Otro cubano muerto en las cárceles cubanas. No importa el humanismo que muestren los médicos o la tecnología ultramoderna utilizada en la atención al paciente, al igual que en el caso de Orlando Zapata Tamayo, el disidente Wilman Villar Mendoza fallece después de una prolongada huelga de hambre en reclamo de ser reconocido como un preso político y no un delincuente común como quieren hacerlo aparecer sus carceleros.
La militancia política de Wilman es anterior a su detención y posterior encarcelamiento por desacato, atentado y resistencia, casualmente los mismos delitos de los que se acusara a Orlando Zapata. Como es tradicional, para el régimen cubano no existe oposición política; solo son delincuentes, aliados del imperialismo y mercenarios, cuando la realidad demuestra que los corruptos y traidores que atentan contra el orden público, la soberanía del país y la economía nacional, surgen del seno del Partido Comunista y demás instituciones gubernamentales.
El editorial del lunes 23 de enero del órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, trata de despersonalizar al joven fallecido, al no mencionarlo por su nombre, sin embargo, los nombres del marroquí Tohuami Hamdaoui y el afroamericano Troy Davis son manejados con familiaridad. Pasa por alto este órgano oficial que todos los hechos violatorios de derechos o no, que relaciona con largueza, son publicitados por las propias agencias de prensa u organizaciones no gubernamentales de los países aludidos.
Ningún gobierno del mundo está exento de cometer violaciones de los derechos humanos, pero al menos los ciudadanos tienen el derecho de denunciarlos, se hacen oír y no por eso son considerados traidores, apátridas y mercenarios al servicio de alguna potencia extranjera. Colaboradores extranjeros del propio órgano oficial del Partido, viven apaciblemente en sus países mientras atacan a sus gobiernos y sistemas y defienden al gobierno cubano, que no es Cuba.
Los indignados cubanos están en las cárceles, se suicidan o abandonan el país por cualquier medio, no les está dado reunirse en las plazas o marchar por las calles, la mayoría ni siquiera sabe que son indignados y terminan resignados, amargados y frustrados, llenos de miedo y odio al G-2 (Seguridad del Estado), a la P.N.R (Policía Nacional), y a todo lo que representa al régimen decadente y corrupto que les legaron sus padres y abuelos.
Las verdades de Cuba no las puede decir el órgano de prensa que representa al 1% de la población cubana, corresponde al 99% sin voz, gritar ¡basta! al atropello, la represión, el hambre y el desempleo, a la falta de oportunidades para los jóvenes que ven en el alcohol un escape mientras no aparezca la bendita lancha que los saque de este martirio.
Si los amos de Cuba no quieren campañas mediáticas, que no se las busquen, los crímenes deben denunciarse y van a ser denunciados pese a las amenazas veladas o abiertas que dirigen a la prensa independiente y organizaciones defensoras de los derechos humanos.
hildebrando.chaviano@yahoo.com
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