La grúa que de forma permanente presta
servicios en la Tribuna Anti imperialista, se vino a tierra este jueves sin
causar víctimas y solo daños materiales que no son nada, comparados con los
gastos que acarrea el uso del mencionado equipo, más la limpieza, pintura y
mano de obra utilizada en el mantenimiento de las astas de las banderas.
Este conjunto monumental faraónico y feo, ubicado frente a la entrada
principal de la Oficina de Intereses de los Estados Unidos, fue concebido por
Fidel Castro en una perreta provocada por el letrero lumínico informativo que
entró en funcionamiento en la fachada
del inmueble durante el mandato del señor James Cason al frente de dicha sede
diplomática.
El letrero en cuestión apenas era visible,
pero de todos modos el máximo líder lo tomó como una afrenta personal y de ahí
la idea de ocultarlo con un bosque de banderas, unas veces negras y otras la
enseña nacional en versión múltiple, a lo Andy Warrol. Un día el letrero no
apareció más pero las astas quedaron allí, enhiestas, fálicas, utilizadas solo
en alguna que otra celebración de rutina y con una grúa para solo para ellas.
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