Juana de Arco, (Francia 1412 - 1431), tuvo una revelación
místico-religiosa y se dio a la tarea de expulsar a los ingleses de su país. Todos
le creyeron a pesar de la corta edad y su condición de mujer.
El Rey Carlos VII la puso al frente del ejército y ella no
se arredró, dio valor a unas tropas de hombres avezados pero faltos de fe, y
los condujo de victoria en victoria hasta que la envidia, la cobardía y los chismes, la llevaron a la hoguera. Hoy
es una santa venerada en Francia y conocida en todo el mundo.
Nicolás Maduro también ha tenido su revelación, no se le
aparecieron santos ni ángeles, sino el mismísimo Comandante Presidente Hugo
Chávez, solo que no vestido de uniforme, ni siquiera con la camisa roja que lo
hizo tan popular por su mal gusto, sino convertido en un emplumado, silbante,
revoloteante y cagón pajarito de Sabaneta.
La encomienda del pajarito, -“Vayan a la victoria”. ¿Qué victoria?, ¿van a derrotar la
inflación, la violencia urbana, el desabastecimiento y la baja productividad
que el socialismo chavista ha dejado después de doce años de discursos
maratónicos, amenazas a los medios y confiscaciones?
Ya tenemos un Papa latinoamericano, ahora sólo faltaría la
canonización de San Hugo de Sabaneta, patrón del ALBA, y de San Nicolás de los
Pajaritos, protector de los choferes de autobús.
Si algo le quedaba a Maduro para no ser creíble, ya lo
logró, ahora; que acusen a la infeliz ave, si es que alguna vez existió, de ser
enviada por la CIA para confundir el cerebro del mandatario y hacerlo decir
boberías sin sonrojarse.
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