¿Por qué tantas prohibiciones, trabas y misterios
burocráticos en lo referente a las libertades de información, comunicación y
expresión en Cuba? Parece una pregunta de Perogrullo, pero estas son
precisamente las razones que permiten la perdurabilidad de los sistemas
totalitarios, a la vez que causa principal del atraso económico y la corrupción
rampante que impera en esta Cuba del siglo XXI.
Protegidos por la falta de transparencia, los dirigentes y
funcionarios gubernamentales se han llenado los bolsillos durante más de medio
siglo de dictadura, nada se sabe de lo que ocurre en las altas esferas, si
llega a saberse no se puede decir, so pena de ir a prisión o caer en desgracia.
El hecho de que un dirigente mande a comprar en Europa una
reja electrónica para su coto de caza particular, es secreto de estado; las dos
cosas, la reja y el coto de caza. La información se maneja en susurros para que
el enemigo imperialista no se entere de la gran vida que se dan los
sacrificados líderes del socialismo. Pretender averiguar de dónde salió el
dinero para el encarguito, puede considerarse alta traición.
Cuestionar públicamente el disparate de las escuelas
secundarias en el campo, la falsedad de la merienda escolar, los maestros
emergentes, el marabú, la moringa y la morera, las vacas del tamaño de chivas,
los trabajadores sociales en las gasolineras, la desaparición de la flota
cubana de pesca o la instauración de la economía del timbiriche como solución
para el desempleo y el hambre en Cuba, es tarea de mercenarios.
De ahí que aunque lleguen otros tres cables de fibra óptica
desde Venezuela, uno de Haití, cinco
desde México y doce desde los Estados Unidos, los cubanos no tendremos acceso a
Internet. Peligra la Revolución si nos enteramos de que el mundo a nuestro
alrededor cambia para bien todos los días, que los males que afectan a la
humanidad no los genera el capitalismo, y que los países donde el Estado es el
dueño de los medios de producción como Corea del Norte y Cuba, son cada vez más
pobres.
Los gobernantes totalitarios se protegen a sí mismos y no a
la patria, a costas de la cual viven a sus anchas. No dan nada gratis, ni
educación, ni salud, pues todos los recursos utilizados en estos servicios,
provienen del sudor de los obreros y campesinos que son los que
producen. Pero nada de esto se puede debatir en público, porque el enemigo no
debe saber que lo sabemos.
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