martes, 4 de diciembre de 2012

Coto Privado.





Aunque parezca increíble, el Foro Raza y Cubanidad fue suspendido por la Seguridad del Estado, motivo, el primer día se les había asignado a los organizadores una cuota de veinte asistentes, y en un acto de desacato  intolerable para el régimen, pasaron de treinta los participantes.
Los oficiales de la Seguridad del Estado encargados de poner la cara plantean con mucha seriedad que estas reuniones son ilegales. Pero, si son ilegales con treinta participantes, ¿no lo son igualmente con veinte?
La razón de tanta sin razón es que el temor del gobierno aumenta en la misma medida que crece el descontento de la población por los fracasos reiterados en su gestión,  sumado al crecimiento indetenible de la disidencia organizada.
La respuesta del gobierno cubano al cambio de actitud de la Comunidad Europea con respecto a la llamada “Posición Común”, y a la votación mayoritaria en las Naciones Unidas contra el embargo económico de los Estados Unidos, ha sido reforzar las medidas represivas contra la disidencia pacífica.
Impedir la asociación y reunión de ciudadanos independientes que debaten temas de interés para todos los cubanos, es un acto de salvajismo político. Si la sociedad cubana necesita del debate, todos deben ser escuchados, no solo los que les cantan loas al Presidente y a sus brillantes cortesanos.
Acaben de entenderlo de una vez, la crítica es necesaria para el funcionamiento saludable de la gestión de los gobernantes. Aprendan a escuchar, no repriman a los que no tienen más arma que la palabra, no amenacen a los indefensos, no sean degenerados en su obediencia ciega al déspota.
De todas formas, el Foro está en las calles, en los barrios, en cada casa, y en la conciencia de los mismos oficiales y agentes de la Seguridad del Estado, que, aunque por su propia voluntad se hayan castrado el cerebro, siguen siendo seres humanos capaces de pensar y ver de qué lado está  la razón aunque ellos tengan la fuerza como les gusta decir.


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