lunes, 18 de mayo de 2015

De Sociedades Civiles y Cumbres Borrascosas.


Publicado en DDC
El mundo cambia, pero el gobierno cubano se niega a cambiar, le duele el cambio, es como la oruga que prefiere quedarse oruga y nunca convertirse en mariposa, de acuerdo con la filosofía practicada por los gobernantes cubanos, quedarse anclados sin ir a ninguna parte es mejor que aventurarse a perder la comodidad de lo ya conocido por malo que sea.
Es indecente tildar a estas alturas de mercenarios a los ciudadanos que manifiestan la necesidad de realizar cambios estructurales en las relaciones de producción y el sistema de comercialización imperantes en el país, a los que ninguneados por el régimen reclaman espacio para manifestar sus opiniones y su derecho a participar en la búsqueda del destino común, a los que fueron separados de su puesto de trabajo por pensar diferente y dependen ellos y sus familias de la ayuda que reciben del exterior.
Realmente, cuando el gobernante cubano demanda del gobierno norteamericano un cambio en su política hacia Cuba, no es capaz de pensar que cambios similares son necesarios en las relaciones entre el gobierno cubano y el pueblo; que la política de exclusión y descalificaciones contra los opositores, disidentes o como quiera llamársele a los que opinan diferente al sentir oficial, solo ha logrado fragmentar el país y llenarlo de odios.
La VII Cumbre de Las Américas a celebrarse próximamente en Panamá, será escenario de un choque entre dos visiones de Cuba, ahí se verán las caras los que aplauden incondicionalmente al régimen desde organizaciones creadas a su imagen y semejanza y sufragadas  con el sudor de los trabajadores a los cuales no representan, y enfrente, estarán los que en Cuba no tienen voz porque la dictadura les niega el derecho a expresarse y dependen de manos solidarias para subsistir porque la misma dictadura les niega el empleo.
Decir que los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, la Federación Estudiantil Universitaria, la Central de Trabajadores de Cuba, y todas y cada una de las múltiples organizaciones satélites utilizadas para mantener el control sobre la población, son organizaciones no gubernamentales que conforman la sociedad civil, es una broma pesada, en una dictadura no existen legalmente organizaciones independientes del Estado y en el caso específico de Cuba, independientes del Partido Comunista.
La Constitución de 1976, con su última modificación del 2002, es suficientemente explicita en cuanto a sociedad civil y derechos se refiere. A pesar de la ambigüedad de la redacción, en el articulo 53 “Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa...”, pero, “...conforme a los fines de la sociedad socialista.” Y además, “Las condiciones materiales para su ejercicio están dadas por el hecho de que la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva son de propiedad estatal o social…”
Por su parte el artículo 54 dice que: “Los derechos de reunión, manifestación y asociación son ejercidos por los trabajadores, manuales e intelectuales, los campesinos, las mujeres, los estudiantes y demás sectores del pueblo trabajador, para lo cual disponen de los medios necesarios a tales fines. Las organizaciones de masas y sociales disponen de todas las facilidades para el desenvolvimiento de dichas actividades…”.
Las llamadas organizaciones no gubernamentales que conforman la pretendida sociedad civil cubana son por el estilo de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos, compuesta por abogados controlados por la policía política, atados de pies y manos y con la boca amordazada cuando de defender a un disidente se trata; o los trabajadores, deportistas, estudiantes y mujeres movilizados en las brigadas de respuesta rápida para injuriar y golpear a opositores pacíficos.
Mientras la máxima dirección del país continúe en sus discursos y en sus actos con la práctica   discriminatoria de un sector de la sociedad y la injuria pública a quienes profesan ideas distintas, el país seguirá azotado por la intolerancia, el odio y el miedo. Mientras la Constitución de la República favorezca a un partido excluyente en detrimento de los que no comulguen con su ideario político, no se podrá hablar en Cuba de democracia ni sociedad civil. Los que participarán como sociedad civil en la Cumbre de las Américas llevados por el gobierno cubano, representan una ideología, un partido político y un sistema, cuyos supuestos logros provienen de la ayuda económica que durante decenas de años suministró la fenecida URSS, del petróleo venezolano y de la explotación por el Estado cubano de millones de obreros y campesinos e incluso estudiantes por debajo de la edad laboral.
No porque sean muchos los patrocinados por el régimen cubano asistentes al evento, van a evitar que el fracaso del sistema económico y político que rige en Cuba sea visto como un fracaso cuyos responsables aún están en el poder e insisten en mantenerse. En realidad la delegación del gobierno cubano presentada como sociedad civil será una versión ampliada y viajera de las brigadas de respuesta rápida que cuando se sientan impotentes con sus mentiras van a gritar, injuriar y, si los dejan, golpear a los otros, igualito que hacen aquí.




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