El Vedado, 29 de abril de 2014
Hay cubanos regados por todo el mundo;
Australia, México, Canadá, Holanda, Italia y sobre todo, Estados Unidos y
España. Puede llamarse éxodo, diáspora, exilio o sálvese el que pueda, como
quiera, es la fuga masiva del capital humano, el futuro
del país con los pies en polvorosa.
Toda esta gran masa de jóvenes y no tan
jóvenes, aparece desempeñando los más disímiles oficios en cualquier parte del
mundo, dispuestos a salir adelante aunque no conozcan el idioma. Para dejar
Cuba fue una odisea, vendieron propiedades, se arriesgaron a caer en manos de
traficantes, estafadores y otros oportunistas que están a la caza de
desesperados e ingenuos.
Hoy, Jesús González Soto y William Estévez
Esteban están varados en Eslovenia, es posible que antes de llegar a ese país
jamás hubieran oído hablar del mismo, pero ahora depende de las autoridades de
esa república decidir si los acogen o no, si son refugiados económicos o
refugiados políticos; y realmente cuando se trata de los cubanos que emigran,
muchos piensan que se van de su país en busca de mejoras económicas, hasta los
propios emigrados lo creen así, pero esto no es cierto, todos los cubanos que
buscan asentarse en otro país lo hacen
por razones políticas.
La situación político - económica que
padece Cuba es en primer término política, de ahí se derivan todas las demás
consecuencias que afectan la cotidianidad de los nacionales. En Cuba gobierna
desde hace más de medio siglo un gobierno dictatorial que no solo ha destruido
la economía, sino que a su vez ha desconocido todo tipo de libertades
ciudadanas. Esta falta de libertades es la razón política que obliga a los
cubanos a separarse de sus hijos para, desde la distancia, procurarles mejor
alimentación y vestido.
Jesús González Soto y William Estévez Esteban
son, con todo derecho, emigrantes políticos que deben ser acogidos como tales
por las autoridades de la República de Eslovenia o de cualquier otro lugar del
planeta donde se aprecie con justicia la situación real del pueblo cubano, su
sufrimiento y su desesperanza. hildebrando.chaviano@yahoo.com
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