martes, 20 de agosto de 2013

La Política del Capricho.


Publicado en Cuba Prensa Libre

Ante los flacos resultados de la economía cubana, no obstante  las reformas aplicadas por el gobierno de Raúl Castro, aquí van algunas sugerencias  que podrían ayudar a que el país salga del desastre en que lo mantiene sumido el empecinamiento de los líderes.
-         Conversión de las ineficientes empresas socialistas en cooperativas privadas regidas por las leyes del mercado.
-         Reducción del aparato burocrático del Estado al mínimo posible, subastando las instalaciones y demás bienes ociosos.
-         Entrega de tierras a los campesinos a perpetuidad, con pleno derecho a decidir  qué cultivan, a quién le venden, y a qué precios según las leyes del mercado.
-         Establecer una política de créditos realista sin ánimos de usura.
-         Levantamiento de las prohibiciones y controles absurdos que afectan por igual a productores y comerciantes.
El descontrol, las indisciplinas, la corrupción administrativa y demás lacras inherentes al sistema establecido, desaparecerán en cuanto los campesinos tengan sentido de propiedad real tanto sobre los medios de producción – jerga marxista -, como de sus beneficios económicos. Los obreros, por su parte, serán productivos cuando no se sientan timados por un gobierno que mientras les roba la mayor parte del salario, se las da de dadivoso con supuestas gratuidades que no compensan la falta de libertad.
El llamado desarrollo de las fuerzas productivas, depende en primer lugar  del nivel de independencia  que disfruten los trabajadores respecto al Estado. En la misma medida  que  el Estado pretenda controlar la actividad económica- mercantil de la nación, se medirá la falta de productividad y la mala calidad de las producciones y servicios.
Todos los latigazos infligidos a los esclavos en la Cuba colonial, no impidieron que inexplicablemente los machetes se rompieran, los trapiches se trabaran, y que el azúcar producido fuera cada vez menos, a pesar de que la dieta de uno de aquellos infelices,  superaba con creces la cantidad de  proteínas y calorías que puede procurarse un “maceta” de estos tiempos.
La cuestión, al parecer, no depende de lineamientos económicos de eficacia dudosa, o de la inversión extranjera; ni siquiera de la aplicación de los últimos descubrimientos de la ciencia y la técnica, sino de algo en apariencia tan sencillo como que los hombres se sientan humanos.
Por más vueltas que se le den al sistema de economía estatal centralizada, mejor conocido como socialismo o capitalismo monopolista de estado, no es potable, no funciona, no es siquiera un sistema, ya que se basa en el método empírico de ensayo/error/ensayo…, hasta el infinito, lo cual ha convertido al país en un laboratorio manejado por locos, con once millones de conejillos de Indias a su disposición.
Los gobernantes que eligen el socialismo, poseen un enfermizo gusto por el poder, una personalidad sociópata escondida en un sospechoso interés mesiánico por los pobres, a quienes convierten en víctimas propiciatorias de su egoísmo.
No debe extrañar que después de siete años de “pragmatismo” raulista, la producción agrícola sea este año inferior al anterior, y que el principal renglón exportable sean los dóciles y explotados médicos internacionalistas. Un vistazo a la prensa oficialista cubana, basta para comprobar que  los problemas y discursos de hoy, son los mismos de ayer.

No hay comentarios: