martes, 4 de diciembre de 2012

Disidencia y Ayuda Solidaria.



                                                              
Saber leer es saber andar, saber escribir es saber ascender.   José       Martí
              


Durante decenas de años, el gobierno cubano ha promovido, entrenado, armado y financiado  multitud de organizaciones, partidos políticos y movimientos guerrilleros en Asia, África y América. El dinero ha corrido en grandes cantidades para sostener y llevar a la práctica la idea de crear dos, tres, muchos Vietnam y exportar el socialismo estalinista a todos los rincones del mundo. Mientras las tropas cubanas han combatido a todo lo largo y ancho del planeta en una aventura guerrerista que desgastó al país, Cuba ha acogido a militantes de los movimientos separatistas vascos e irlandeses, a las FARC y el EP colombianos, a sandinistas, zapatistas, montoneros, tupamaros, senderistas y cualquier otro espécimen de la fauna terrorista del mundo.
Hoy, estos mismos gobernantes solidarios que adquirieron el yate “Granma” con dinero aportado por el ex presidente Carlos Prío, que recibieron armas y dinero de cubanos y extranjeros residentes dentro y fuera del territorio nacional, para financiar la frustrada revolución  del 59, y que ahora reciben donaciones de los Pastores por la Paz y cualquier otro  tonto crédulo,  se despotrican gritando improperios contra los disidentes y los amigos que los ayudan a subsistir frente a la bestialidad de un régimen que expulsa del trabajo a los que manifiesten su desacuerdo con el gobierno, aunque ni siquiera sepan lo que es un opositor político.
La política seguida por el gobierno cubano contra la disidencia pacífica, es de asfixia total, -no te doy trabajo, y si te ayudan,  eres un mercenario-. Algo así como una pelea de león contra mono, y el mono amarrado.
Dice el Código Penal cubano con respecto al delito de mercenarismo: El que, con el fin de obtener el pago de un sueldo u otro tipo de retribución material, se incorpore a formaciones militares integradas total o parcialmente por individuos que no son ciudadanos del Estado en cuyo territorio se proponen actuar, incurre en sanción de privación de libertad de diez a veinte años o muerte.”
En el caso de los periodistas y escritores, el voluntarismo llega al extremo de pretender que la prensa independiente se convierta en una sucursal del órgano oficial del partido. A la acusación en este caso, se le agrega que todo lo que dicen los disidentes es contrario al régimen. No faltaba más, parece una broma, quieren sumar a la causa totalitaria a los únicos que se atreven a pensar por sí mismos y expresarlo.
Es cierto que a favor del gobierno se podrían nombrar dos o tres cosas positivas, hasta un reloj parado da la hora dos veces al día; pero, ¿a qué precio se han alcanzado estos tan cacareados logros cada vez más maltrechos?; exilio, fusilamientos, cárceles, golpizas, humillaciones, odios y miedos institucionalizados, simulación, corrupción generalizada, en fin, el mal.
Es pura superstición creer a estas alturas en la revolución cubana y su socialismo, en sus líderes y en sus leyes injustas y anacrónicas. El que quiera ver los errores garrafales de Fidel Castro como ejemplos de genialidad, ese es su problema, los lineamientos aprobados en el VI Congreso del Partido demuestran lo contrario. El que insista en la construcción de un sistema utópico que los rusos abandonaron por imposible, en tanto chinos y vietnamitas se han encargado  de desmontar pieza por pieza hasta no dejar nada, no se ofenda si le llaman tonto.
No se pueden describir en otros términos los resultados de casi 54 años de fidelismo. Aunque los oficiales de la Seguridad del Estado lo tomen casi como una ofensa personal, la prensa debe ser crítica y no complaciente como prostituta barata, el discurso elogioso envilece a los gobernantes, y descalificar a la intelectualidad disidente con la imputación de ser agentes de una potencia extranjera, es cobardía política.




               
                      

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