Al Gobierno Cubano no le servía la Comisión de Derechos
Humanos, y junto a otros regímenes de su misma estirpe, hizo todo lo posible
para lograr su desaparición. Hoy tampoco le conviene el Consejo de Derechos
Humanos, sucesor de aquella y creado para que sirviera sin trabas a gobiernos
como los de Sudán, Corea del Norte, Irán, y demás dictaduras por el estilo.
La representante cubana en Ginebra, frustrada porque siempre
se le sale la oreja peluda al lobo totalitario, arremete contra los disidentes
cubanos, a quienes, para no variar, tilda de “mercenarios” y “agentes” a
quienes se les paga por promover la política de agresión y bloqueo contra Cuba
(sic).
Al parecer esta señora no está al tanto de que la disidencia
pacífica cubana en pleno, está en contra de las agresiones contra Cuba, y en su
gran mayoría, no aprueban la política de embargo comercial y financiero por
considerar que no ha servido a los fines de lograr la democracia en nuestro
país y que ya es hora de quitarles el muro al que se recuestan los gobernantes
cubanos para justificar sus crímenes.
El movimiento opositor de la isla, promueve los cambios
pacíficos y necesarios con la participación de todos los cubanos sin exclusiones
ni calificaciones peyorativas. La disidencia cubana no es el enemigo, el
enemigo de Cuba es la mentalidad reaccionaria de los dirigentes del Partido
Comunista y su falta de voluntad para acometer los cambios profundos y
trascendentales que exigen los nuevos tiempos.
Si el gobernante Raúl Castro se decidió a maquillar el
rostro de la frustrada revolución cubana, no fue por el embargo norteamericano,
ni por la posición común europea, sino por la presión ejercida desde dentro por
los hombres y mujeres que a riesgo de sufrir largas condenas de cárcel,
accidentes de tránsito, o el exilio, no han cesado de denunciar los atropellos,
arbitrariedades, errores y horrores que padece el pueblo cubano.
Gracias a los disidentes, esto es, a los que disienten de la
opinión oficial, el mundo conoce que este régimen es una dictadura, gracias a
los disidentes, el VI Congreso del Partido admitió que casi todo lo hecho hasta
el momento por el gobierno de Fidel Castro y su Partido Comunista, fue mal
concebido y peor realizado, producto de una política basada en los caprichos de
un solo hombre erigido por encima de todos y de todo.
Que no venga la señora embajadora cubana ante el Consejo de
Derechos Humanos de la ONU con la vieja y absurda justificación, de que al
régimen cubano no se le puede acusar de cometer violaciones, porque hay otros
que también las cometen.
En cuanto a lo de “cuantiosos salarios” pagados a los
disidentes, la portavoz del gobierno cubano miente con una desfachatez digna
del Ministro de Propaganda e Información del Partido Nacional Socialista
Alemán.
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