martes, 19 de marzo de 2013

Se perdió la dignidad.


 

Un comentario escuchado en la emisora Radio Reloj en horas de la mañana del día 19 de marzo de 2013, da loas al equipo de béisbol de República Dominicana, porque al vencer a Holanda en la semifinal del Clásico Mundial, limpió la honra de Cuba.
Ya no basta con lucir mal en el terreno, el periodista considera al equipo cubano una débil damisela, necesitada de un príncipe que le lave el honor mancillado por las cinco bofetadas que Holanda le ha propinado al béisbol cubano. Hay que ser flojo para llegar a tanta desvergüenza.
Al que se atrevió a escribir esa nota, deben suspenderlo de empleo y sueldo de por vida, y el locutor que la leyó le debe una disculpa pública a los oyentes de la emisora que se dan golpes contra las paredes para olvidar la humillación.

Naturaleza.(cuento)


 

Cuando se fue del pueblo estuvo mucho tiempo sin ser visto. Dejó la puerta abierta. El perro, amarrado a la mata de mangos del patio, ladró hasta que lo soltaron bien entrada la noche, quedó ronco y podría decirse que un poco avergonzado también, no son muchos los casos en que un amo deja al perro abandonado a su suerte.
Dejó de trabajar cuando cerraron la fábrica de ladrillos, los últimos meses  ni siquiera se tomaba el trabajo de buscar empleo, los vecinos lo ayudaban como podían y de esta forma mal vivía. Eso sí, Cuco era respetuoso con todos aunque no servía de mucho en realidad, toda su vida no hizo más que hornear ladrillos, desde que era un niño su padre le enseñó lo  que constituía  la herencia familiar. Cuatro generaciones habían pasado por la pequeña y calurosa nave cubierta de polvo rojizo.
Cuco empezó barriendo el lugar, trabajo que realizó hasta que  tuvo fuerza suficiente para arrastrar las carretillas de barro que los operarios amasaban y moldeaban. Después, hornear los ladrillos, todos iguales a los utilizados en las casas del pueblo.
Los edificios públicos y algunas casas señoriales, por ser más antiguos, están construidos con piedra extraída de una cantera cercana, que se inundó hace años. Cuando el agua inundó  la cantera, en el fondo quedaron las herramientas y unas cuantas decenas de indios y negros que allí laboraban. Dicen que el capataz que los dirigía tampoco tuvo tiempo de salir porque todo fue de repente.
El horno era la parte mágica de aquel taller, en él se decidía el resultado de todos los demás esfuerzos, si la temperatura no era suficiente, o se pasaba, todo habría sido un desperdicio, por lo que el encargado de esto era el maestro en persona, con un ayudante capaz de resistir sin desmayarse catorce horas junto al fuego.
Al principio, pareció que el cierre no lo afectaría demasiado, de todos modos no había tenido hijos a los que enseñarles el secreto del oficio. Con lo ahorrado podría comprar un terrenito y dedicarse a la siembra de hortalizas, o quizás a criar puercos, la fábrica de conservas pagaría bien. Pero no, nadie sabe qué pasó, ni hortalizas ni puercos, solo un deambular con pasos cortos y arrastrar de pies, a cada saludo respondía con un movimiento de cabeza, ni siquiera salía de su boca algún socorrido  comentario  sobre el estado del tiempo, a lo cual antes era aficionado.
Primero fueron simples rumores, cuentos de viejas o de gente aburrida, pero después fueron más los que decían haberlo visto, hasta que la imagen de Cuco en cueros paseando por los montes cercanos,  se hizo parte del paisaje.  Al cabo del tiempo ya nadie hablaba de ello, ¿qué tenía de extraño?
Por su parte, Cuco consideraba el  hecho de andar en pelotas  como el acto más importante de su vida, la liberación total de siglos de convencionalismos. El no trabajar y andar tal como nació, era su realización, toda la filosofía de la vida se resumía en esto; la búsqueda del Santo Grial, la respuesta a quién soy, de dónde vengo y a qué vine a este mundo, estaba ahí, en la sencilla desnudez de un loco desempleado.
El cura del pueblo ponía a Cuco como ejemplo de buen ciudadano, los maestros enseñaban a los niños a respetar su figura desgarbada y sucia. A veces podía verse como si estuviera retoñando. Ya fuera producto de la imaginación de gentes tan simples,  o de su contacto extremo con la naturaleza, lo cierto es que de lejos, el color del cuerpo arrugado y áspero se confundía con el de los matorrales, sobre todo cuando se quedaba parado por largas horas al sol, sin moverse, con el pelo enredado  que parecía tomar vida con el viento.
Solo el perro, ya viejo, subía a visitarlo cada día, hasta que  no se supo más de ninguno de los dos. La Asamblea Municipal, por votación unánime, decidió declarar  intocable  el pequeño monte.
Cuco sacudió sus hojas estremecido al presentir la cercanía de la tormenta. Los pájaros callaron en sus nidos y en la distancia, se oyó un trueno.




En Memoria.


  

Leo en el diario “Granma” órgano oficial del partido comunista de Cuba, una reseña sobre Sergio González López, combatiente de la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista. En la misma se hace mención de que en plena época dictatorial, “El Curita” poseía una imprenta heredada de su hermana, nada menos que en la céntrica Plaza del Vapor ubicada en Reina y Galiano. Dicha imprenta, lo dice el “Granma”, la puso al servicio de las denuncias contra el régimen después del golpe de estado del 10 de marzo de 1952.
Batista no le cerró la imprenta sino hasta el año 57, ni fue detenido por las publicaciones que allí se editaban. Los problemas de Sergio González López con la tiranía comenzaron cuando se metió a terrorista.
El hecho más descollante en la vida revolucionaria de “El Curita”, Jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio, fueron la cien bombas que puso la noche del 8 de noviembre de 1957 en La Habana, lo cual no se menciona en el artículo. Es injusto escamotearle a estas alturas el mérito de haber puesto en peligro las vidas de ciudadanos pacíficos que cada noche acudían con sus familias a parques y cines, o a tomarse unos tragos en compañía de algunos amigos; fueron escogidos precisamente estos lugares para que el terror pasara a formar parte de la vida cotidiana de todos los cubanos.
En la Cuba revolucionaria por la que luchó, por publicar una carta en contra del régimen, le hubieran aplicado la Ley 88 con todas las consecuencias de prisión, persecución y exilio que esta  conlleva, y colocar un petardo lo hubiera llevado al paredón de fusilamiento en menos de setenta y dos horas.
Isabelita, la hija entrevistada, puede haber quedado “consternada” no por lo difícil de describir La Habana de 1958, sino que después de tantos años, alguien venga a recordarle que su padre fue un terrorista. 

Derechos Humanos a la Medida.



Al Gobierno Cubano no le servía la Comisión de Derechos Humanos, y junto a otros regímenes de su misma estirpe, hizo todo lo posible para lograr su desaparición. Hoy tampoco le conviene el Consejo de Derechos Humanos, sucesor de aquella y creado para que sirviera sin trabas a gobiernos como los de Sudán, Corea del Norte, Irán, y demás dictaduras por el estilo.
La representante cubana en Ginebra, frustrada porque siempre se le sale la oreja peluda al lobo totalitario, arremete contra los disidentes cubanos, a quienes, para no variar, tilda de “mercenarios” y “agentes” a quienes se les paga por promover la política de agresión y bloqueo contra Cuba (sic).
Al parecer esta señora no está al tanto de que la disidencia pacífica cubana en pleno, está en contra de las agresiones contra Cuba, y en su gran mayoría, no aprueban la política de embargo comercial y financiero por considerar que no ha servido a los fines de lograr la democracia en nuestro país y que ya es hora de quitarles el muro al que se recuestan los gobernantes cubanos para justificar sus crímenes.
El movimiento opositor de la isla, promueve los cambios pacíficos y necesarios con la participación de todos los cubanos sin exclusiones ni calificaciones peyorativas. La disidencia cubana no es el enemigo, el enemigo de Cuba es la mentalidad reaccionaria de los dirigentes del Partido Comunista y su falta de voluntad para acometer los cambios profundos y trascendentales que exigen los nuevos tiempos.
Si el gobernante Raúl Castro se decidió a maquillar el rostro de la frustrada revolución cubana, no fue por el embargo norteamericano, ni por la posición común europea, sino por la presión ejercida desde dentro por los hombres y mujeres que a riesgo de sufrir largas condenas de cárcel, accidentes de tránsito, o el exilio, no han cesado de denunciar los atropellos, arbitrariedades,  errores y  horrores que padece el pueblo cubano.
Gracias a los disidentes, esto es, a los que disienten de la opinión oficial, el mundo conoce que este régimen es una dictadura, gracias a los disidentes, el VI Congreso del Partido admitió que casi todo lo hecho hasta el momento por el gobierno de Fidel Castro y su Partido Comunista, fue mal concebido y peor realizado, producto de una política basada en los caprichos de un solo hombre erigido por encima de todos y de todo.
Que no venga la señora embajadora cubana ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU con la vieja y absurda justificación, de que al régimen cubano no se le puede acusar de cometer violaciones, porque hay otros que también las cometen.
En cuanto a lo de “cuantiosos salarios” pagados a los disidentes, la portavoz del gobierno cubano miente con una desfachatez digna del Ministro de Propaganda e Información del Partido Nacional Socialista Alemán.

Cuba y los Cubanos.




Unidad, ¿a santo de qué?, desde que Cuba es Cuba, la unidad no es algo que nos haya caracterizado. Cuando los patriotas camagüeyanos se negaron a permitir el paso hacia el occidente de los patriotas orientales, quedaron establecidas para todas las futuras generaciones de cubanos, los conceptos de “lo mío primero”, “mejor cabeza de ratón que cola de león”, “el que no está conmigo está en mi contra”, y así en sucesión infinita; las manías de grandeza, los afanes caudillistas, el ánimo de lucro y demás vicios que lastran cualquier idea de libertad.
En Cuba nadie se va a poner de acuerdo nunca, ni los opositores entre sí, ni el gobierno con la sociedad civil, y ni siquiera los que gobiernan  se pondrán de acuerdo entre ellos una vez que les falte el caudillo que los mantiene unidos a la fuerza o por conveniencia.
No se puede culpar solo a la disidencia de que cada cual para sacar la cabeza del agua hunda la del vecino, es parte de la cultura nacional como la rumba o la pelota. Habrá que acostumbrarse a que aún cuando vivamos en democracia, está será nuestra particular democracia con zancadillas, chismes y pisos serruchados.
La deshonestidad y  el egoísmo gobernarán en Cuba quienquiera que sea el que esté al mando, lo mismo podrá darse la voz de ¡al degüello!, que ¡sálvese el que pueda!, los únicos que se van a dar banquete con el desmadre serán los periodistas, si los dejan, porque siempre van a estar con nosotros personajes como los que están ahora y los que están al acecho, los oportunistas del presente y los del futuro, la misma mierda arribista con color político o sin color político.


Crónica de Otra Derrota Anunciada.



Entrenamiento deficiente, falta de equipamiento adecuado, mala alimentación (los jugadores del antiguo equipo Habana recordarán el picadillo de cresta de gallo), terrenos en mal estado, campeonato nacional mediocre con demasiados equipos, mala selección de los jugadores, aislamiento y desinformación, elitismo en lugar de masividad desde edades tempranas, poca motivación profesional y demasiada presión política.
No se les puede pedir más a los peloteros cubanos, jugaron una buena pelota, a su nivel; se enfrentaron a jugadores de 6 pies 6 pulgadas y 240 libras de peso que corren las bases  como corredores de 100 metros planos, tocan la bola con precisión, no cometen errores mentales solo justificables en las categorías infantiles, y lanzan hacia el plato rectas de 95 millas por hora sin perder el control.
El nivel a que se juega el béisbol en la actualidad, no tiene nada que ver con aquellos encuentros memorables en los que el equipo cubano se enfrentaba a equipos norteamericanos compuestos por jugadores de las ligas universitarias, o equipos japoneses de las ligas inter fábricas.
El mundo avanza en todos los órdenes, y una exhortación patriotera no es suficiente para traer un campeonato a casa. En la pelota también hay que cambiar, y pronto.

martes, 12 de marzo de 2013

De Tal Palo Tal Astilla.




Los americanos le inocularon el cáncer a Chávez. Pueril, ridícula o perversa, la acusación de Nicolás Maduro, presidente conductor de la república de Venezuela, es otro ejemplo de la falta de madurez de estos dirigentes latinoamericanos, creados a imagen y semejanza de su ídolo caribeño.
Ante lo inevitable que se niegan a aceptar, en un momento de tamaña seriedad, no se le ocurre otra cosa al heredero chavista que culpar al clásico “totí”. En realidad le otorga a las agencias de espionaje norteamericanas un crédito inmerecido.
Hugo Chávez, con todo y sus gestos grandilocuentes, sus petrodólares  y sus expresiones antiimperialistas dirigidas a las gradas, no fue más que un remedo de Fidel Castro, su mentor. De haber tenido los norteamericanos el interés, la posibilidad y la capacidad para inocular el cáncer a alguien, el escogido, con toda seguridad, habría sido el barbudo de Birán.
Fidel Castro regó sus tropas por todo el planeta, sembró América de guerrillas, desestabilizó gobiernos, plantó espías en todo el mundo incluidos los propios Estados Unidos, fusiló, derribó aviones tripulados por ciudadanos norteamericanos, amenazó aquel país con armas nucleares y, según autoridades estadounidenses, Cuba participó en la conexión que permitía el tráfico de drogas hacia el país del norte.
A pesar de  semejante currículo, los supuestos atentados o planes de atentado al dictador  cubano, forman un rosario de idioteces, incompetencias y fantasías que han servido para destacar su figura megalómana  sin haber sufrido siquiera un rasguño.
Quizás sea la presión a que se ve sometido por la empujadera que se avecina, o a sugerencias mal intencionadas de la inteligencia cubana, pero Maduro empieza con mal pie con esta acusación festinada. ¿Creerá que  los dictadores están exentos de morir por causas naturales?

Rehenes a Distancia.


 

Al fin habló Carromero, pudo más la vergüenza que el miedo. Los métodos puestos al desnudo en sus declaraciones, son los mismos que han utilizado las fuerzas de la Seguridad del Estado cubana desde siempre,  para disuadir opositores testarudos.
Oswaldo Payá era una espina atravesada en la garganta del régimen, y llevaron hasta el extremo las medidas para impedir que el movimiento por él liderado pudiera extenderse. Cuando se usa la violencia no se pueden predecir las consecuencias. Embistieron el auto para sacarlo de la carretera y a partir de ahí sólo los ejecutores y sus jefes saben qué pasó con las víctimas.
De cualquier manera, todo lo que siguió a continuación fue un crimen sobre otro, como una matrioska de la barbarie: asesinato, secuestro, tortura, extorsión. Al igual que en el caso del remolcador 13 de Marzo, los sicarios se vistieron de largo y puede que los ejecutores hayan sido condecorados en secreto por servicios prestados al socialismo.
Ahora corresponde al gobierno español y a la Unión Europea decidir qué actitud seguir  con los dictadores cubanos, al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas pronunciarse e investigar este caso escandaloso; pero por desgracia, nada de esto va a ocurrir, las tiranías izquierdistas están en estado de gracia  y la cubana va a la cabeza. Lo que sería digno de sanción internacional en cualquier lugar del mundo, al tratarse de Cuba pasa inadvertido. Las democracias europeas, salvo honrosas excepciones, tienden a olvidar con demasiada rapidez lo que ocurre en este rincón.
A Carromero le toca vivir en la zozobra de en qué momento la larga mano de la Inteligencia cubana le pasará cuenta por incumplir el trato. Otro accidente o una repentina enfermedad pueden cerrar el capítulo.

martes, 5 de marzo de 2013

Hugo Chávez y el Habeas Corpus.



El Habeas Corpus es una figura jurídica creada para impedir que las autoridades sometan a detenciones arbitrarias y en contra de la ley a ciudadanos caídos en desgracia. Los órganos policiales y administrativos se pueden ver inclinados a resolver algunos asuntos espinosos con la detención y ocultamiento del implicado para interrogarlo a gusto, mantenerlo secuestrado, torturarlo física y mentalmente, o simplemente sacarlo de circulación por incómodo.
En el caso del Presidente electo y no juramentado de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, aunque no es un ciudadano cualquiera ni se supone que haya cometido delito alguno, está desaparecido, esfumado, silenciado; desde un lugar secreto que solo conocen unos pocos, emite dictámenes, firma leyes y acuerdos, saluda a los amigos y arenga a sus seguidores.
Pero, ¿en realidad el estado de salud de un gobernante puede preocupar tanto como para escamotearlo de la vista pública cual vulgar conejo de un mago de feria?
Los estudiantes y el pueblo venezolano se preocupan con razón, Chávez salió de La Habana para Caracas sin previo aviso y, salvo una carta-reflexión sin pies ni cabeza, publicada por Fidel Castro en el Órgano Oficial del Partido, no hay más referencias. ¿A qué viene una carta pública dirigida a quien se supone acababa de despedir solo unas horas antes?
Todo es tan sospechoso que el reclamo se extiende entre los propios seguidores del líder, muestren el cuerpo, dicen. El gobierno provisional de Nicolás Maduro se reciente en su credibilidad y la falta de legitimidad hace que la nave chavista haga aguas, se hunde sin remedio a pesar de los cuentos chinos y los palos de la policía.
¿Será la primera vez que haya necesidad de presentar un recurso de habeas corpus por un presidente? La política latinoamericana es así de cómica, cualquier cosa puede ocurrir en un continente marcado por la falta de seriedad de sus políticos.


Como Dijo el Comandante.


 

Esta frase, en boca de cualquier dirigente cubano,  y hasta de algunos imbéciles de poca monta, pretende dar carácter de verdad absoluta a lo que va a expresar. Pensarán que de esta forma muestran su  genialidad revolucionaria y su fidelidad, cuando en realidad proclaman a gritos su falta de ideas, su apego a toda la porquería ideológica que ha inundado a Cuba  desde el 1º de enero de 1959 y que mantiene al país entretenido en la limpieza de la basura acumulada durante medio siglo de gobierno  del paradigma de las ideas locas.
Cada lineamiento del último Congreso del Partido Comunista, confirma los errores  del diputado en jefe. Si de verdad queremos estar seguros de que con estos personajes nada va a cambiar, solo debemos fijarnos en que sus puntos de referencia lo constituyen las dichosas palabras del máximo líder, no hay nada nuevo, son los mismos perros con los mismos collares.
Tenemos un Parlamento donde nadie se atreve a decir lo que no haya sido dicho antes por el líder, y ni imaginarse  contradecirlo en la más inocente de sus absurdas ideas, la furia de los dioses caerá sobre el desdichado.
De esta manera; entre votaciones unánimes, aplausos, ovaciones, vivas al socialismo, sonrisas y genuflexiones,  pasarán estos añitos, a fin de cuentas solo son tres o cuatro días cada seis meses y no es mucho lo que hay que hacer. Las palabras mágicas para sobrevivir son: -“como dijo el comandante.”, sino, ¿para qué hablar?