Que buena noticia la aparecida en la última “reflexión” de Fidel Castro sobre el nano cable. Claro que si los cubanos tuviéramos acceso a Internet nos hubiéramos enterado al mismo tiempo que él y se habría evitado la molestia de decirnos lo que el resto del mundo tiene derecho a saber, sin la mediación de un ex mandatario desocupado. Pero a fin de cuentas, la noticia viene acompañada de una coletilla dirigida a la obsesión de toda su vida, el Presidente norteamericano.
Y aquí viene lo bueno, porque si el susodicho invento se hubiera adelantado y existiera el futurista robot; quizás en Cuba las tierras no estarían infectadas de marabú, no se importaría azúcar, frijoles ni sal, la zafra azucarera no sería de un escaso millón de toneladas, los niños cubanos tomarían leche después de los siete años, los centrales azucareros no habrían sido reducidos a 40, no existirían más de dos millones de cubanos residiendo en el extranjero, ni los presos políticos que han pasado por nuestras cárceles, los fusilados y los ahogados en el Estrecho de la Florida sumarían tantos miles, ni miles serían los muertos en las guerras africanas o las guerrillas latinoamericanas. Este robot, por supuesto, no hubiera llevado al mundo al borde de la guerra nuclear en 1962 con una actitud mezcla de fanfarrón de barrio y suicida servilismo pro soviético.
Si tuviéramos la dicha de ser gobernados por un robot-presidente cubano, nos habríamos librado de más de medio siglo de experimentos criminales, hambre, represión, muertes y gobernantes ineptos. Yo de seguro votaría por el robot.
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