Esta frase, en boca de cualquier dirigente cubano, y hasta de algunos imbéciles de poca monta, pretende
dar carácter de verdad absoluta a lo que va a expresar. Pensarán que de esta
forma muestran su genialidad
revolucionaria y su fidelidad, cuando en realidad proclaman a gritos su falta
de ideas, su apego a toda la porquería ideológica que ha inundado a Cuba desde el 1º de enero de 1959 y que mantiene
al país entretenido en la limpieza de la basura acumulada durante medio siglo
de gobierno del paradigma de las ideas
locas.
Cada lineamiento del último Congreso del Partido Comunista, confirma
los errores del diputado en jefe. Si de
verdad queremos estar seguros de que con estos personajes nada va a cambiar,
solo debemos fijarnos en que sus puntos de referencia lo constituyen las
dichosas palabras del máximo líder, no hay nada nuevo, son los mismos perros
con los mismos collares.
Tenemos un Parlamento donde nadie se atreve a decir lo que
no haya sido dicho antes por el líder, y ni imaginarse contradecirlo en la más inocente de sus
absurdas ideas, la furia de los dioses caerá sobre el desdichado.
De esta manera; entre votaciones unánimes, aplausos,
ovaciones, vivas al socialismo, sonrisas y genuflexiones, pasarán estos añitos, a fin de cuentas solo
son tres o cuatro días cada seis meses y no es mucho lo que hay que hacer. Las
palabras mágicas para sobrevivir son: -“como dijo el comandante.”, sino, ¿para
qué hablar?
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