lunes, 30 de marzo de 2015

Vale la pena el intento.


Publicado por Diario De Cuba

En los años sesenta estudiaba como becado en el Instituto Tecnológico de Química Mártires de Girón ubicada en el Municipio Playa. Cada año los estudiantes participábamos de la zafra azucarera en tierras camagüeyanas  como cortadores de caña durante el tiempo que durara la cosecha. Al ser distinguido como estudiante, machetero, deportista y en fin, el joven integral modelo de hombre nuevo creado por la Revolución, fui elegido para integrar las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas. Por ese entonces tendría alrededor de 16 años de edad y aproximadamente un año y algo más duró en mi poder el carnet de la UJC, fui separado seis meses (nunca regresé) de la organización nada menos que por ser liberal, lo cual en ese entonces me pareció una acusación ofensiva e injusta entre otras cosas porque no tenía la menor idea de lo que era ser un liberal.
Supuse entonces que tenía algo que ver con mi tendencia a hacer o decir lo que me pareciera en el momento y lugar escogido por mí. Confieso que en muchas ocasiones esto me ha traído problemas y durante años no lo podía explicar hasta que descubrí algo muy sencillo, vivo casi desde que nací bajo dictaduras, y las dictaduras enseñan a las personas a no decir lo que piensan ni hacer lo que quisieran.
También les enseñan a ser intolerantes, y la conjunción de ambas enseñanzas me enfrenta en este momento a un dilema; los partidarios del régimen, a pesar de que ahora hablan de aperturas y reformas, ven mi candidatura a delegado del Poder Popular como un acto liberal que rompe con los usos y costumbres establecidos tras décadas de sumisión absoluta. Mientras, muchos opositores al gobierno, aunque parezca paradójico, coinciden en lo esencial con los del bando contrario pero por distintas razones: aquellos no quieren que cambie nada, estos no creen que nada vaya a cambiar. Es el matrimonio perfecto del inmovilismo con la resignación.
Para unos y otros tengo argumentos simples pero sumamente importantes; en la Circunscripción donde vivo por ejemplo, son vistos diariamente algunos ancianos buscando alimentos en los latones de basura. Son los llamados “buzos” que con la cantidad de restaurantes existentes en la zona es una vergüenza que se vean obligados a buscarse el sustento de manera tan humillante y antihigiénica, sin que ningún Delegado del Poder Popular ni militante del Núcleo Zonal del Partido Comunista haya buscado la colaboración de la administración de esos centros donde a diario se arroja comida a la basura o se destina la sobra a los planes porcinos estatales y particulares. Los comedores públicos habilitados para atender casos sociales y que por no disponer de recursos ofertan un menú de lágrimas, podrían servir como destino de estas donaciones.
Otro fenómeno social que sufre la indolencia de los llamados “factores”  (PCC, CDR, FMC, Poder Popular, etc.), es el de las familias ocupantes de las edificaciones en estado inhabitable o casi, los que por ser personas de bajos recursos y no disponer de dos fiadores o codeudores solidarios con más de cinco mil pesos en el banco, quedan excluidos de la obtención de créditos para reparar sus viviendas.
Si los partidarios del no cambio pueden lograr que estos cubanos necesitados, resuelvan sus problemas humanitarios sin la intervención de un intruso, felicidades, seguiré en mis actividades habituales. Si los opositores al régimen pueden, desde afuera y ninguneados, ser oídos para que el gobierno resuelva algún problema de la comunidad, que bueno.
Por mi parte, estoy convencido de que si un no comunista logra hacerse oír con plenos derechos en la Asamblea Municipal del Poder Popular de Plaza de la Revolución, los otros dejaremos de ser invisibles para la mayoría de los cubanos y para el mundo. En el probable caso de que ningún no comunista elegido por sus vecinos lograra pasar al siguiente escalón, de todos modos ya se envió un  mensaje claro a la dictadura, el pueblo pide cambios y está perdiendo el miedo.


Economía Planificada y Desarrollo.


Publicado  por Diario De Cuba

No es una broma, Rene Hernández Castellón, Viceministro de Economía y Planificación de Cuba, concedió una entrevista al periódico Granma para dar explicaciones respecto a distintas actividades que se están llevando a cabo en el renglón de la planificación de la economía. El trabajo periodístico firmado por O. Fonticoba Gener, constituye un laberinto semántico del cual lo único que se puede sacar en limpio es que la planificación de la economía nunca ha funcionado en todos estos años, y que además, en el 2015 van a insistir con lo mismo a ver qué pasa.
Sin embargo, el título de la crónica es rotundo, “Planificar la economía es prever el desarrollo”. ¿Qué entiende el periodista por prever? ¿De qué desarrollo está hablando? Ni el propio viceministro se atreve a definir aspectos tan delicados, todo se circunscribe a un evento cuya primera versión el año pasado no arrojo resultado alguno, fue algo así como la consabida agua de borrajas.
La conversación al parecer transcurrió en un ambiente muy entretenido refiriendo que la feria, porque así se define el evento, fue un ejercicio (sic) donde participaron un grupo de ¿empresas? circuladoras  mayoristas seleccionadas…y bla, bla, bla, incoherencias tras incoherencias, datos sin importancia, una acotación sobre la liberalización de las fuerzas productivas y dos cosas que quedaron bien claras, las doce empresas mayoristas seleccionadas para el experimento de marras incumplieron y no obstante, el plan para el 2015  fue aprobado con un crecimiento superior al 4%.
Las empresas incumplen los planes y como resultado, a los planificadores no se les ocurre nada mejor que aumentarlos para el siguiente año, como si el deseo de incrementar el Producto Interno Bruto fuera por si solo suficiente para lograrlo.
Planificar la economía sin tomar en consideración el mercado y los precios, aunque se presente como una ventaja en realidad es el mayor error del gobierno cubano al pretender que el desarrollo del país se va a lograr con profecías, que no otra cosa son los planes estatales.
En realidad está por ver que algún plan económico sea cumplido, la empresa estatal socialista con sus 55 años de planificación, es tan ineficiente hoy como el primer día. El gobierno cubano se vio obligado a legalizar empleos no calificados considerados normalmente como informales, para de esa forma disminuir la tasa de desempleo y de paso mejorar las finanzas con la aplicación de exorbitantes impuestos que al final desestimulan a los emprendedores.
La inversión extranjera, esa varita mágica de la economía cubana, también choca de frente con el muro de la planificación, la incertidumbre  da escalofríos a los que por un lado quisieran poner su dinero en Cuba, y por otro temen perder los huevos que pongan en la canasta cuando esta canasta está en las manos de burócratas fijadores de precios arbitrarios e ignorantes de las leyes del  mercado.
Aun así, en Cuba celebran por estos días el aniversario de la creación del Ministerio de Economía y Planificación, “garante del desarrollo general del país” (sic) según el “Granma”. El Ministro del ramo en persona indicó que estarán en el centro de las transformaciones a realizar dentro de la actualización del modelo económico cubano resolver los problemas estructurales – centralización y estatismo- de la economía frente al reto de la satisfacción de necesidades ilimitadas con recursos limitados, así como los relativos a principios macroeconómicos -desempleo, crecimiento, inflación, balanza comercial-.
Hay problemas básicos comunes a cualquier economía, como aquel que plantea que no se puede distribuir los que no se tiene, o dicho de otro modo, para satisfacer unas necesidades hay que sacrificar otras. La macroeconomía, por su parte, está ligada a los efectos de la política económica sobre el bienestar social y la asignación eficiente de los recursos.
Este círculo vicioso no puede ser roto con una política voluntarista, sino con las leyes del mercado, de ahí que en los sistemas de corte socialista soviético como el cubano y el que se pretende imponer en Venezuela, al incurrir en gastos paternalistas y populistas, el Estado comete lo que llamaremos  errores que al final se convierten en perjuicios a la sociedad como son la inflación, la improductividad y el desequilibrio en la  balanza comercial.
Por el momento, la solución encontrada parece ser un capitalismo salvaje donde de buenas a primeras el pueblo que confiaba en las bondades del socialismo, tiene que apretarse el cinto y sufrir los  males del capitalismo con ajustes incluidos, pero eso sí, sin ninguna de sus ventajas.





Sí por el Liberalismo.


Publicado por Diario De Cuba

Cuánto tiempo y recursos va a costarle al país que los gobernantes entiendan que no es con disciplina, exigencia y control como se va a lograr el crecimiento económico, sino con libertad. La esperanza depositada en megaproyectos como el del puerto del Mariel, sepultado bajo las telarañas del voluntarismo estatista, se ve frustrada ante la realidad de que el mundo de los negocios se rige por leyes que funcionan con independencia de la voluntad de los políticos.
La economía mixta, este engendro que intenta la revitalización del socialismo, tampoco funciona, en Cuba no hay mercado y la única contraparte que encuentran los inversores extranjeros es el Estado con su capitalismo  mercantilista conocido desde hace mucho tiempo por la ineficiencia y corruptibilidad que le son inherentes. Mientras tanto los obreros, esa figura tan importante y siempre olvidada en la ecuación, no piensan en trabajar y crear sino en cuanto se buscan en este nuevo tipo de empleo.
La convocación a la unidad de estos trabajadores no debe centrarse alrededor de un líder carismático con sus discursos y poses, tampoco alrededor de un partido único y excluyente que funge de camisa de fuerza al desarrollo económico y social de la nación.
A estos efectos valga dejar en claro que no es válido establecer comparaciones entre el Partido Revolucionario Cubano creado por Jose Martí para llevar adelante la guerra necesaria, y el actual Partido Comunista impuesto por la dictadura para salvaguardar sus intereses de poder impidiendo de hecho y de derecho todo por lo que El Apóstol de nuestra independencia luchó y murió.
Si la soberanía residiera verdaderamente en el pueblo y no en el Consejo de Estado y el Buro Politico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba –par de grupúsculos cuál de ellos más inútil-, no habría que hacer tantos llamados al esfuerzo para aumentar la producción de alimentos y lograr una economía eficiente y próspera.
El derecho a la propiedad sigue vetado a los ciudadanos con el falso argumento de que la propiedad estatal socialista sobre los medios de producción garantiza la igualdad, la independencia y la soberanía del país, y es precisamente la negación de este derecho fundamental lo que impide la independencia ciudadana y que la soberanía sea en realidad ejercida por el pueblo, lo que da por resultado que el desarrollo económico del país sea un chiste.
Pretender que funcione la economía en manos de burócratas encargados de predeterminar desde sus despachos refrigerados qué y cuánto se va a producir, a qué precio y cómo se va a distribuir, es la utopía dentro de la utopía, un capricho de viejos trasnochados y jóvenes aprovechados que en realidad saben que el socialismo como forma de producción y distribución de las riquezas no funciona sencillamente porque donde no se crean riquezas no hay nada que distribuir.
Es por esta razón que se convoca a la piñata a inversores europeos, chinos y norteamericanos –capitalistas y eficientes por más señas-, y no a los fraternos, socialistas y arruinados empresarios norcoreanos  que se debaten entre morir estoicamente de hambre o incinerados en una conflagración nuclear.
El desarrollo y aplicación de las nuevas tecnologías es la clave del incremento de la productividad, y para que se produzcan estos, no basta con un cierto nivel educacional alcanzado, sino que es imperativo que el empresariado nacional acceda libremente a los recursos y las oportunidades que se les puedan ofrecer mediante leyes favorables a los pequeños y medianos emprendedores, estimulados por bajas cargas impositivas y con capacidad de importar y vender sus productos o servicios en el mercado nacional o en el exterior sin intermediación del Estado.
Todo esto suena a liberalismo y sin duda lo es, pero parece ser la única alternativa viable para que la nación salga del empantanamiento en que la ha sumido tanto experimento socializante  y caprichos mesiánicos.






Raúl Castro, la Granja Animal y el Regreso de los Hombres.


Publicado por Diario De Cuba


En agosto del presente año se cumplen setenta años de la publicación de Rebelión en la Granja o Granja Animal, obra del escritor inglés George Orwell. Por su actualidad aplicada al realismo político cubano, se hace referencia a la misma.
Un país, como una granja, debe ser dirigido de acuerdo a ciertos valores y principios universales, entre ellos el principio de responsabilidad individual del gobernante. Como gobernante de todos los cubanos, lo queramos o no, Raúl Castro debería mostrarse más responsable; digo esto no solo porque se le pague un salario al que debe responder, sino porque él no fue designado para dirigir unos miles de militantes del Partido Comunista, ni siquiera a la mayor parte del pueblo cubano si lo fuera, el dictador cubano fue designado para dirigir a la totalidad de la población del país, comunistas y no comunistas, castristas y anticastristas, socialistas y liberales.
Para cumplir esa encomienda, el general y sus lugar tenientes deberían en primer lugar dejar de perseguir y encarcelar a las personas que no les son afines y de paso, no utilizar los improperios, acusaciones y descalificaciones que conforman su discurso cuando se refieren a los opositores y disidentes cubanos e incluso a los que sin declararse opuestos al régimen, alguna que otra vez dejan oír su desacuerdo con la política oficial.
Un gobierno que practica una política de exclusión no es un buen gobierno. Si los microempresarios o cuentapropistas son acosados y exprimidos con impuestos y prohibiciones insoportables al ser considerados pichones de capitalistas que aspiran a cambiar el sistema económico; las personas que van a la Sección de Intereses de los Estados Unidos para acceder al servicio de internet o recibir cursos de computación o idioma Ingles son mercenarios al servicio del imperio norteamericano; y así sucesivamente todos y cada uno de los cubanos que no demuestran una sumisión absoluta al régimen como corresponde a un buen súbdito, son considerados enemigos, quiere esto decir en primer lugar, que el gobierno no está seguro de sus propias fuerzas, es un gobierno débil que no confía en el pueblo y por esa razón no le permite expresarse.
Sin embargo, la experiencia demuestra que los que más daño han hecho al país en todos estos años, han sido precisamente los fieles acatadores de las orientaciones venidas de arriba, la gente de confianza del régimen, los revolucionarios a carta cabal, antimperialistas y fidelistas hasta la muerte que nunca  ponen objeción a una tarea del partido por absurda que sea.
Cada vez que uno de esos “revolucionarios” participa en un mitin de repudio está votando por los maestros que venden los exámenes, por el mal estado de los hospitales llenos de moscas y cucarachas y escasos de médicos, por los mercados vacíos y la carne de cerdo a cuarenta pesos la libra, por el transporte público colapsado, la basura que no se recoge y las adolescentes ejerciendo la prostitución en las calles. Cada marcha, desfile, concentración, movilización, acto de reafirmación y otras actividades político-culturales, es una negación al desarrollo del país, al bienestar de sus hijos y a la seguridad de los ancianos. Cada voto unánime de los Diputados de la Asamblea Nacional no es un voto por un sistema social enigmático y utópico, es un voto por la doble moral, la corrupción y el inmovilismo.
Si al gobernante cubano le interesara, debería entender que los que más lo aplauden hoy pueden ser los traidores de mañana, no sería la primera vez, en tanto que sus críticos más ácidos son los que en realidad desean lo mejor para Cuba. Un bote con un solo remo gira en círculos, es necesario un remo del otro lado para que el bote avance.
Pero mantener el poder parece ser el objetivo único de Raúl Castro, si es así, entonces se justifica su total renuencia a reconocer y sostener conversaciones serias con los opositores políticos y la sociedad civil independiente. Que prefiera conversar con el gobierno  norteamericano como si se tratara del  salvavidas del socialismo en Cuba, es una muestra de oportunismo político.
El pueblo cubano, todo, tiene derecho a ser oído, y así como el régimen despótico reclama ser admitido por la comunidad internacional incluyendo al archienemigo del norte, en lo interno a  los cubanos de tendencias políticas diversas les corresponde igual derecho, lo que implica su reconocimiento por las autoridades y la renuncia a los ataques físicos y verbales de que son víctimas.
La exclusión de los diferentes es discriminatoria, humillante y constituye una práctica genocida al condenarlos al aislamiento y la demonización sin tener oportunidad de exponer sus razones como ciudadanos.
El comunismo, al igual que el nazi-fascismo, crea enemigos que les sirven como justificación para reprimir y dominar, lo mismo da que sean judíos o eslavos, demócratas o capitalistas, intelectuales u homosexuales, el sistema los odia tanto como los necesita, la sociedad comunista debe estar uniformada, unida alrededor de un líder y su partido, todos deben pensar igual, sentir igual y actuar como autómatas obedientes a un centro de mando único.
Si lo anterior es el modelo de país que quiere Raúl Castro perpetuar, no creo que dure mucho más, ya ha durado demasiado y a estas alturas el capítulo final de la Revolución cubana no será siquiera un estallido social, más bien  parecerá un globo que se desinfla con una bochornosa trompetilla.
Mientras, vemos a los cerdos invitando a los Hombres a la granja para divertirse y hacer negocios con ellos a espaldas y a expensas de los demás animales porque, aunque todos son iguales, hay algunos más iguales que otros. Sobre Cuba se cierra el ciclo de la Granja Animal.




Daños.


Publicado por Diario de Cuba


Algo muy grave ocurre con el pueblo cubano, el equipo de béisbol que representó a Cuba en la recién concluida Serie del Caribe, al principio del torneo no lo hizo bien, pero después enderezo el rumbo y no se detuvo hasta alzarse con el octavo título después de 55 años. Mientras tanto, y he aquí la gravedad del asunto, muchos cubanos en la isla se alegraban de que el equipo representante de su país perdiera los juegos que perdió, entristecieron cuando Cuba venció a Puerto Rico y llegaron a encolerizarse cuando sucesivamente venció a los equipos de Venezuela, imbatible hasta ese momento, y finalmente a México en la discusión del primer lugar.
Decididamente el comunismo ha causado profundos daños  antropológicos en los cubanos, en Cuba hoy se aplaude al extranjero y se abuchea al nacional, se charanguea el himno patrio en una canción carnavalesca y el objetivo primario de los jóvenes, peloteros o médicos por igual, es llegar a la “yuma” y no solo llegar, sino obtener la ciudadanía norteamericana. De no ser esa, cualquier otra ciudadanía viene bien.
En la parte de Alemania que otrora ocupara la República Democrática, se viene produciendo un hecho curioso y alarmante, muchos jóvenes se enrolan en grupos xenófobos, racistas y antisemitas, prácticas que supuestamente estaban prohibidas cuando el comunismo era la religión oficial.
Parece ser que tanto en el caso de la Alemania Democrática como en el de Cuba, la reacción de un sector importante de las nuevas generaciones es en sentido opuesto y en la misma intensidad en que fueron adoctrinados. Rebeldía, frustración o pérdida de valores, las razones pueden ser diversas pero el resultado es el odio a todo lo que pueda traer a la mente las humillaciones sufridas bajo el régimen.
En un extraño silogismo, si los nazis pretendían exterminar a los judíos y los comunistas que vencieron a los nazis nos sometieron durante tantos años, es justo que odiemos a comunistas y judíos por igual. De igual forma, si los peloteros cubanos fueron alguna vez felicitados por Fidel Castro como embajadores de la Revolución, y ese mismo Fidel Castro y su revolución nos han hecho la vida tan difícil, nada más lógico que desear la derrota de los peloteros y de esa manera alcanzar un mínimo desquite, ruin desquite, que el amigo de mi enemigo sea derrotado no importa por quien.
A estos extremos de odio irracional ha llevado el comunismo a los cubanos, Cuba es el país donde  para unos los que se van son traidores y enemigos y para otros son héroes que se atrevieron a romper las cadenas. No ven que a fin de cuentas son nada más que peloteros, jóvenes que aunque se vayan o se queden van a seguir siendo cubanos porque eso es una condición que no se pierde, se nace cubano y se muere cubano, aunque un dictador se dedique a repartir a su antojo títulos de héroes y apátridas.
Que existan aberraciones como referirse con desprecio a un pelotero que se fue del país por querer probarse en el nivel más alto, o  desear la derrota del equipo nacional, es responsabilidad del gobernante Partido Comunista y sus líderes históricos que han elevado el odio y la intolerancia a niveles irracionales.
Los problemas a resolverse en Cuba no son solo de carácter económico, los más serios problemas que enfrenta el futuro del país son de carácter social y espiritual, el alma de la nación está enferma,   sufre de traumas provocados por una dictadura demasiado larga y cruenta que ha formado varias generaciones con los valores torcidos.


Compró Pescado y le Cogió Miedo a los Ojos.


Publicado por Diario De Cuba

Cuando parecía que ahora si iba por todo, Raúl Castro recoge cordel, bastó una estrambótica carta del hermano a los estudiantes universitarios en la que hizo mención como de pasada a las conversaciones con el gobierno de los Estados Unidos, y el discurso del día 17 de enero se convirtió en un discurso de guerra de guerrillas, los himnos antimperialistas se escucharon en Costa Rica como si hubiéramos regresado a los años sesenta.
El presidente cubano se lanzó en denostaciones contra Estados Unidos, contra la oposición cubana que para él no existe, y contra la sociedad civil no aliada al régimen, la cual según él tampoco existe.
Internet es un peligro y las conversaciones, después de todo, no son tan positivas para Cuba porque todavía no devuelven Guantánamo ni le dan la libertad a Puerto Rico, además, faltan el levantamiento del embargo y la compensación por todos los daños y perjuicios. Sin el cumplimiento de estos requisitos, Cuba no seguirá adelante en la normalización de relaciones.
Por otra parte, el gobierno cubano exige que los Estados Unidos no deben hablar más de derechos humanos en Cuba, ni apoyar a los cubanos que se opongan al régimen, porque en Cuba no hay oposición política sino unos cuantos mercenarios y otros confundidos, que sobrevaloran la libertad de expresión, reunión, asociación, información y comunicación.
O sea, los 75 presos del 2003 excarcelados bajo licencia extrapenal no son presos políticos, como tampoco lo son los 57 recientemente liberados a raíz de las conversaciones entre los dos gobiernos, o los que son golpeados, vejados, perseguidos y encarcelados  a diario por reunirse, o manifestarse pacíficamente a todo lo largo y ancho del territorio nacional.
Hablar de esos temas constituye para Castro una violación de la soberanía nacional y del derecho del pueblo cubano a escoger el tipo de dictadura que mejor le convenga. En resumen, que de las conversaciones sin condiciones el gobernante cubano ha pasado a las condiciones para no conversar.
Esperemos que la postura de guapería en marcha atrás mostrada en Costa Rica sea solo un gesto para contentar a algún trasnochado que prefería a los tres espías presos y el embargo intacto para justificar las reuniones latinoamericanistas y los discursos antimperialistas de tantos idiotas.
Tradicionalmente, los gobernantes cubanos se han puesto muy nerviosos con la política de buen vecino de los presidentes demócratas norteamericanos, con los republicanos no obstante se portan bien porque la política de hostilidad les viene como anillo al dedo, pero los presidentes de mano suave los hacen cometer errores y volverse resbalosos a la hora de tomar las decisiones, “donde dije digo, digo Diego”.
Casi recién estrenado Obama como Presidente de los Estados Unidos, Raúl Castro, en una de las tantas reuniones celebradas entre amigos esta vez en Isla Margarita, Venezuela, se atrevió a decir empujado por los colegas presentes, que estaba dispuesto a hablar con Obama de todo, de derechos humanos y todo, en el lógico nerviosismo por la importancia de lo que iba a anunciar, derribó micrófonos, le cayó a pescozones a Daniel Ortega, y se atrevió, lo dijo. Al día siguiente su hermano lo desmintió y desautorizó en el órgano de prensa del Partido Comunista.
En honor a la verdad, si fuera FC el que estuviera al mando ya habría buscado la forma de tumbar un par de avionetas, crear un éxodo masivo o hasta enviar una expedición militar al fin del mundo con tal de que estas conversaciones dejaran de ser.
Por suerte el sucesor tiene sus propios intereses como es el retiro soñado para disfrutar en paz de sus ahorros, está bien lo de ser dictador, pero con tantos sobresaltos se enferma cualquiera. Son demasiados años engañando a todo el mundo, o a casi todo el mundo, y eso estresa, nadie comprende que el trabajo de un déspota puede llegar a ser agotador.
En ese orden de cosas, Raúl Castro tiene intenciones de dejar establecido un modelo político y económico al que no termina de darle forma porque en realidad es algo así como la criatura del Dr. Frankenstein; una economía capitalista pero centralizada en las manos de un aparato estatal curiosamente integrado en su totalidad por miembros del partido comunista enemigos jurados del capitalismo, un puñado de empresarios privados llamados cuentapropistas en la neo lengua, que malamente pueden sobrevivir a los impuestos, inversión extranjera pero no para los nacionales, Internet pero con bloqueos, filtros y altos precios.
Mientras, en lo político, dicen que regirá una democracia monopartidista al estilo soviético, donde no tendrán cabida partidos opositores pues todo el pueblo, como un solo bloque, estará alineado siguiendo al líder, debajo el líder. Ni que decir que la sociedad civil estará dirigida por militares y el futuro seguirá perteneciendo al socialismo.
Este panorama es el que pretende dejarnos Raúl Castro, depende del pueblo que los cambios en Cuba no sean solo cosméticos para satisfacer el apetito de capitalistas y comunistas unidos solidariamente para…jorobar a los cubanos.


A Buen Entendedor.


Publicado en Diario De Cuba

-¿Qué ha dicho esa? -¡Se oyó clarito, clarito! Podemos hablar y hablar por los siglos de los siglos, pero nuestro modelo de dictadura no es negociable, aquí se hace lo que al dictador comunista le plazca y además, al pueblo cubano parece que le gusta la esclavitud y eso a los americanos no les interesa porque a fin de cuentas es una esclavitud soberana y autóctona.
Lo anterior es una versión libre de la declaración de la funcionaria de la Cancillería cubana Josefina Vidal al término de las conversaciones entre los gobiernos de Cuba y de los Estados Unidos de América. Entre tanta jerga diplomática, insinuaciones, amenazas encubiertas, promesas y bla, bla, bla, una cosa quedó en claro, el bloqueo interno seguirá intacto.
No obstante, coincido con la posición del gobierno cubano en el tema referente a la Ley de Ajuste y la política de Pies Secos Pies Mojados, pero por diferentes razones; si la emigración hacia los Estados Unidos se resume a las más de veinte mil visas anuales por reunificación familiar, y queda proscrita la lotería mortal de los balseros, esos miles de posibles emigrantes ilegales podrían llegar a ser quizás, los protagonistas de nuevos “Maleconazos”, versión popular cubana de un plebiscito. Ambas medidas son una válvula de escape que evita la presión social sobre la dictadura al constituir un permanente, silencioso y conveniente Mariel.
Es evidente que para los Estados Unidos solo cuentan sus intereses como nación; decretaron el embargo cuando fueron expropiados sus ciudadanos y no antes cuando comenzaron los fusilamientos en la Fortaleza de La Cabaña, donde el Ché pasó noches enteras sin pegar un ojo atendiendo personalmente las ejecuciones, y lo levantan ahora cuando quieren mejorar sus relaciones con América Latina y explotar las posibilidades de Cuba como mercado. Los intereses del pueblo cubano son colaterales y accesorios, no creo que a demócratas y republicanos les cueste mucho ponerse de acuerdo sobre el levantamiento de un embargo que no les rinde dividendos.
Al parecer la única ventaja que obtendremos los cubanos de estos controvertidos acuerdos, es el prometido acceso a Internet. Eso a quien le interese, porque la mayor parte del pueblo no sabe qué es Internet, ni la Web, Facebook o Tweeter. Para enterarse si llegaron los mandados del mes a la bodega no hace falta un blog.
Aun así, la oposición cubana puede tener la oportunidad de utilizar los medios modernos de comunicación para conciliar políticas y proyectarse hacia dentro del país. Como dicen por ahí, “del lobo un pelo aunque sea de…la cola”
Con el lloriqueo y las recriminaciones a Obama no se resuelve nada, es ridículo culpar a otros de nuestras propias debilidades y carencias como líderes políticos.  El embargo de más de medio siglo no trajo una pizca de libertad al pueblo cubano, su levantamiento tampoco servirá al régimen para realizar una mejor gestión de gobierno, la situación es la misma y todo depende de nosotros los cubanos.
Lejos de constituir un abandono traicionero a la defensa de los derechos humanos en Cuba, el levantamiento del embargo podría ser el destete necesario para definir quienes buscan lo mejor para el pueblo cubano, dejando de lado odios y rencores, y quienes prefieren que sean los Estados Unidos quienes nos liberen del comunismo, nos organicen y establezcan el gobierno y nos redacten la constitución.
En la historia más o menos reciente de América, nos encontramos el ejemplo de Chile, nadie de afuera tumbó a Pinochet, fueron los propios chilenos quienes a pesar de tener que hacer de tripas corazón, se sentaron a la mesa con el dictador, conversaron, exigieron y concedieron y al final se alzaron con la democracia restituida.
Para llegar a ese punto, los políticos opositores de ese país previamente conciliaron posiciones, pusieron a un lado sus diferencias y echaron mano de toda la tradición democrática de la nación.
Los cubanos, en cambio, no tenemos tradición democrática entre otras cosas, porque llevamos 62 años ininterrumpidos de dictadura, nuestros políticos opositores, en su mayoría, carecen de una cultura del debate lo cual es herencia castrista desde luego, les repugna la sola idea de sentarse a la mesa con los actuales gobernantes en el caso de que estos accedieran a tan peregrina iniciativa y esperan en cambio que los comunistas se larguen voluntariamente del poder y hasta del país si es posible. A algunos les repugna incluso la idea de sentarse con otros opositores.
Hay bastante trabajo por hacer en la oposición, que no tiene nada que ver con Obama; ponerse de acuerdo entre sí, escapar del círculo vicioso de chismes y acusaciones que tanto divierten a la policía política, llegar al pueblo aunque sea persona a persona con proyectos sociales y económicos de interés para las comunidades, promoviendo las virtudes de la economía de mercado y del respeto a las libertades, derechos y valores universales de los seres humanos, son tareas pendientes de los opositores políticos cubanos.