El mundo cambia, pero el
gobierno cubano se niega a cambiar, le duele el cambio, es como la oruga que
prefiere quedarse oruga y nunca convertirse en mariposa, de acuerdo con la
filosofía practicada por los gobernantes cubanos, quedarse anclados sin ir a
ninguna parte es mejor que aventurarse a perder la comodidad de lo ya conocido
por malo que sea.
Es indecente tildar a
estas alturas de mercenarios a los ciudadanos que manifiestan la necesidad de
realizar cambios estructurales en las relaciones de producción y el sistema de
comercialización imperantes en el país, a los que ninguneados por el régimen
reclaman espacio para manifestar sus opiniones y su derecho a participar en la
búsqueda del destino común, a los que fueron separados de su puesto de trabajo
por pensar diferente y dependen ellos y sus familias de la ayuda que reciben
del exterior.
Realmente, cuando el
gobernante cubano demanda del gobierno norteamericano un cambio en su política
hacia Cuba, no es capaz de pensar que cambios similares son necesarios en las
relaciones entre el gobierno cubano y el pueblo; que la política de exclusión y
descalificaciones contra los opositores, disidentes o como quiera llamársele a
los que opinan diferente al sentir oficial, solo ha logrado fragmentar el país
y llenarlo de odios.
La VII Cumbre de Las
Américas a celebrarse próximamente en Panamá, será escenario de un choque entre
dos visiones de Cuba, ahí se verán las caras los que aplauden incondicionalmente
al régimen desde organizaciones creadas a su imagen y semejanza y sufragadas con el sudor de los trabajadores a los cuales
no representan, y enfrente, estarán los que en Cuba no tienen voz porque la
dictadura les niega el derecho a expresarse y dependen de manos solidarias para
subsistir porque la misma dictadura les niega el empleo.
Decir que los Comités de
Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, la Federación
Estudiantil Universitaria, la Central de Trabajadores de Cuba, y todas y cada
una de las múltiples organizaciones satélites utilizadas para mantener el
control sobre la población, son organizaciones no gubernamentales que conforman
la sociedad civil, es una broma pesada, en una dictadura no existen legalmente organizaciones
independientes del Estado y en el caso específico de Cuba, independientes del
Partido Comunista.
La Constitución de 1976,
con su última modificación del 2002, es suficientemente explicita en cuanto a
sociedad civil y derechos se refiere. A pesar de la ambigüedad de la redacción,
en el articulo 53 “Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa...”,
pero, “...conforme a los fines de la sociedad socialista.” Y además, “Las
condiciones materiales para su ejercicio están dadas por el hecho de que la
prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva son
de propiedad estatal o social…”
Por su parte el artículo
54 dice que: “Los derechos de reunión, manifestación y asociación son ejercidos
por los trabajadores, manuales e intelectuales, los campesinos, las mujeres,
los estudiantes y demás sectores del pueblo trabajador, para lo cual disponen
de los medios necesarios a tales fines. Las organizaciones de masas y sociales
disponen de todas las facilidades para el desenvolvimiento de dichas
actividades…”.
Las llamadas
organizaciones no gubernamentales que conforman la pretendida sociedad civil
cubana son por el estilo de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos,
compuesta por abogados controlados por la policía política, atados de pies y
manos y con la boca amordazada cuando de defender a un disidente se trata; o
los trabajadores, deportistas, estudiantes y mujeres movilizados en las
brigadas de respuesta rápida para injuriar y golpear a opositores pacíficos.
Mientras la máxima
dirección del país continúe en sus discursos y en sus actos con la
práctica discriminatoria de un sector de la sociedad y
la injuria pública a quienes profesan ideas distintas, el país seguirá azotado
por la intolerancia, el odio y el miedo. Mientras la Constitución de la
República favorezca a un partido excluyente en detrimento de los que no
comulguen con su ideario político, no se podrá hablar en Cuba de democracia ni
sociedad civil. Los que participarán como sociedad civil en la Cumbre de las
Américas llevados por el gobierno cubano, representan una ideología, un partido
político y un sistema, cuyos supuestos logros provienen de la ayuda económica
que durante decenas de años suministró la fenecida URSS, del petróleo
venezolano y de la explotación por el Estado cubano de millones de obreros y
campesinos e incluso estudiantes por debajo de la edad laboral.
No porque sean muchos los
patrocinados por el régimen cubano asistentes al evento, van a evitar que el
fracaso del sistema económico y político que rige en Cuba sea visto como un
fracaso cuyos responsables aún están en el poder e insisten en mantenerse. En
realidad la delegación del gobierno cubano presentada como sociedad civil será
una versión ampliada y viajera de las brigadas de respuesta rápida que cuando
se sientan impotentes con sus mentiras van a gritar, injuriar y, si los dejan,
golpear a los otros, igualito que hacen aquí.
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