Constitución y Libertad.
Las libertades de
conciencia, expresión, opinión, reunión y asociación, son libertades de orden
natural, y aunque la Constitución las pueda refrendar o garantizar, en realidad
nadie las puede otorgar, pero tampoco limitarlas o impedirlas y mucho menos
penalizarlas, ello va contra la naturaleza humana y las leyes del universo. Estas
libertades que podrían llamarse básicas, son parte inseparable del ser humano, si
no se tienen, no se es, en las sociedades esclavistas al esclavo se les
negaban, de ahí que no se consideraran seres humanos sino cosas.
Inglaterra no tiene
constitución, sin embargo, nadie pone en duda que ese país ha gozado de
estabilidad política por siglos. Esto es, las libertades y derechos civiles se
supone que estén ahí, al alcance de todos, y que su único límite sea la
libertad y el derecho de los demás.
Un gobierno que pretende
controlarlo todo y a todos, no es un buen gobierno, y una ley hecha para
proteger los intereses de semejante gobierno, carece de efectividad, por más
recursos que se gasten en tratar de imponerla por la fuerza, las personas sabrán que no es justa y su
ejecución será saboteada porque el ciudadano se resiste a ser considerado un
objeto del que el Estado puede disponer a su antojo.
El hombre obedece de
forma espontánea las leyes naturales y divinas, no por temor al castigo, sino
porque de esta forma se desenvuelve en armonía consigo mismo, con Dios y los
demás hombres.
La Carta Magna cubana,
es un documento que pretende satisfacer todos los derechos de la sociedad como
conjunto, pero no así de los hombres que la componen individualmente. Los
derechos de los individuos se subordinan a un supra derecho colectivo.
El hombre no es una
abeja que funcione necesariamente como un solo ente con el resto de la colmena.
Las funciones de cada miembro de la comunidad abejas, están claramente
definidas con el único objeto de preservarse como organismo colectivo que
depende no sólo de la miel que puedan producir para su consumo y el de las
crías, sino de la existencia de una reina que de forma compulsiva dedica toda
su existencia a poner miles de huevos, y nada más.
Verdaderamente la vida
de las abejas no nos puede servir de ejemplo, y ciertos artículos en el
mencionado cuerpo legal nos convierten en un enjambre más que en una comunidad
de seres inteligentes.
El Artículo 5,
convierte a los cubanos en seguidores ciegos de un partido que asume el papel
de pensar por todos, pero con tan poco tino, que manda a sus abejas a libar en
marabuzales y basureros.
“Artículo 5. El Partido
Comunista de Cuba, martiano y marxista leninista, vanguardia organizada de la
nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que
organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la
construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista.” Desde
ningún punto de vista, sea jurídico, social o incluso político, este artículo
tiene justificación.
Donde quiera que de ahí
en adelante se menciona a “El Estado”, debe entonces leerse “El Partido”, un
minúsculo grupo de ciudadanos autoproclamados “vanguardia organizada” y “fuerza
dirigente superior”. Los demás no cuentan.
Este artículo de
marras, se opone de manera radical al Artículo 69 del propio cuerpo legal, el
que expresa: “La Asamblea Nacional del Poder Popular es el órgano supremo del
poder del Estado.” ¿En qué quedamos?
Por su parte, y para
ser consecuentes con los conceptos de libertad y democracia, los artículos 53 y
54 podrían quedar redactados de la siguiente forma:
Artículo 53. Se
reconoce el derecho de los ciudadanos a la libertad de palabra y de prensa.
Artículo 54: Son
reconocidos los derechos de reunión, manifestación y asociación de los
ciudadanos.
El Artículo 62, está de
más y no hacen falta comentarios.
Tal y como están
redactados en la actualidad, todos estos preceptos pseudolegales son
discriminatorios, al establecer categorías de ciudadanos donde unos tienen
acceso a derechos concedidos como prebendas políticas y los otros no.
La libertad no es
cómoda, implica responsabilidades, toma de decisiones, riesgos, pero solo en
libertad el hombre puede llamarse hombre, si no la tiene da lo mismo que se
llame carnero, que abeja, porque una sociedad sin hombres libres se asemeja más
a un rebaño o a un enjambre, que a una verdadera sociedad.
El hombre fue creado
como un ser pensante, con la capacidad de expresarse mediante la palabra y
obtener con su ingenio lo necesario para subsistir. Procurar mediante leyes,
que el ser humano renuncie a facultades inherentes a su propia naturaleza, es
absurdo, y conlleva el estancamiento del país y la degradación moral de
gobernantes y gobernados.
hildebrando.chaviano@yahoo.com
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