pretendieron borrar del mapa a Israel y terminaron suplicando la devolución de los territorios ocupados.
Que la película de marras pueda ofender a alguien, puede ser, pero solidarizarse con los que se valen de cualquier pretexto para asesinar, aterrorizar y elevar el odio a la categoría de acto religioso, es participar del crimen.
Los regímenes totalitarios son también fundamentalistas aunque sean ateos; el odio a quien se atreva a pensar diferente, al que se aparte de los códigos establecidos a capricho, al que se atreva a criticar al sacrosanto ayatola-comandante. Este odio puede llevar al hundimiento de barcos cargados de inocentes, al derribo de avionetas, a las golpizas a mujeres, a muertes sospechosamente convenientes y al encarcelamiento injusto.
Las turbas revolucionarias que gritan consignas progubernamentales y dan golpes a los disidentes en La Habana, no tienen nada que envidiar a las turbas musulmanas que queman, apedrean y matan inocentes en las capitales de los países islámicos. En ambos casos, el fanatismo y la cobardía van mano a mano; en ambos casos el modelo social es obsoleto además de injusto.

El Estado Peligroso




Una joven disfruta de un día de playa en compañía de algunas amigas, cuando unos bañistas extranjeros se acercan y las invitan a un restaurante cercano. Conversan, y como es normal entre personas jóvenes, las horas pasan entre tragos y risas. Un agente de la policía se acerca al grupo y muy serio, les pide identificación a las jóvenes. Son los extranjeros los que preguntan el porqué de la intervención del agente y este les responde de mala gana que las jóvenes no pueden asediar a los turistas por lo que van a ser detenidas.
Podrá reírse el que quiera, pero en Cuba es exactamente así. Alguien podrá argüir, siguiendo la misma lógica retorcida del apartheid, que lo mismo podría ser requerido y hasta expulsado del país el extranjero que solicite la compañía de una joven nativa. En realidad todo no es más que parte de la hipocresía del régimen cubano.
En su cruzada moralista de los primeros tiempos de la revolución de los barbudos, Fidel Castro se encaprichó en eliminar de raíz el oficio más antiguo de que se tiene noticia. Fue otro de los tantos fracasos que integran el rosario del proceso revolucionario cubano. Como se supone que en un país donde no hay corrupción, ni analfabetos, ni burgueses, ni drogadicción, por ser lacras del pasado, tampoco puede haber putas, es entonces que entra en juego el llamado “estado peligroso”.
Ley 62, Código Penal.
“Artículo 72. Se considera estado peligroso la especial proclividad en que se halla una persona para cometer delitos, demostrada por la conducta que observa en contradicción manifiesta con las normas de la moral socialista.
“Artículo 73.1. El estado peligroso se aprecia cuando en el sujeto concurre alguno de los índices de peligrosidad siguientes:
a)      la embriaguez habitual y la dipsomanía;
b)      la narcomanía;
c)      la conducta antisocial
2. Se considera en estado peligroso por conducta antisocial al que quebrante habitualmente las reglas de convivencia social mediante actos de violencia, o por otros actos provocadores, viola derechos de los demás o por su comportamiento en general daña las reglas de convivencia o perturba el orden de la comunidad o vive, como un parásito social, del trabajo ajeno o explota o practica vicios socialmente reprobables.
Artículo 74. Se considera también estado peligroso el de los enajenados mentales y de las personas de desarrollo mental retardado, si, por esta causa, no poseen la facultad de comprender el alcance de sus acciones ni de controlar sus conductas, siempre que estas representen una amenaza para la seguridad de las personas o del orden social.”
Las mujeres cubanas, por ser cultas y sanas, como alguien dijo alguna vez en uno de sus tantos discursos, además de hermosas, no tienen necesidad de asediar a nadie; en la puerta de la casa, en la cola del pollo por pescado* o montadas en un ómnibus repleto a la seis de la tarde, son atractivas, para el turista y para el no turista.
La joven que disfruta de la estancia en lugares donde concurren turistas extranjeros no manifiesta una conducta antisocial, solo manifiesta su necesidad de diversión, de compartir con personas interesantes a la que ella misma les es interesante a su vez, sin que por ello quebranten ninguna regla de convivencia social, cometan actos provocadores, perturben el orden de la comunidad o practiquen vicios socialmente reprobables.
Si la prostitución no aparece como delito en el Código Penal, es porque el legislador no lo vio como tal o no consideró políticamente correcta su inclusión. No es así con el proxenetismo, el cual aparece recogido en la ley y es debidamente sancionado.
A pesar de ser el “Estado Peligroso” el gran saco de la legislación penal fascista y comunista, no hay manera de que el intercambio carnal entre personas que se unen por propia voluntad pueda considerarse un vicio o un acto peligroso, es, cuando más, el himeneo elevado a la categoría de atracción turística, la internacionalización de la gozadera, lo que todo el mundo, o el que puede, hace todos los días, o cuando puede, pero más parecido a los Cuerpos de Paz de las Naciones Unidas.
Si pasear, comer, beber, bailar o tener sexo con un extranjero es un delito, entonces debe aparecer como tal en el Código Penal, sin vergüenza, sin sonrojos, sin falsas apariencias. A más de medio siglo de la expulsión del capitalismo y sus lacras de la patria, hoy los policías, como vulgares proxenetas,  extorsionan mujeres sean estas o no prostitutas, abusan de ellas y las humillan en las playas y a la salida de los hoteles y centros nocturnos, ante la mirada atónita de los turistas que no saben, si el uniformado es un agente del orden o un chulo disfrazado.

*11 onzas de pollo vendidas por la libreta de racionamiento en lugar de la misma cantidad de pescado que antiguamente se ofertaba.


martes, 18 de septiembre de 2012

Policía, Policía, ¿Tú Eres Mi Amigo?




Enrique Sánchez, Carlos Alberto González, los hermanos Alejandro y Medardo Meléndez, y otros dos jóvenes, tienen experiencia en eso de intentar salir del país con cualquier cosa que flote, pero la experiencia que sufrieron la noche del 10 de septiembre después del enésimo intento fracasado, es única.
La playa Boca Ciega parecía apacible cuando los frustrados navegantes tocaron tierra. De entre la vegetación salió en zafarrancho de combate medio centenar de soldados y oficiales de Tropas Guardafronteras y de la Policía Nacional Revolucionaria, que  los conminaron a poner las manos en alto mientras les apuntaban con sus armas.
Después de ser esposados sin ofrecer resistencia, uno de los policías manifestó: -“Yo no puedo quedarme así”, y acto seguido  le propina un golpe en el rostro al detenido Enrique Sánchez Masforroll, con lo cual no estuvo de acuerdo uno de los oficiales de Guardafronteras. Otro policía, sugirió que apareciera en el acta que el joven golpeado había atacado al esbirro con un remo, a lo que el responsable de levantar el acta se opuso porque sencillamente, no había remos en la embarcación.
Este policía no solo golpeó a un detenido que se hallaba esposado, sino que se vanaglorió del abuso. Para colmo de ilegalidades,  el número de identificación que portaba el agente no era el suyo, pertenecía a otro miembro del mismo cuerpo que le había prestado la camisa para cometer la fechoría y quedar impune. Sólo al hacer la denuncia al día siguiente se pudo saber que el cobarde se nombra Yariel Rocel Hernández con número de chapa 07290.
De los objetos que quedaron en la embarcación; documentos, dinero, ropa y un reloj, no hay rastro, sin que aparezcan como artículos decomisados oficialmente.



jueves, 13 de septiembre de 2012

El Secuestro de Raudel(Cuento)



Estaba asustado, no veía nada en derredor y esa gente lo había dejado en medio del monte. Salió bien, en algún momento pensó lo peor, cuando vio que el moderno automóvil de fabricación china cogía carretera en vez de dirigirse a la 7ma. Unidad de la P.N.R. Al menos fue lo último que oyó decir a un oficial cuando lo montaban en el carro, esa unidad la conocía bien, en ocasiones la jefatura  de La Lisa no aceptaba que la Seguridad del Estado dejara detenidos allí sin dar explicaciones, las palabras mágicas eran, “interés de la C.I.”.
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Decidió no moverse de ahí hasta que amaneciera y se acurrucó al lado de un árbol. De vez en cuando se escuchaba a cierta distancia una letanía de ladridos nerviosos, siempre empezaba el mismo perro y los demás lo seguían como en un coro. Se quedó dormido.
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Había sido un día difícil, fueron a buscarlo al amanecer y lo soltaron como a las siete de la noche, a las nueve  volvieron a buscarlo, la familia protestó, preguntó para donde lo llevaban, no les dijeron que era  para darle el paseo más largo de su vida. No sabía por dónde iban, pero lo que veía cuando se atrevía a levantar un poco la cabeza era campo. Él mismo se sorprendió cuando se oyó preguntar. -¿Ustedes me van a matar? La respuesta fue tajante y ambigua, –Nosotros no tenemos que matarte.

No se habló más durante todo el viaje, cuando al fin le dijeron que se bajara en aquella oscuridad, por poco se desmaya, ni luna había, pero cuando los vio alejarse se sintió más aliviado, a fin de cuentas no lo mataron.

Ya amanecía y poco a poco distinguió los matorrales que lo rodeaban y el sendero donde lo habían dejado, vio una cerca y oyó voces, gritó, y unos campesinos fueron a su encuentro. -Este no es de por aquí, pensaron.
-¿Qué tú haces por acá muchacho?
- Anoche me trajeron en un carro del G-2 y me dejaron aquí. Como estaba tan oscuro no sabía para donde coger y me quedé dormido ahí mismo.
-Lo mejor que hiciste, los guardias de la vaquería le tiran a todo lo que se mueva de noche.
-¿Cómo voy para  La Habana? Las piernas le temblaban mientras se dirigía a la carretera y en la cabeza le daba vueltas el letrero que iba a pintar en la pared de la bodega en cuanto llegara al reparto. Sus letreros son conocidos en la zona, posiblemente sea el único en Cuba que los firma con su nombre.
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Cualquier cosa sirve para pintar un cartel, una tiza, un pedazo de carbón, un poco de chapapote, cal, y hasta con mierda se pinta si hay algo que decir. En este barrio siempre hay algo que decir; cuando no es un apagón, es un derrame de aguas albañales, o dos semanas sin recoger la basura, o el único carro que tiene la ruta de ómnibus que entra al reparto no pasó, alguien dice que el chofer no fue a trabajar hoy, pero otros dicen que estas guaguas están muy viejas, que cuando llegaron aquí ya estaban descontinuadas en Corea.
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-Le ronca como hay que caminar, deja ver si ese camión me para, porque a muchos choferes no les gusta recoger pasaje en la carretera. Algunos cobran el viaje a peso o a cinco pesos, hacen el día y de paso  le resuelven al que está embarca’o. Estoy de suerte, va a parar.
-Buenos días.
-Buenos días, ¿hasta dónde vas?
-Hasta La Habana.
-Sube, yo llego hasta 100 y Boyeros.
-Coñó, que suerte, voy a llegar más temprano de lo que pensaba.
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-¿Dónde te metiste?
-Tú dirás, dónde me metieron, eso no está en el mapa.
-Aquí dijeron que estabas en La Lisa.
- Que Lisa ni que ocho cuartos, ¿tú no sientes la peste que traigo?
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En este barrio viven unas pocas familias con muchos miembros, a medida que los muchachos crecen y se casan, construyen como pueden habitaciones en los patios o en las azoteas, con el pasar de los años parecen condominios destartalados fabricados con los materiales que aparezcan. Pueden verse paredes de ladrillos y bloques sin repello, otras con mejor suerte ya repelladas, pero sin pintura, y por encima de todo eso, los palomares le disputan el espacio a las tendederas.
El olor a chícharo tostado, cochiqueras y fosa desbordada, hacen que este barrio se parezca a cualquier otro de la periferia de la capital con sus calles sin pavimentar y los niños correteando descalzos, pescando renacuajos,  hembras y varones desnudos de la cintura para arriba y sucios hasta no vérseles las caras.
Aquí nació y se crió Raudel, sus padres le pusieron este nombre por aquello de la idolatría revolucionaria, hoy no hay un día que no repitan como un mantra el nombre de cualquiera de los dos hermanos acompañado de alguna imprecación.
En este ambiente surrealista corrió descalzo, fue pionero, y el mismo día que se le cayó el primer diente dejó de recibir la cuota de leche normada. Esta experiencia de pérdida simultánea lo marcó como un inconforme crónico, quizás no sabría nada de justicia o derechos, pero algo dentro de él le decía cuando mostrar su inconformidad. Nunca se resignó con haber perdido aquel diente, por más que le explicaron que después le saldría otro mejor, más fuerte y duradero (en esta familia no se conoce lo de la almohada y el ratoncito obsequioso). El tiempo le dio la razón, los nuevos dientes salieron algo torcidos y a los veintitantos ya le faltan algunos.
Raudel aprendió rápido en la escuela, la aritmética no era su fuerte, pero a la hora de leer y escribir se lucía, ya desde segundo grado hacía composiciones, si le caía en las manos un creyón de labios había que fregar las paredes por donde pasara. Así conoció de la emoción que brinda el grafiti, no importaba lo que escribiera, siempre provocaba disgustos, desde ese tiempo decidió firmar sus carteles murales como cualquier artista, aunque su fama no pasara de 100 y Aldabó.
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El muro de la escuela amaneció pintado, la pared de la bodega también, al parecer a mitad de la tarea se acabó el mercurocromo y terminó con violeta de genciana. Raudel juega a la pelota con algunos niños de la cuadra, saluda a un vecino, y un carro patrullero pasa lentamente evitando los baches.
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Allá en Pinar los serenos de la vaquería se mantienen atentos, nadie sabe cuándo pueden aparecer  los matarifes.



                                                               





                                                            


jueves, 6 de septiembre de 2012

ALGUNOS FUNDAMENTOS LEGALES, CÍVICOS Y MORALES QUE JUSTIFICAN SER UN DISIDENTE EN CUBA.




“Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía. En América no se podía ser honrado, ni pensar ni hablar. Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado. Un hombre que obedece a un mal gobierno, sin trabajar para que el gobierno sea bueno, no es un hombre honrado. Un hombre que se conforma con obedecer a leyes injustas, y permite que pisen el país en que nació,  los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado. El niño, desde que puede pensar,  debe pensar en todo lo que ve, debe padecer por todos los que no pueden vivir con honradez, debe trabajar porque puedan ser honrados todos los hombres, y debe ser un hombre honrado.
El niño que no piensa en lo que sucede a su alrededor, y se contenta con vivir, sin saber si vive honradamente, es como un hombre que vive del trabajo de un bribón, y está en camino de ser bribón. Hay hombres que son peores que las bestias, porque las bestias necesitan ser libres para vivir dichosas: el elefante no quiere tener hijos cuando vive preso: la llama del Perú se hecha en la tierra y se muere, cuando el indio le habla con rudeza, o le pone más carga de la que puede soportar. El hombre debe ser, por lo menos, tan decoroso como el elefante y como la llama. En América se vivía antes de la libertad como la llama que tiene mucha carga encima. Era necesario quitarse la carga, o morir.
Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados.”  José Martí: La Edad de Oro.

“Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras: el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y la rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados.” José Martí: Obras Completas.
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“El problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del pueblo; he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos, junto con la conquista de las libertades públicas y la democracia política. Quizás luzca fría y teórica esta exposición si no se conoce la espantosa tragedia que está viviendo el país en estos seis órdenes, sumada a la más humillante opresión política.” Fidel Castro: La Historia Me Absolverá.
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Tenemos derecho a la libertad de expresión; somos libres de buscar y recibir información y decir, escribir y publicar cualquier opinión que tengamos, por cualquier medio de difusión. Tenemos derecho a asociarnos con quienes deseemos y a reunirnos pacíficamente. Tenemos derecho a criticar al gobierno. Tenemos derecho a movernos dentro del territorio nacional y a salir del país y entrar libremente. Tenemos derecho a elegir a nuestros gobernantes mediante el voto libre y secreto. Tenemos derecho a un proceso penal justo si se nos acusa de algún delito. Tenemos derecho a desarrollar nuestras ideas, ganar dinero y comprar bienes que no nos pueden ser arrebatados. Ningún gobierno tiene el derecho de reprimirnos, encarcelarnos, golpearnos o crearnos miedo. Somos seres humanos libres y dignos, con sueños, aspiraciones y derecho a la felicidad. (Derechos recogidos en los Pactos Internacionales de Derechos Civiles, Políticos y Económicos, de los  que Cuba es signataria)
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 “El que, con el fin de obtener el pago de un sueldo u otro tipo de retribución material, se incorpore a formaciones militares integradas total o parcialmente por individuos que no son ciudadanos del Estado en cuyo territorio se proponen actuar, incurre en sanción de privación de libertad de diez a veinte años o muerte.” Artículo 119. 1. Código Penal: Delito de Mercenarismo.
“Sólo pueden sancionarse los actos expresamente previstos como delitos en la ley, con anterioridad a su comisión.” Artículo 2.1. Código Penal.
“Se considera delito toda acción u omisión socialmente peligrosa prohibida por la ley bajo la conminación de una sanción penal.” Artículo 8.1. Código Penal.
“Se presume inocente a todo acusado mientras no se dicte fallo condenatorio contra él.” Artículo 3. Ley de Procedimiento Penal.
“La discriminación por motivo de raza, color de la piel, sexo, origen nacional, creencias religiosas y cualquier otra lesiva a la dignidad humana, está proscrita y es sancionada por la ley.” Artículo 42. Constitución de la República.

Diálogo en Colombia. Monólogo en Cuba.


 

Una vez más se intenta el diálogo en Colombia para buscar la ansiada y necesaria paz, esta vez también tiene Cuba un papel protagónico, aunque diferente al desempeñado durante la época dorada de las guerrillas marxistas latinoamericanas.
En este caso, un movimiento revolucionario inspirado, formado y apoyado por la Cuba de Fidel Castro, se ve aislado, sin apoyo popular y en medio de una coyuntura internacional que favorece la política del diálogo democrático, al no existir Unión Soviética ni campo socialista que prendan candelitas al ritmo guevariano de “crear  uno, dos, tres, muchos Viet Nam”. 
Aquel movimiento sangriento y romántico ha sufrido una metamorfosis y, aunque  no ha dejado de ser sangriento, hoy es además narco terrorista. Después de tanta sangre derramada tras una utopía, los guerrilleros latinoamericanos ven a Cuba como el faro al que no deben acercarse porque es el símbolo de todo lo malo que les espera a sus países si se dejan cegar por su luz: el naufragio; más de medio siglo con tarjeta de racionamiento para los productos alimenticios, atraso tecnológico, campos sin cultivar,  cuarterías que en 1953 ya eran viviendas inmundas, niños sin tomar leche a partir de los siete años, proscrito el consumo de carne de vacuno, elecciones amañadas, nada de prensa libre o partidos políticos, cero Internet, ni huelgas, reuniones o manifestaciones públicas, eso sí; tendrían muchos médicos prestos a atender a los pacientes que les lleven un almuerzo y alfabetización para  leer sólo la propaganda oficial.
La democracia y el diálogo se imponen y el viejo dinosaurio hace como que aplaude mientras sea fuera de las fronteras de la Gran Birán, hacia dentro la mentalidad guerrillera se atrinchera en su fracaso y se niega a evolucionar. La revolución cubana nunca fue un faro, si acaso una fogata encendida por piratas para hacer encallar a los incautos.