martes, 16 de julio de 2013

Destrucción.



El FOCSA, edificio ubicado entre las calles M, N, 17 y 19 en el Vedado, es considerado una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana. Su construcción duró dos años y cuatro meses. Cuando se terminó en el año 1956, despertó sensación en la población por su novedad tecnológica y marcó el comienzo de la era de los edificios altos habaneros. Posee una altura de 121 metros, consta de 29 pisos con 373 apartamentos con vista al mar. Tiene un área de estacionamiento con capacidad para 500 automóviles, un piso de oficinas, un jardín con piscina y la planta baja está ocupada por tiendas, restaurantes, cafeterías, un banco y una oficina de correos. En la torre, se encuentra el restaurante que lleva precisamente este nombre.
Hasta aquí la historia. A lo largo de sus casi seis décadas de existencia, el FOCSA se ha visto sometido a la agresión de la ineptitud revolucionaria. Escuela de becarios de secundaria básica, hotel, albergue para estudiantes extranjeros, oficinas  y unidades militares con radares incluidos. Su hermoso jardín donde crecían cocoteros y almendros, llegó a ser una huerta ruinosa, una de las piscinas desapareció al ser convertida en  cisterna, la otra permanece vacía nadie sabe por qué razón. Su fauna; caracoles, mariposas, grillos, lagartijas, lombrices de tierra, la rana más pequeña del mundo, todo murió, a duras penas un jardinero con un machete lo mantiene con algo de decoro.
La prolongada reparación que sufrió hace unos años, fue una verdadera chapucería que sirvió para justificar un gigantesco desvío de recursos (fraude) que nunca ha sido aclarado a pesar de que fue algo escandaloso.
Hoy se asiste a otra etapa en el desguace del edificio. Algunas entidades como la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba Sociedad Anónima (ETECSA) y COPEXTEL, se han dado a la tarea de convertir en oficinas los locales originalmente diseñados como apartamentos familiares, sin tener en cuenta cuantas paredes haya que derribar. El exceso de personal burocrático traerá aparejado el sobre uso de los ascensores y las bombas de agua, con el consabido perjuicio a los propietarios residentes.
La entidad administradora del inmueble, Palacio de Convenciones (PALCO), cobra una cifra exorbitante a las empresas arrendatarias, pero es el caso que dado que todas las entidades involucradas pertenecen al monopolio Estado Cubano, el dinero pasa de un bolsillo a otro del mismo dueño, aunque de vez en cuando, con tanto trasiego, algo  cae en otras manos.
El resto de los apartamentos vacíos seguirá así, entre el canibalismo y el abandono hasta que las afectaciones sean de tal magnitud que no haya nada que salvar o arrendar o robar.


No hay comentarios: