El Habeas Corpus es una figura jurídica creada para impedir
que las autoridades sometan a detenciones arbitrarias y en contra de la ley a
ciudadanos caídos en desgracia. Los órganos policiales y administrativos se
pueden ver inclinados a resolver algunos asuntos espinosos con la detención y
ocultamiento del implicado para interrogarlo a gusto, mantenerlo secuestrado,
torturarlo física y mentalmente, o simplemente sacarlo de circulación por
incómodo.
En el caso del Presidente electo y no juramentado de
Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, aunque no es un ciudadano cualquiera ni se
supone que haya cometido delito alguno, está desaparecido, esfumado,
silenciado; desde un lugar secreto que solo conocen unos pocos, emite
dictámenes, firma leyes y acuerdos, saluda a los amigos y arenga a sus
seguidores.
Pero, ¿en realidad el estado de salud de un gobernante puede
preocupar tanto como para escamotearlo de la vista pública cual vulgar conejo
de un mago de feria?
Los estudiantes y el pueblo venezolano se preocupan con
razón, Chávez salió de La Habana para Caracas sin previo aviso y, salvo una
carta-reflexión sin pies ni cabeza, publicada por Fidel Castro en el Órgano
Oficial del Partido, no hay más referencias. ¿A qué viene una carta pública
dirigida a quien se supone acababa de despedir solo unas horas antes?
Todo es tan sospechoso que el reclamo se extiende entre los
propios seguidores del líder, muestren el cuerpo, dicen. El gobierno
provisional de Nicolás Maduro se reciente en su credibilidad y la falta de
legitimidad hace que la nave chavista haga aguas, se hunde sin remedio a pesar
de los cuentos chinos y los palos de la policía.
¿Será la primera vez que haya necesidad de presentar un
recurso de habeas corpus por un presidente? La política latinoamericana es así
de cómica, cualquier cosa puede ocurrir en un continente marcado por la falta
de seriedad de sus políticos.
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