miércoles, 29 de mayo de 2013

Internet y La Conchita.

 

Última página del “Granma” de hoy; “Conchita vuelve a ser 100% cubana”. La noticia, porque en realidad lo es, da más vergüenza que regocijo. Resulta que la reconocida y antigua industria pinareña: “…ha dejado de estar obligada a traer tomate de China, mango y guayaba de Brasil y coco de Sri Lanka, para poder trabajar.”, el lector podrá preguntarse si este es otro logro de la Revolución socialista, bajo la dirección del máximo líder y su pandilla de gamberros.
En las páginas centrales, por otra parte, bajo el amenazante título de “No será el mercado quien regule el acceso al conocimiento” (¿?), se anuncia el inicio de los servicios de Internet para los cubanos. Al fin entra en funcionamiento el tan llevado y traído cable submarino, y no sólo eso, sino que se prevé el acceso a los servicios de Internet a través de la conexión inalámbrica (WI FI) y la telefonía móvil.
Entonces, en virtud de las leyes cubanas que oficialmente no consideran estos avances tecnológicos como algo ilegal, sino económicamente inaccesibles, ¿será puesto en libertad el norteamericano Alan Gross?
Es un principio general del derecho penal la retroactividad de las leyes cuando estas favorecen al reo. Si distribuir de forma gratuita equipos de comunicación satelital, de uso común en el mercado, pudo considerarse en algún momento de histeria política una agresión a la soberanía de Cuba, ahora que se reconoce que “no hay otras limitaciones que no sean las tecnológicas y financieras” y que, “Uno de los objetivos planteados dentro de la estrategia de crecimiento de estos servicios es la incorporación de nuevas formas de acceso y en particular la conexión vía móvil”, la liberación de Gross se convierte en algo de puro trámite.
Podrá parecer que el primer párrafo del presente trabajo no tiene nada que ver con los siguientes, pero muy al contrario, ambos asuntos están unidos por la misma ineficiencia del sistema y la incapacidad genética de los dueños del país para hacer lo mejor en aras del bienestar y desarrollo del pueblo.

martes, 28 de mayo de 2013

De la Utopía al Desengaño.

 

Erase una vez un país, en que después de muchos sacrificios materiales y humanos, triunfa una revolución que derroca un régimen dictatorial. El pueblo confiaba en que al fin se restauraría la democracia; habría libertades ciudadanas, prensa libre, tripartición de los poderes del Estado y respeto a la propiedad; serían resueltos los problemas de la tierra, del desempleo, de la educación y la salud pública.
Pasado más de medio siglo, el pueblo mira entre asombrado y frustrado que no solo no se han resuelto los problemas, sino que se han agudizado aún más y han surgido otros nuevos debido, entre otras cosas, a la ineptitud absoluta de los líderes y el haber escogido como sistema político económico al experimento más cruel y prolongado que se haya llevado a cabo en la historia de la humanidad, solo comparable en crueldad al nazi-fascismo que llevó al mundo al holocausto mundial.
El socialismo, versión “light” del comunismo,  pervierte el concepto de humanismo y arrastra a la sociedad a la deshumanización. En este tipo de sociedad totalitaria, lo más importante no es el ser humano, sino el líder y sus ideas políticas, en él se cristalizan los símbolos patrios. partido, patria, líder y estado, se convierten en una misma cosa amorfa, indefinida, como un dios de muchas cabezas capaz de inspirar miedo, pero no respeto o deseo de colaborar.
En aras de la igualdad social, la unidad y la defensa de la soberanía, se violan todos los derechos universalmente reconocidos; reunión, expresión, asociación, comunicación, información y propiedad privada. Al líder y a su partido se les guarda obediencia. Los gobernantes totalitarios no se deben al pueblo, todo lo contrario, es el pueblo quien debe entregarse en cuerpo y alma a los designios del gobierno, de lo contrario, se convierte en “el enemigo”.
En estos modelos de estados fracasados, no se respeta el orden piramidal de: base económica, orden jurídico, sistema político; sino que el sistema político penetra y atenaza desde arriba a las otras dos piezas de la estructura social. La política, en este caso, se convierte en un cáncer que contamina y consume la vida del país, y como el cáncer, cuando al fin mata al organismo del cual ha dependido, deja de existir.
El sistema de economía de mercado ha demostrado que puede salir de las crisis, readaptarse, superar errores y utilizar las experiencias. Sin embargo, el sistema de economía centralizada utilizado en los llamados países socialistas, tiene una única crisis en toda su existencia, pero ya no sale de ella jamás, hasta su aniquilamiento total.
Vistos estos elementos de juicio, la separación de los tres poderes del estado no es un capricho burgués, es una ley que salvaguarda el bienestar de la sociedad. De igual manera,  la producción de riquezas en cantidades que satisfagan las necesidades siempre crecientes de hombres y mujeres, solo es posible en un ambiente de libertad, de ahí que no sea casual la baja productividad en los países con regímenes totalitarios.
El régimen colonial y esclavista impuesto por las metrópolis europeas en América, provocó explosiones independentistas con fines económicos en primera instancia. Solo después vendría el ordenamiento jurídico y los diferentes matices políticos según los intereses de los vencedores.
El socialismo, como sistema político económico, no será nunca una solución viable para los graves problemas que aquejan a la humanidad, porque parte del concepto erróneo de la incapacidad intrínseca del ser humano para decidir qué camino tomar, sin la dirección de un partido de vanguardia de carácter absolutista.


jueves, 16 de mayo de 2013

Revolución frustrada y destino manifiesto



 Al cumplirse este mes 190 años de la proclamación de la llamada Doctrina Monroe o como mejor se le conoce en Cuba, la doctrina de la fruta madura, merece la pena dedicar unos párrafos a la historia de nuestra patria en este casi par de siglos, y de paso, a las relaciones casi siempre tempestuosas entre esta pequeña isla del Caribe y su vecino del norte.
Por su naturaleza, los Estados Unidos nacieron con un apetito voraz; aquellas trece colonias establecidas gracias a la ambición, coraje, y tesón de sus primeros pobladores, continuó su expansión hacia los cuatro puntos cardinales con el derecho de conquista como bandera. A nuestro pequeño país, para bien unas veces y para mal otras, le tocó en suerte estar aquí, cerquita, como quien dice al alcance de una balsa y un par de remos. De allá vienen los episodios y películas que salvan la televisión cubana, las remesas familiares y los barcos cargados de alimentos con los que se complementa la magra canasta básica. De aquí para allá, van los frustrados, desarrapados y desesperanzados hijos de la revolución cubana. Llegan con una mano alante y la otra atrás, y en poco tiempo ya pueden tirarle un salvavidas a los que se quedaron.
En el siglo XIX, la situación era similar, la metrópoli española tenía el monopolio del comercio de la isla, su tecnología era atrasada y las inquietudes separatistas, anexionistas e independentistas de los criollos, eran el resultado lógico de la actitud tozuda y despótica de los gobernantes. La separación de España y la anexión a la Unión Americana era el sueño de la mayor parte de nuestros próceres posteriormente independentistas. Comerciar con los estados de la Unión, venderles a los americanos el azúcar, el tabaco, el ron, y los demás productos de la pequeña y vigorosa industria nacional, los hubiera convertido en ciudadanos de primera categoría al ser dueños de sus propios destinos.
La Corona Española se mantuvo en sus trece y todos sabemos las consecuencias de tal empecinamiento; tres guerras con su secuela de muertes, destrucción y miseria. Apenas con la llegada del siglo XX la economía cubana, ya ligada estrechamente a la del Norte, comenzó a despegar. Las relaciones comerciales entre Cuba y los Estados Unidos de Norteamérica, eran tan ventajosas en el siglo XIX como podrían serlo en el XXI, de ahí el interés de los actuales gobernantes cubanos de que el país del norte les compre materias primas, les venda tecnología de avanzada, les haga préstamos, e invierta capital. El resultado de tales ventas de tecnologías y financiamiento a un país de economía centralmente planificada, sería el despilfarro de recursos que convertiría a Cuba en el mayor deudor de los Estados Unidos, con lo que se cumpliría aquello del destino manifiesto, Cuba estaría en la órbita de la Unión del Norte como en décadas pasadas estuvo en la órbita de la Unión Soviética.
De hecho, el gobierno cubano, ante su manifiesta incapacidad de elevar la productividad y conseguir crear riquezas, busca afanosamente un mecenas, da lo mismo quien sea, solo que el más sólido y a la vez más próximo, es el archienemigo jurado que de la noche a la mañana, de levantarse el embargo, sería el socio comercial más importante, el dueño, al fin, de la fruta madura, con Castros y comparsa incluidos.
Mira que dar tantas vueltas, pasar tanta hambre y derramar tanta sangre, para encontrarnos donde empezamos; la soberanía en peligro por culpa de una pandilla de irresponsables que prefieren entregarle Cuba al capital extranjero, que permitir a los cubanos ser dueños de sus vidas.

martes, 14 de mayo de 2013

Periodismo y Sociedad




Sesiona en Cuba el IX Congreso de la Unión de Periodistas (UPEC), en medio de discursos, compromisos y reiteradas menciones a la necesidad del “más amplio y sincero intercambio de opiniones”, al decir del propio Presidente Raúl Castro. Pero… ¿Están dadas las condiciones en Cuba para que el sueño de un amplio y sincero intercambio de opiniones deje de ser la pesadilla que vivieron los 75 prisioneros de conciencia de la primavera del año 2003?
Más próximos en el tiempo tenemos los casos del intelectual Esteban Morales, criticado y sancionado por decir que la corrupción era el peor enemigo de la revolución; el del pintor Pedro Pablo Oliva, repudiado y castigado por emitir declaraciones críticas al régimen, el del intelectual Roberto Zurbano, separado del puesto que ocupaba en la Casa de Las Américas, por pronunciarse en el diario New York Times sobre el racismo imperante en la isla, y lo más descollante, el norteamericano Alan Gross fue sancionado a 15 años de prisión por regalar teléfonos con conexión satelital a un grupo de judíos.
Incluso en un tema en apariencia alejado de la política como el deporte, la censura que asfixia a la prensa oficial se hace sentir. Si no, ¿porqué no trasmitir por la televisión cubana partidos de béisbol de las Grandes Ligas norteamericanas, donde se juega la mejor pelota del mundo? ¿Por qué los periodistas y funcionarios relacionados con este deporte entran en pánico cuando se les pregunta sobre el tema y se niegan a decir una palabra sobre el asunto? ¿Por qué no se ha informado en los noticieros deportivos que Antonio Castro Soto del Valle, acaba de ganar un torneo de golf, deporte cuya práctica se ha desarrollado en nuestro país sin que los medios de difusión se den por enterados?
Es evidente que la culpa de que los órganos de prensa no participen del necesario debate público, no es de los periodistas, el origen de la auto censura está dado en la redacción de la Carta Magna de la República, y en incoherencias como atribuir a Martí la idea de crear un partido único, (sólo a un loco podría ocurrírsele crear dos partidos políticos a la vez). El Partido Revolucionario Cubano fue fundado para llevar adelante la guerra liberadora, y este era su único fin; terminada la guerra, sería disuelto para dar paso en la naciente república, al libre concurso de todas las tendencias políticas existentes.
La Constitución cubana, sin embargo, declara al Partido Comunista fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, esto quiere decir, que las ideas, decisiones y proyectos que no emanen o sean aprobados por este órgano supra estatal, no merecen ni siquiera ser discutidas, y aunque se reconoce el derecho de los ciudadanos a la libertad de palabra y prensa, el mismo se encuentra coartado hasta el punto de convertirse en una caricatura de derecho. Por el contrario, las ideas que gocen del visto bueno de la dirigencia histórica del partido, no pueden ser objeto de crítica, bajo la amenaza de ser considerado enemigo de la patria, de la revolución y del socialismo.
El Código Penal y su apéndice espurio, la Ley 88, penalizan la publicación o difusión por cualquier medio, de información  considerada peligrosa por los órganos de la seguridad del Estado. En un país donde los gobernantes y su partido quedan exceptuados del escrutinio público, es cínico pedir el libre ejercicio de la crítica y el intercambio de opiniones.
Para mantener sus puestos, periodistas y funcionarios tendrán buen cuidado de dirigir sus críticas al imperialismo, a los disidentes, a los vendedores por cuenta propia, a los campesinos que no siembran lo que se les ordena y hasta a la naturaleza, que unas veces porque llueve mucho, y otras porque no, provoca el incumplimiento de los planes de producción diseñados con tanto esmero desde el Comité Central.


Otra Mirada al Modelo Cubano de Bienestar




Algunos intelectuales cubanos tienen predilección por la catibía, plato indígena a base de yuca, insípido y de bajo nivel nutritivo. Por extensión, se le llama así a los que gustan de practicar la tontería como oficio, hablar mierda disfrazados  de científicos, defender lo indefendible y justificar lo injustificable.
El diario “Granma” dedica  este viernes más de dos páginas a lo que considera la autora del artículo “modelo de bienestar”, y se refiere en primer lugar a “el no sentimiento de exclusión, el no vivir “anomia social”. A continuación la emprende en un galimatías donde dice que “Los cubanos todos tenemos un  nombre y una biografía porque todos tenemos espacios de pertenencia (familia, escuela, comunidad, centro de trabajo) y de participación  social, todos en nuestra vida hemos asumido responsabilidades, asistimos en el barrio a las reuniones, a nuestro consultorio médico, votamos en la misma urna, compramos los productos normados en el mercado o tenemos el mismo mensajero.” ¿Quiere decir con esto que el resto de los habitantes del planeta no tiene nombre ni biografía?, ¿Que no hay vida social o pública en otros países?
Lo nombrado como anomia social, el “Tú no existes”, es la experiencia más vivida en nuestro país por todo el que se pronuncie en contra de los gobernantes, del socialismo, del picadillo de soya, del estado calamitoso del transporte público, de los malos maestros, de las sentencias dictadas desde arriba, de la falta de viviendas, del desabastecimiento en los mercados y de las elecciones donde no se elige a nadie. En otras palabras, la mayor parte del pueblo no existe, padece de anomia social según el decir de la doctora devenida articulista.
La solidaridad social, la creatividad e inteligencia colectiva, son otras de las sandeces con que se apea la susodicha; el tener que pedir “botella” (autostop) para trasladarse al trabajo, a la escuela o a un hospital, debido al deficiente sistema de transporte que padecemos, es parte del bienestar a lo cubano, lo mismo que tener que molestar al vecino para hacer una llamada telefónica, porque la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA),  no le pone el servicio a todo el que lo desee, sino a algunos escogidos.
En cuanto a lo de inteligencia colectiva, en el mejor de los casos es una soberana estupidez, somos seres humanos, no abejas o termitas, somos ante todo, individuos, con aptitudes, capacidades y necesidades materiales y espirituales muy diferentes de unos a otros. No hay pueblos inteligentes o creativos, lo que existe son personas individuales inteligentes y creativas que al gozar de libertad, son capaces de generar beneficios para ellos mismos, y para la colectividad.
Ser solidario no significa pertenecer a  un rebaño, aunque para muchos cubanos este sea el estado ideal, un paraíso de hierba, agua y sombra, donde pensar es un delito y el orden establecido no debe ser cambiado. Las ovejas felices en su redil, en espera de ser trasquiladas, de quedarse en cueros con la cabeza gacha sin emitir ni un balido.
Contrario a lo que manifiesta la doctora, en Cuba desaparecieron hace mucho las tradiciones y las relaciones de familia. Si los cubanos no chatean en la red, no es porque prefieran jugar dominó con los amigos o matar el tiempo en familia, se debe a que el gobierno tiene prohibido el acceso a Internet.
Por otra parte,  se vive en una sociedad profundamente estratificada; los cubanos están clasificados por razas cuando a los policías les enseñan en la escuela que la mayor parte de los delincuentes son de tez negra, están divididos por ingresos económicos cuando los que reciben remesas familiares comen, visten y viven mejor que los otros, sufren discriminación cuando los orientales tienen prohibido venir a residir a la capital de todos los cubanos.
Las diferencias de clase se hacen evidentes al ver indigentes comer de los contenedores de basura, mientras los líderes del gobierno y sus familiares reciben raciones periódicas de alimentos que no pagan, juegan golf, pasean en yates y vacacionan en Varadero, en los cayos, o en el extranjero, todo a expensas del sudor de los trabajadores.
En realidad, el modelo cubano de bienestar que presenta el diario “Granma”, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, carece de atractivos para los que quedan al margen de las esferas de poder. Como en el cuento, el rey está desnudo por mucho que sus lacayos insistan en lo bien que le queda el traje.

martes, 7 de mayo de 2013

Carta al Director General de la FAO.



A propósito de la carta de felicitación del Sr. José Graciano da Silva, fechada en Roma el 29 de abril de 2013, a Fidel Castro.

Excelentísimo Señor José Graciano da Silva, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO):
Señor,  el que suscribe es un cubano de los llamados de a pie, de esos que no tienen un vehículo asignado por el Estado, y se ve obligado a transitar por calles sucias y apestosas llenas de personas también sucias y apestosas, que gustan de buscar restos de alimentos en los contenedores de basura.
Estas personas, señor,  no son drogadictos, alcohólicos o enfermos mentales, sino cubanos de cualquier edad, preferentemente retirados, a los cuales no les alcanza el equivalente a diez dólares o menos mensuales que perciben por concepto de jubilación, para comprar algún producto cárnico, aceite o frijoles, que  le ayude a terminar el mes con algo que llevarse a la boca.
La ración mensual de alimentos que perciben los cubanos es digna de conmiseración; 7 libras de arroz, 6 onzas de frijoles, media libra de aceite, 4 libras de azúcar, 1 libra y media de pollo,  10 huevos, un puñado de picadillo compuesto de soya y piltrafa de aspecto nauseabundo y sabor indescriptible, 4 onzas de café mezclado  y 400g de pastas cada dos meses, además de la cuota de leche normada para los niños de hasta siete años de edad. Eso es todo.
Los campos de cultivo cubanos continúan llenos de marabú a pesar de todas las campañas y discursos escuchados al respecto. Los campesinos deben sembrar lo que el gobierno les ordena so pena de ser despojados de las tierras, y los productos son vendidos al gobierno, el cual a su vez fija los precios y es moroso a la hora de pagar a los productores.
Si los indignados cubanos no se lanzan a las calles y prefieren escapar del país por cualquier vía, es porque el terror impuesto les afloja los ánimos y la falta de información y comunicación que se padece acá, no permite que los ciudadanos tomen conciencia global de que todos sus padecimientos provienen del régimen despótico impuesto desde hace más de medio siglo por su “estimado Comandante”.
La confabulación en contra del pueblo cubano es escandalosa y la desvergüenza alcanza a personas e instituciones que se complacen en querer ver como logros, lo que ellos mismos no quisieran para sus países.
Los discursos trascendentales del “estimado Comandante” no impidieron que en el VI Congreso del Partido Comunista, fueran adoptados más de 300 lineamientos que constituyen, cada uno de ellos, evidencias de los  errores y horrores cometidos por Castro I de Birán, Caudillo de Cuba por la gracia del Diablo.
Su carta, señor Director General, se suma a la larga lista de afrentas y oprobios que ha sufrido el pueblo cubano durante demasiado tiempo.
hchaviano5@gmail.com